Toda descripción coherente, metódica y sistemática de cualquier fenómeno, es decir, toda transformación, sea esta biológica, física, química o económico-social, en la naturaleza o en la sociedad, es parte del método de investigación que utilizan la ciencias naturales y político-sociales, para interpretar la realidad. En la física nuclear, la masa crítica está definida como la cantidad mínima de material fisible, capaz de mantener una reacción nuclear en cadena. En el modelo leninista de organización revolucionaria, la masa crítica revolucionaria, estaría concentrada en una “docena de revolucionarios profesionales”, altamente activos a nivel político-militar, capaces de iniciar—en el sentido de ignición—un proceso de transformación radical en la sociedad, pero incapaces de mantener por sí solos, el proceso dialéctico—complejo y contradictorio— de la revolución social en la dimensión tiempo-espacio. Esta tarea, le corresponde a la masa revolucionaria crítica y consecuente.
Fidel Castro estaba consciente del papel histórico de las masas, cuando expresó en el discurso pronunciado el 8 de enero de 1959 en la ciudad de la Habana, que la guerra la había ganado el pueblo. Fidel, subrayó la importancia y el poder de la opinión publica y, como buscando una confirmación a sus palabras, se dirigió al comandante guerrillero Camilo Cienfuegos, genuina imagen del pueblo cubano, y le planteó retóricamente la famosa pregunta: ¿Voy bien Camilo?, y luego continuó diciendo: “….No hubiera hablado yo así cuando nosotros éramos un grupo de 12 hombres, porque cuando éramos un grupo de 12 hombres todo lo que teníamos por delante era pelear, pelear y pelear, y había mérito en combatir en esas circunstancias; pero hoy, que nosotros tenemos los aviones, los tanques, los cañones y la inmensa mayoría de los hombres armados, la marina de guerra, numerosas compañías del ejército y un poder enorme en el orden militar (EXCLAMACIONES DE: “¡Y el pueblo!”, “¡Y el pueblo!”) y el Pueblo…” Entonces Fidel vuelve a reiterar en su discurso, el papel preponderante del pueblo y con humildad expresa: “…Y a quien le pido que nos ayude mucho, al que le pido de corazón que me ayude, es al pueblo, a la opinión pública, para desarmar a los ambiciosos, para condenar de antemano a los que desde ahora están empezando a asomar las orejas…”.
El postulado fidelista/leninista del “puñado de hombres” no tenía nada que ver con significados místicos y esotéricos atribuibles al número “doce”, sinónimo de la perfección en la antigüedad, sino más bien, con la ley dialéctica de cualidad y cantidad. La masa crítica revolucionaria ha sido siempre un puñado de hombres —y mujeres—, que a lo largo de la historia de las revoluciones sociales, ha generado las condiciones objetivas y subjetivas mínimas para impulsar la lucha por la toma del poder político e iniciar seguidamente un proceso de transformación radical de la realidad en las respectivas sociedades.
La consolidación, conservación y defensa de las transformaciones político-sociales y económicas alcanzadas en Cuba desde el triunfo de la revolución el primero de enero de 1959, es la tarea estratégica del pueblo cubano, en sentido general, y en particular, de la masa revolucionaria activa, culta , consciente y comunista. La Cuba Socialista es, en este sentido, después de la caída de la Unión Soviética, el parámetro con que se mide la validez histórica del comunismo. Es por ello, que tanto los amigos como los enemigos de la revolución cubana, están pendientes del desarrollo de las reformas del modelo de gestión económica en Cuba.
El hilo conductor de muchos de los discursos de Fidel, referentes a la revolución cubana, han sido, según mi modesta apreciación, dos grandes temas: El papel del pueblo y la verdad revolucionaria.
La contrarrevolución bien puede ser planificada, azuzada y financiada desde afuera, pero el éxito o fracaso de la misma, dependerá del grado de cohesión ideológica y de la convicción comunista de la masa revolucionaria crítica; y ésta sólo puede ser crítica, si es culta, libre y sin prejuicios; cuando corrobora en la vida cotidiana que los dirigentes políticos también practican lo que predican, cuando no tiene temor a expresar sus dudas e inquietudes.
La cuestión de la crítica tiene dos aspectos: lo formal y lo conceptual. Es decir, tiene mucho que ver con los métodos utilizados para plantear los problemas y con el contenido de las posibles soluciones. Tener una actitud crítica revolucionaria significa plantear soluciones revolucionarias concretas a problemas teóricos y prácticos de la revolución. Vale decir, que el planteamiento correcto de los problemas—a través del método científico de investigación—, implica su posible solución. Muchas de las dificultades en Cuba, son derivadas de la crisis sistémica y coyuntural de la economía de mercado a nivel mundial; así como también, de los errores inherentes al modelo de gestión económica heredado del socialismo soviético, que dicho sea de paso, hizo aguas hace ya cuatro lustros.
La naturaleza de los problemas económicos en Cuba tiene un origen, macro y micro económico y las repercusiones mediatas e inmediatas de esta crisis, afectan gravemente a la gran mayoría de la sociedad. Muchas de las carencias de bienes de insumo y de consumo que adolece la población cubana, tienen su explicación en el bloqueo político-económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica desde más de medio siglo y es el factor exógeno permanente—habrá bloqueo para rato— más importante a tomar en cuenta al momento de analizar objetivamente la economía cubana. Por otra parte, la falta de recursos monetarios financieros—nacionales y extranjeros—necesarios para impulsar la actividad económica del incipiente sector privado y para incrementar la productividad del sector agro-industrial estatal, dificulta seriamente la creación de puestos de trabajo, lo que influye negativamente en el crecimiento anual de la producción de bienes y servicios. La gestión económica también se ve afectada por una retahíla de vicios, malas costumbres y conductas laborales inapropiadas, de ciudadanos que no han desarrollado un grado de responsabilidad social tal, que les permita tomar conciencia del daño que le causan a la sociedad con su comportamiento. Entre los factores negativos endógenos, podrían señalarse los siguientes: la poca eficiencia laboral, el ausentismo, el pasotismo, la falta de disciplina y chapuza en el puesto de trabajo, la corrupción y el robo a la propiedad del estado.
Es obvio, que la implementación de los lineamientos político-económicos, aprobados por el VI Congreso del Partido Comunista Cubano en 2011 y sus frutos, a corto, a mediano y a largo plazo, dependerá—en gran medida—del nivel de conciencia de la masa revolucionaria crítica, y de la capacidad y voluntad del pueblo cubano, de asumir una economía de ahorro y vivir con menos gratuidades y subsidios que en el pasado.
El futuro de la revolución cubana ya no depende de la masa crítica revolucionaria—con Fidel a la cabeza, como representante de la generación histórica que gestó la revolución—, sino más bien y esencialmente, del poder de la masa revolucionaria que ya no es anónima, porque desde el triunfo de la revolución, se ha ido forjando una personalidad propia, negando lo viejo y caduco en un proceso dialéctico de desarrollo, transformando paulatinamente las condiciones materiales y espirituales, que le ha permitido al individuo y a la colectividad irse convirtiendo en sujeto y en el actor principal de su historia.
Si los que iniciaron la gesta revolucionaria cubana fueron “una docena de hombres”, los que la defenderán en cualquier momento, serán muchos, muchísimos más….
Roberto Herrera 15.01.2012