viernes, 24 de diciembre de 2021

La cólera de los chilenos en los tiempos del corona virus

 La cólera de los chilenos en los tiempos del corona virus

La última vez que pisé las calles de Santiago  fue precisamente en octubre de 2019, una semana antes que comenzara la erupción social de un pueblo que durante más de cuatro décadas venía sufriendo las consecuencias más negativas y antipopulares del modelo económico apadrinado por el economista norteamericano Milton Friedman, premio nobel de economía 1976 y apologeta del monetarismo, política económica que según él, constituye la base fundamental para la construcción de una economía estable que garantice el crecimiento sostenido y el desarrollo político-económico.

Según la teoría de Friedman el papel del estado a nivel económico estaría limitado a controlar la formación de monopolios, cuya existencia genera irremediablemente un desequilibrio en las relaciones de mercado, y en la promulgación de bajos impuestos y aranceles aduaneros. Teoría económica opuesta al keynesianismo, paradigma económico cuyas políticas-económicas fiscales requieren la intervención necesaria e indispensable del estado.

El monetarismo-neoliberal de la Escuela de Chicago fue aplicado tanto en los Estados Unidos como en el Reino Unido en la década de los setenta del siglo pasado, para posteriormente imponerse en toda Europa. Empero, es importante señalar, que los resultados económicos de la experiencia monetarista obtenidos durante esos años en ambos países demostraron la ineficacia de las políticas monetaristas neoliberales  para la reconducción eficaz y más justa de la economía nacional.

Sin embargo, fue en Chile, después de haberse perpetrado el golpe militar contra el gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende Gossens que las teorías de Milton Friedman pudieron llevarse por fin a cabo a “raja tabla”. La dictadura militar garantizó manu militari, que el grupo de auto discípulos economistas chilenos de Milton Friedman conocidos como los “Chicago Boys”, tuvieran las manus libres para hacer y deshacer la economía chilena a destajo.

 Sí Michael Jordan, Scottie Pieppen, Dennis Rodman y  Artis Gilmore formaron parte de los gloriosos Chicago Bulls, el famoso equipo de baloncesto norteamericano de la década de los noventa del  pasado siglo, los economistas chilenos serviles a la dictadura militar Sergio de Castro, Jorge Cauas, Pablo Baraona und Roberto Kelly fueron los cuatro “Chicago Bulls Shit” más destacados en el gobierno militar durante el periodo de 1973 a 1990. 

El estrecho vínculo entre los “Chicago Bulls Shit” y la dictadura militar no fue casual ni fortuito, puesto que estos economistas se identificaban de lleno política e ideológicamente con la dictadura militar, y, por lo demás, el monetarismo neoliberal miltoniano estaba en auge en esos años.

Siguiendo las instrucciones de la escuela de Chicago la dictadura militar realizó cambios o reformas estructurales en la economía nacional que impactaron fuertemente a la clase trabajadora. Nombro aquí solamente dos: El Plan laboral de 1979 que afectó y limitó seriamente la capacidad de gestión de los  trabajadores con la patronal y el sistema de pensiones que perdió el carácter de “seguridad social” y se transformó en una “capitalización individual” administrado y gestionado por empresas privadas, las llamadas “Administradoras de Fondos de Pensiones” (AFP).

En resumidas cuentas, las políticas monetaristas aplicadas por la dictadura militar y continuadas por los diferentes gobiernos concertacionistas no tuvieron el éxito esperado por el señor Friedman, por el contrario, Chile sufrió a finales de la década de los ochenta dos de las crisis más grande de su historia, a tal punto que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tuvo que intervenir en la economía política chilena.

Es decir, que el pueblo chileno, el “conejillo de indias” del laboratorio neoliberal monetarista, sufrió durante más de cuatro décadas (1973-2019) la parcialidad de la política monetarista y neoliberal capitalista. Sí bien es cierto que Chile ha generado grandes riquezas para unos pocos, también ha producido una gran pobreza en la gran masa anónima. Ahora bien, no es mi interés ni mi intención descreditar en este ensayo las teoría económicas de Milton Friedman, sino más bien resaltar las consecuencias negativas que  dichas políticas tuvieron y tienen en la clase trabajadora chilena. Pues en definitiva, no fue el nobel economista  quien sangró al pueblo chileno, sino la dictadura militar y la recalcitrante oligarquía chilena.

Es en este marco político-económico que surgen los primeros brotes de resistencia popular (la “revolución pingüina”) reflejados en las grandes manifestaciones en los años 2006, 2007,2010 y 2011 de los estudiantes de secundaria, llamados “pingüinos” por el uniforme escolar azul marino-blanco.

Así llegamos al 2019, año en que explota el descontento del pueblo chileno y en Wuhan, China irrumpe con violencia y rapidez el corona virus SARS-CO-V2. Nuevamente el pueblo chileno se tomó las  Alamedas y las calles de aquel ensangrentado Santiago de los setenta del siglo pasado y no las abandonó hasta la fecha, a pesar de la presencia del invisible viral enemigo que también invadió el país de norte a sur.

Cientos de miles de chilenos y chilenas, codo a codo, han expresado diariamente desde entonces su rabia contenida durante décadas y su hartazgo político-social-económico ante  las políticas monetaristas neoliberales impulsadas y sostenidas por los diferentes gobiernos concertacionistas  y de derechas. La cólera histórica del pueblo chileno en los tiempos del corona virus  manifestada en la lucha político-social pese a la represión estatal y la amenaza de la COVID, ha sido el gestor  de este gran triunfo del candidato popular de la alianza política Apruebo Dignidad, Gabriel Boric. Victoria electoral, que podría tener una repercusión importante en América Latina y el mundo. No me sorprendería si Chile se convirtiera en la tumba del paradigma económico monetarista neoliberal.

La participación masiva de la juventud y de las mujeres fue determinante y decisiva en las recién pasadas elecciones presidenciales. Gabriel Boric con sus 35 años se convertirá el 11 de marzo del 2022 en el Presidente más joven de la historia de la República de Chile. Es decir, que serán los bisnietos y tataranietos del Presidente Salvador Allende los que tendrán la posibilidad de convertir las hermosas Alamedas en los caminos por donde transite el hombre libre. Pero para lograrlo, Gabriel Boric tiene la titánica tarea de garantizar que la gestación de la nueva constitución sea un proceso diáfano, directo y  sin compromisos politicastros, pues la nueva carta magna es la condición sin la cual no será posible cambiar el carácter y la estructura del estado chileno. Además, tiene el deber de crear las condiciones político-sociales y económicas para que la nación Mapuche y el pueblo chileno puedan vivir y convivir en bienestar y dignidad.

En fin, Gabriel Boric tiene la oportunidad de tomar a los “Chicago Bulls Shit” por los cuernos   y abolir las  “Administradoras de Fondos de Pensiones” (AFP), garantizar la educación pública y un sistema único de salud  y hacer de Chile un país mejor, más justo y más soberano.

viernes, 3 de diciembre de 2021

Entre la resignación, el fatalismo y la esperanza del homo consumens

 

Entre la resignación, el fatalismo y la esperanza del homo consumens

 

En la naturaleza existen millones de seres vivos los cuales pertenecen a cinco grandes grupos que la ciencia biológica conoce como el reino animal, el reino vegetal, el reino de los hongos, el reino protoctista y el reino móneras. Todo ser vivo es un consumidor de alimentos, a través de los cuales obtiene, por medio de procesos metabólicos simples o complejos, la energía necesaria para vivir, desarrollarse y reproducirse. Por lo tanto, todos los que habitamos el planeta tierra somos consumidores por naturaleza.

Ahora bien, el único animal en la tierra que se destaca por ser un consumidor empedernido es el homo consumens, máquina devoradora de recursos naturales renovables y no renovables. Insaciable especie que se encuentra dispersa a lo largo y ancho del planeta, y desgraciadamente, en estado de proliferación permanente y exponencial. Por lo tanto, no es de extrañar que el homo consumens sea la unidad básica y fundamental en la sociedad de consumo. Es obvio, que, sin él, el diversificado mundo industrial y el mercado no serían fuente de beneficios y exorbitantes ganancias para unos pocos. Está demostrado que el complejo industrial químico-automovilístico-militar junto con las plantas atómicas son los sectores que más daño le han causado y le seguirán causando a la naturaleza.

Aunque el “consumo” en sí, no es la causa primaria de las asimetrías sociales ni tampoco del desequilibrio o desorden ecológico en las últimas cuatro o cinco décadas, sí juega un papel importante dentro de la maquinaria industrial y es, a su vez, una de las variables esenciales que afecta la ley de la oferta y demanda, que es el principio básico en que se funda la economía de mercado. Es por esta razón que el homo consumens  se ha convertido en el blanco principal de los estrategas en mercadotecnia. La batida les ha resultado muy fácil a los cazadores del homo consumens, es decir, a los productores y a los comerciantes, astutamente asesorados por experimentadas y especializadas agencias publicitarias, conocedoras de la psiquis consumista humana. Los psicólogos publicitarios han sabido aprovecharse de manera inteligente y eficaz de las más sensibles debilidades del ser humano, especialmente, de la vanidad y la codicia, para condicionar su conducta de manera clásica, tal y cual lo hiciera el ruso Pávlov con sus perros.

Sin embargo, el dilema de la sociedad de consumo no es consumir o dejar de consumir. Más bien, soy de la opinión, que el gran reto del hombre y la mujer en la sociedad moderna actual y el de las futuras generaciones radica en la capacidad de aprender a vivir y convivir en sociedad y en armonía con la naturaleza. En este sentido, sí el  homo consumens  reflexionara antes de consumir un producto cualquiera, es de esperar que haga las del príncipe danés Hamlet y que exprese taciturno con una calavera de homo consumens en las manos: “To be a conscious consumer or not, that’s is the question”.

¿Cuáles serían los efectos en el mercado, si fuéramos consumidores conscientes y compráramos por voluntad propia aquello que queremos o necesitamos?  O, por el contrario, ¿Quién se beneficia cuando somos presa fácil y nos dejamos seducir por los mensajes subliminales del mercado que nos condicionan a comprar cosas (a crédito o al contado) que no necesitamos y que, en realidad, tampoco queremos comprar?

Estamos viviendo una época en la cual las catástrofes naturales y las provocadas por la mano del hombre, como el calentamiento global, han ido cada vez más en aumento, de tal manera, que no hay ninguna razón para sentirse tranquilo y seguro en el sofá o en la hamaca de su hogar. Si sumamos a este ambiente catastrófico la pandemia causada por el SARS CO V2, es comprensible, pues, que millones de personas expresen su preocupación, su temor y su desconfianza en las instituciones políticas, y, en definitiva, pienso yo, en el ser humano.   

Entre la resignación, el fatalismo y la esperanza del homo consumens moderno, me quedo con la esperanza que los seres humanos sí somos (y seremos) capaces de ir cambiando poco a poco la sociedad. Pienso así, no por romanticismo revolucionario o por miopía político-económica o por desconocer la naturaleza humana, sino porque observo y analizo lo que está sucediendo a nivel mundial con perspicacia. Son muchas las antorchas que están iluminando el túnel oscuro en que se ha trasformado la sociedad moderna. La lucha por la paz, la lucha por los derechos humanos, la lucha por los derechos de los animales, la lucha por el agua, la lucha por el medio ambiente, la lucha contra el gran capital financiero, la lucha contra el racismo, el sexismo y la exclusión de genero, la lucha emancipadora del movimiento feminista, la lucha contra la violencia de género, etc. etc. Sin olvidar aquellas medidas político-económicas tomadas hace un par de décadas que han sido exitosas, como la lenta recuperación de la capa de ozono, el cierre completo de plantas atómicas o la limpieza del río Rin. Todos estos ejemplos son válidos y constatan que sí es posible construir un mejor presente y un futuro esperanzador. Si bien no es mucho ni tampoco suficiente, pero peor es nada. ¿O?

En fin, son tantas las trincheras cavadas en todo el mundo, en las que todos los homo consumens conscientes podemos encontrar un lugar ad hoc, acorde a los intereses y necesidades particulares, para contribuir desde allí a la construcción de un mundo mejor, en el que la paz ciudadana, la concordia, la justicia social y el derecho de   vivir en armonía con la naturaleza sea lo que nos haga más humanos.

A pesar de estar consciente que muchos de los daños causados al medio ambiente en el pasado por el hombre son ya irreversibles, como lo es el cambio climático, no pierdo la confianza en el ser humano. No obstante, y a pesar de la gravedad del calentamiento global de la tierra, no caigo en el fatalismo ni en la resignación kafkiana ni en el nihilismo de Nietzsche. Los terrícolas todavía tenemos futuro.

No le parece, estimado lector, que es una buena y bonita forma de consumir los años de vida que tenemos haciendo algo bueno para uno mismo y para los demás.

Al menos así, digo yo, el CONSUMO (racional) tendría un carácter emancipador y, por lo tanto, revolucionario.  

martes, 2 de noviembre de 2021

Hacerse mayor con música

 

Hacerse mayor con música

Sí para Friedrich Nietzsche, el filósofo nihilista alemán,  la vida sin música es un error, para Arthur Schopenhauer, también filósofo  y coterráneo  del autor de  Así habló Zaratustra,  la música es  el verdadero lenguaje universal  y la expresión excelsa de las bellas artes.  Mientras que para Ludwig van Beethoven,  otro alemán para variar, la música es la revelación más alta que la sabiduría y la filosofía.

Por mi parte, entiendo la música como el alimento diario de la psiquis. Pienso que vivir sin música es como degustar viandas insípidas o bien,  beber atol chilate (bebida muy popular en El Salvador hecha de harina de maíz  sin azúcar y desabrido)  sin los típicos acompañantes dulces, como los nuégados (buñuelos) de huevo, plátanos fritos,  torrejas en almíbar y otros platos dulces. Mi dieta musical diaria es muy variada desde Tomaso Albinoni, pasando por Sebastian Bach o Benny Moré hasta llegar a Joaquín Sabina o Wilson Pickett.

La percepción de los sonidos es una cualidad somato sensorial filogenética en el ser humano y por lo tanto, la  captación y apreciación de la  música  es natural en él, puesto que la música no es más que el arte de combinar diferentes sonidos en una secuencia temporal  determinada de acuerdo a las leyes de la armonía, la melodía y el ritmo, utilizando para ello  instrumentos musicales e incluso la propia voz. Tanto así, que  Schopenhauer la considera como el arte más abstracto de todos, pero no por esto difícil de comprenderlo y entenderlo.  Por el contrario, para la música no hay fronteras  de ninguna clase.  Tal es así, que en mi familia tres generaciones  cantamos  a todo gaznate el Yelow Submarine  de los Beatles, cada vez que se nos brinda la ocasión.

En el universo de la música confluyen la razón, los sentimientos, las emociones y el estado de ánimo del  creador y del oyente. Es decir, que la música estimula los dos sistemas cerebrales, el límbico y el cortical,  de manera más intensa y profunda  que la literatura, la pintura, la escultura, la arquitectura, el teatro  y la cinematografía. Esto debido a que los efectos de  la música, por razones neurofisiológicas,  se anidan finalmente en las amígdalas cerebrales, precisamente ahí, en el lugar en el cual  los seres humanos tenemos la  memoria emocional y sentimental.  Por esta razón, nunca olvidamos aquellas canciones que tuvieron un contenido emocional   particular, y lo que es más emocionante, es que nos  hacen viajar sentimentalmente al pasado.  

Estoy convencido que todo ser humano vive constantemente esta experiencia neuronal. En mi caso particular, hay infinidad de canciones que me recuerdan lugares, situaciones y sobre todo, seres queridos y amados.

Escuchar a Mama, look at boo-boo, interpretada por Harry Belafonte en el Carnegie Hall, me traslada mágicamente a los años sesenta del siglo pasado. Entonces me contemplo largo y  tendido  en  el sillón de la sala de la casa de Napoleón,  amigo y compañero de colegio de secundaria,  hermano de la vida, mientras mamá Carmen prepara en la cocina un sabroso bistec encebollado para  el almuerzo.

With a Little Help from my Friends, en la versión de Joe Cocker en el Festival de Woodstock 1969, me trae el recuerdo de Antonio, otro  amigo  y hermano de la vida, compartiendo y gozando conmigo el documental homónimo en la sala del cine Cinelandia en las cercanías de parque Centenario, en cuya cancha de básquetbol mi amigo acostumbraba practicar con maestría ese deporte.

La orquesta Billos Caracas Boys tiene el sonido de los bailes en la colonia Atlacatl cuando todavía era un mocoso buscando novia. José Jiménez, alias Joselito, El Ruiseñor de España, perfuma los días en que mi hermana mayor cantaba a capela lavando su ropa en nuestra casa en La Rábida, y las rancheras de José Alfredo Jiménez sonaban  mejor cuando las cantaba  Mauricio Sandoval Centeno (R.I.P). En fin, son muchas las canciones que me recuerdan cosas especiales, muchas personas  y muchas situaciones, que bien podría seguir llenando cuartillas. Sin embargo, hay una canción en la que yo soy el único viajero en ese magical mystery tour: American Pie de Don Maclean

Hay música para todos los gustos y situaciones en la vida, por eso pienso yo, que hacerse  mayor con música y bien acompañado, es  envejecer de a poquito, con gracia, salero y con mucho arte.

!I’ve  got a feeling, a feeling deep inside….oh yeah….!

sábado, 16 de octubre de 2021

La Caja de Lustre

 

La Caja de Lustre

                                                                                                                          A mi amigo Luis aka Che

Hay cajas en el mundo que al abrirlas pueden contener tesoros, secretos o simplemente no contener nada más que recuerdos, tristes o alegres. Hay otras que la mitología las ha hecho famosas, como aquel cofrecillo de bruñido metal lleno de calamidades que Zeus le obsequió, malévolamente, a Pandora. En fin, hay muchos tipos y variedades de cajas y caixas de ahorro o anatómicas como la torácica que guarda y protege el verdadero tesoro humano que es el corazón. Mientras que hay muchas otras “cajas offshore” repartidas por lo general, en el Gran Caribe, donde al parecer las hermosas playas se prestan para el lavado de dinero y la evasión de impuestos fiscales de los poderosos de muchas naciones.  De tal manera, que los famosos “papers”, es decir, los documentos descubiertos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (International Consortium of Investigative Journalists, ICIJ) poco tienen que ver con la mujer mitológica de arcilla y agua que Hefesto modeló a petición de su padre, el poderoso Zeus, sino más bien, con la desmitificación de la ceguedad o miopía de la justicia, puesto que las compañías extraterritoriales (Offshore) al  no regirse por las leyes y el sistema fiscal del país donde están registradas legalmente, bajo la condición de cumplir plenamente con las exigencias nacionales e internacionales,   permiten de manera legal traspasar la delgada línea de lo licito a lo ilícito de manera astutamente intencionada. Esto sucede cuando se quiere evadir impuestos, ocultar patrimonios o poner en circulación (wash and dry) capital ilícito. Aunque habrá que esperar al análisis diferencial final del Consorcio Internacional, para diferenciar entre ovejas negras, grises y lobos feroces.  

Pero la “caja” de mi atención no es la de Pandora después de haber perdido la virginidad ni tampoco las “cajas” de las Islas Vírgenes, sino la caja de lustre de mi paisano interlocutor y, la mía por supuesto. Empíricamente he comprobado en más de doce lustros que la gente que lustra su lenguaje sacando la caja de lustre en el momento preciso y adecuado, me inspira cercanía, empatía, simpatía, y, además, me divierte de manera arcaica psicológicamente hablando. “Sacar la caja de lustre” para conversar con un paisano contemporáneo es para mí hacer un viaje al pasado, y encontrarme con el niño y el joven que fui, chambreando amenamente con los cheros en un parque cualquiera de San Salvador.

Por otra parte, “sacar la caja de lustre” no significa solamente decir palabras obscenas, como piensan algunos, tampoco es el caliche de los tacuaches o tamarindos ni un juego de palabras, sino simplemente utilizar el lenguaje del pueblo y, por lo tanto, comprensible para todo el mundo. Desde el más ilustre letrado hasta el iletrado “maistro lustrador” que lustra y lustra botas, zapatos y zapatillas a diario, para ganarse unos Quores o unos BiCoños.

Estoy convencido que todo pueblo tiene su propia “caja de lustre”.  En Chile, por ejemplo, existe el lenguaje “Huachaca” o “Guachaca”, palabra que viene del quechua “huajcha kay”, que significa “ser pobre”. Empero no se piense que la “caja de lustre” solamente la utilizan los pobres. Es patrimonio nacional en cada país.

Ahora bien, aunque reconozco que no me es fácil hablar con fluidez y maestría sobre temas que abarcan las ciencias, la filosofía, la teología o la sexualidad utilizando la “caja de lustre”, debido a la oxidación que produce la lejanía del terruño, sí pude entender y comprender este día la cátedra virtual que mi paisa Luís, ducho y experimentado Cajalustrólogo, me dio acerca del masaje terapéutico de roce y deslizamiento à la salvadoreña.

Decir palabrotas de manera grosera e insultante, es decir, echar puteadas o echar chuchadas, como decía mi suegro, es algo, que cualquiera puede hacer. Por el contrario, utilizar la “caja de lustre” de manera elegante y magistral, es un arte fino que solo se aprende en la calle y jamás se olvida.

domingo, 3 de octubre de 2021

Los soberbios tataranietos imperiales

 

Los soberbios tataranietos imperiales

 

Hace unos días se celebró en la hermosa ciudad española de Sevilla la Convención Nacional del Partido Popular (PP), en la cual participaron a parte de los delegados y lideres del partido, como invitados de honor, el hispano-peruano, Mario Vargas Llosa y el venezolano Leopoldo López; ambos, fieles representantes y apologetas del neoconservadurismo y el neoliberalismo mundial y paladines de la derecha más recalcitrante de América Latina.

Sin embargo, quien se llevó los aplausos y vítores fue el expresidente del Estado Español José María Aznar y actual presidente honorifico del PP. Según informa la prensa, Aznar pretendió mofarse del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a raíz de la petición que hiciera éste al Papa Francisco en octubre 2020, que tanto el Vaticano como la corona española y el Estado mexicano “deben ofrecer una disculpa pública a los pueblos originarios que padecieron de las más oprobiosas atrocidades para saquear sus bienes y tierras y someterlos desde la conquista de 1521 hasta el pasado reciente".

Por su parte, el mandatario mexicano en el marco de la conmemoración de los 500 años de la conquista española pidió perdón a los pueblos indígenas por las atrocidades que se cometieron durante esos siglos. Este acto de contrición simbólica por parte de AMLO provocó cínica hilaridad en el tristemente célebre, arrogante y soberbio exmandatario español.

De todas las palabras que rimarían con Aznar y que tienen relación con el reino animal, hay tres que me gustan mucho y se trata de rebuznar, graznar y voznar, pero no para conjugarlos en la composición de un poema de amor al estilo de García Lorca, Neruda o utilizarlos con la picardía de Roque Dalton, quien, pensando en sus compatriotas, escribió una bellísima e inmortal oda que él tituló “Poema de Amor”. Tampoco pretendo emular al gran Quevedo, aunque el entuerto que aquí trataré bien ameritaría dedicarle a este hombrecito unos versitos picantes. Más, resistiré a la tentación de transcribir aquí la estrofa de un fantasmagórico verso titulado A un hombrecito de gran nariz y de cerebro liso, pues podría oler a mofa y no es mi intención hacer de esta nota una mofeta literaria.

José María Aznar no es el único sujeto europeo que cree y piensa que la conquista española fue un regalo que le hizo la monarquía española a la América India y a sus vástagos mestizos y criollos. Todavía hay muchos, sobre todo en la clase política-económica dominante española, monárquica y derechista, que piensan que seguimos siendo súbditos de la corona. Estos son los soberbios tataranietos imperiales que, aunque no lleven la “sangre azul real” de Castilla y Aragón en sus venas y arterias, se sienten con el derecho de repetir el deslizado dicto real juancarliano: ¡Por qué no te callas, Andrés Manuel!

Lástima que en la época de la conquista española no hubo ningún clérigo ni pontífice de peso que condenara públicamente las matanzas de indígenas cometidas en el “Nuevo Mundo” y, en consecuencia, las prohibiera. Según las crónicas del Fray Bartolomé de las Casas, los españoles habrían matado 4 millones de indios solo en el Perú en el transcurso de diez años, el país de origen del marqués Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, quien a, capa, espada y escudo, defiende la conquista española. Yo diría que más que marqués es un marquesote, pero sin el sabor y la lisura que da la Flor de la canela de Chabuca Grande.

domingo, 19 de septiembre de 2021

Recordando las Áreas Comunes universitarias salvadoreñas del siglo XX

 

Recordando las Áreas Comunes universitarias salvadoreñas del siglo XX

Siempre que se recuerda la historia de algo o de alguien hay que contar siempre con la posibilidad de cometer errores de cálculo de fechas o de interpretación de los sucesos mismos. Según mis cálculos, las Áreas Comunes universitarias salvadoreñas del siglo XX habrían comenzado en 1968 o 1969. ¡Craso error!

La reforma educativa universitaria impulsada por el Dr. Fabio Castillo Figueroa durante su rectorado 1963-1967 contempló, entre otras cosas importantes, la implementación de Áreas Comunes. Aunque la reforma docente fue aprobada en 1963, el Consejo Superior Universitario la puso en marcha recién el 26 de junio de 1965. Y yo, que pensaba que mi generación de bachillerato de 1969 había sido la que contempló el “nacimiento” de las Áreas Comunes. Más en realidad, lo que efectivamente vivimos en julio de 1972 en el Campus fue su muerte en el paredón.

Mi presencia en las aulas y cubículos de la Universidad nacional (UES) pasó desapercibida, ya que participé muy poco en la vida estudiantil. Literalmente, brillé por mi ausencia, limitando mi rol de estudiante universitario a un par de asignaturas por semestre, y, para ser honesto, y no darme ahora ínfulas de haber sido un revolucionario en ciernes, nunca participé en la vida política estudiantil de AGEUS; no por ignorar lo que estaba sucediendo en el país ni por apatía política, sino debido a que mi azimut académico estaba puesto en Europa. En mi mente las velas ya estaban alzadas en dirección al viejo continente. De tal manera que cuando el coronel Arturo Armando Molina, a la sazón presidente de la república, ordenó la ocupación y cierre del Alma Mater cuzcatleca el 19 de julio de 1972, yo ya estaba preparando las maletas para emigrar a Europa. Sin saber que sería para siempre.

Las diferentes manifestaciones realizadas por los maestros en 1965, 1967 y la huelga general del 21 de junio de 1968 aunque provocaron un cataclismo político-social en la sociedad salvadoreña, para un adolescente como yo, dedicado al estudio y al deporte, no tuvieron mayor importancia. En El Salvador no tuvimos un “Mayo de Paris” ni un Tlatelolco mexicano ni una Primavera Checa, las matancingas llegarían unos años más tarde. Sin embargo, más allá de tener yo conciencia o no de lo que en la sociedad estaba ocurriendo, en el “paisito” ya se estaba gestando, de manera subversiva, un tsunami político-social que finalmente desembocaría en el conflicto armado. En este marco de convulsión social, las Áreas Comunes universitarias salvadoreñas a las que ingresé en 1970, junto con un par de compañeros de colegio, se habían trasformado lentamente en un vivero guerrillero.   

Es en este marco histórico en el que las Áreas Comunes universitarias salvadoreñas jugaron un papel importante en el desarrollo político e ideológico marxista en una parte del estudiantado salvadoreño, cuya expresión concreta y directa fue el surgimiento de las primeras organizaciones guerrilleras. En este sentido, la clase social que impulsó y, en definitiva, dirigió la “guerra del pueblo” no fue la clase obrera ni el campesinado, sino la pequeña burguesía intelectual; mientras que la gran parte del ejército popular estuvo constituido por campesinos. En este sentido, la “guerra civil” salvadoreña fue el enfrentamiento de la clase campesina entre sí, puesto que la mayoría de la soldadesca del ejército salvadoreño es de extracción campesina.

No es exagerado afirmar, pues, que las Áreas Comunes universitarias fueron el común denominador de todas las fracciones político-militares que surgieron a principios de los años setenta. Gran parte de los altos dirigentes políticos de las organizaciones guerrilleras pasaron por la Universidad Nacional graduándose o habiendo interrumpido sus estudios por razones político-militares. Por lo tanto, la intervención militar en 1972 y el cierre del Alma Mater no fue arbitrario, sino parte de la guerra de contrainsurgencia norteamericana.

Sin embargo, todos los planes político-económicos impulsados por la clase política-económica dominante y avalados por el Departamento de Estado y el Pentágono para evitar la polarización social en El Salvador durante la década de los sesenta del siglo pasado no tuvieron los resultados esperados. A mi juicio, debido a la imposibilidad fáctica de impulsar una verdadera y profunda reforma agraria. Siendo El Salvador tradicionalmente un país agroexportador basado en el monocultivo del café la solución del problema de la propiedad privada de las grandes extensiones de tierra cultivable sigue siendo imprescindible. Tanto el cultivo del café como su exportación es patrimonio de la burguesía terrateniente, también llamada oligarquía cafetalera. Por lo tanto, es ilusorio y hasta utópico esperar que la oligarquía salvadoreña planifique, impulse, desarrolle o tolere una verdadera reforma agraria.  La burguesía industrial-agropecuaria, no vinculada a la oligarquía cafetalera, intentó en la década de los sesenta del siglo XX diversificar los rubros de exportación e intensificar el débil y precario desarrollo industrial   a través del Mercado Común Centroamericano, pero sin lograrlo integralmente, entre otras cosas, por los problemas fronterizos con Honduras que dieron origen a la tristemente llamada “guerra del fútbol” en 1969.

Es decir, El Salvador entró a la década de los setenta convertido en una gigantesca iguana adolorida y preñada con muchos huevos o problemas por resolver. El golpe de estado de 1979 que derrocó al General Carlos Humberto Romero fue la última acción cívico-militar, un tanto desesperada, para resolver el intríngulis salvadoreño y evitar lo inevitable. El asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero el 24 de marzo de 1980 marcó el point of no return de la lucha de clases en El Salvador. El eco de los tambores de guerra saludaba la década de los ochenta.

Entonces, recordando un día de estos, mi “visita de médico” a las Áreas Comunes universitarias salvadoreñas del siglo XX, me llegó la imagen nítida de aquella jovencita tímida, callada y reservada que solía encontrarme a menudo en la colonia 5 de noviembre, vistiendo su uniforme de colegiala, blusa blanca inmaculada y falda gris de cuadros, característico del colegio católico La Divina Providencia de San Salvador.

María Marta Valladares se llamaba la “vecinita del frente” de la casa de mis familiares. Más tarde, casi a diario nos encontrábamos en la parada de buses de la ruta 3 en las cercanías del “Manicomio” en la colonia Atlacatl. Sin intercambiar palabras ni miradas, nos bajábamos en el hospital Bloom camino a la Universidad, ella inscrita en la facultad de psicología y yo, en la de ingeniería y arquitectura. Éramos dos extraños, viviendo en un mundo tan pequeño, viviendo a la vuelta de la esquina, por así decirlo.

El desarrollo político siempre es un acto colectivo y los centros de estudio, sobre todo los superiores, son el ágora de las ideas y los pensamientos. Las Áreas Comunes universitarias fueron ese gran mercado de ideas revolucionarias para mi generación. Un par de horas en las aulas escuchando con atención e interés hablar de sociología, filosofía y economía eran suficiente para entender y comprender científicamente la problemática político-social y económica de la sociedad salvadoreña. A partir de ahí, el salto cualitativo a la acción directa y a la conspiración revolucionaria era solo cosa de tiempo, voluntad, interés clasista y una gran porción de dinámica de grupo que yo evité, pero las ideas y el pensamiento marxista estaban guardados ya en mi maleta transoceánica.

Cuando regresé al paisito, diez años más tarde, contemplando en el horizonte el volcán de San Salvador desde las montañas chalatecas, me enteré positivamente sorprendido que la comandante guerrillera Nidia Diaz era aquella jovencita de apariencia tímida y hasta huraña, con quien nunca compartí ni siquiera un amigable hola.

Nunca he perdido el tiempo pensando en qué hubiera pasado si hubiera sido un diligente y aplicado estudiante universitario de Áreas Comunes, tal como lo fui en el colegio, metido en la dinámica político-social de grupo de mi generación, pero es muy probable que no hubiera sobrevivido para contar estas historias. ¿Quién sabe?

Pero pensándolo bien, creo que las cosas fueron como fueron y son como son, y, en ese sentido, doy gracias a la vida que me ha dado más de lo que nunca imaginé.

 ¡Je ne regrette rien!


jueves, 5 de agosto de 2021

Los que cambiaron la mochila por la bolsa de valores

Los que cambiaron la mochila por la bolsa de valores

 

Demos por sentado que la prevaricación, el cohecho, el fraude fiscal, el tráfico de influencias, la malversación, el peculado y el blanqueo de capitales son delitos que a diario se cometen en todo el mundo, tanto en los países más desarrollados como en los países menos desarrollados. Es decir, que este tipo de transgresión de la ley es un mal común en todas las sociedades y en todos los estados, incluyendo al Vaticano. Por esta razón, en todos los países existen códigos jurídicos que penalizan estos hechos delictivos.

Ahora bien, entre más corrupto sea el aparato estatal burocrático menor es la cantidad de delitos penalizados. Por eso no es de extrañar que en países en los cuales el soborno y la mordida o cohecho forman parte de la idiosincrasia nacional, la gran mayoría de delitos quedan impunes, como sería el caso de México, país en el cual la ley que prima sobre las otras es la “Ley de Herodes”: ¡O te chingas, o te jodes! No por nada, el General Álvaro Obregón, presidente de los Estados Unidos Mexicanos entre el 1 de diciembre de 1920 y el 30 de noviembre de 1924, expresara en su momento que: “Aquí todos somos un poco ladrones. Pero yo no tengo más que una mano, mientras mis adversarios tienen dos” o bien, que “Nadie resiste un cañonazo de cincuenta mil pesos”. Poderoso caballero Don Dinero, diría Paco Quevedo, sobre todo tratándose de dólares, libras esterlinas, francos suizos o euros.

El monto total de dinero ilícito (2 millones 643 mil dólares) recibido por los diez exfuncionarios del gobierno salvadoreño de Mauricio Funes Cartagena (2009-2014), todos  dirigentes  del partido FMLN, acusados por enriquecimiento ilegal y lavado de dinero, parece una cantidad miserable (peanuts), comparada con los  100 millones de dólares americanos que supuestamente recibió el rey emérito  Juan Carlos I de parte del  rey saudita Abdallah por servicios prestados en 2008, según consta en el expediente de investigación de la fiscalía española.

Efectivamente, son tantos los ejemplos de corrupción que nos brinda la política mundial, que se podría escribir muchos libros al respecto. Desde los más rocambolescos fraudes fiscales de personas naturales, jurídicas y consorcios multinacionales hasta los cohechos más prosaicos, que por lo general suceden en un rincón de la periferia capitalista que bien podría llamarse San Pedro de los Saguayos, como en la película “La ley de Herodes” del mexicano Luis Estrada. Sin embargo, ese no es el objetivo de este ensayo.

Más bien, quiero poner mi atención en aquellos  hombres y mujeres que en un momento de sus vidas resistieron el bombardeo de los A37B (avión de combate norteamericano), el ametrallamiento de los helicópteros Bell UH o  las ráfagas de los G-treces o M16 de la tropa élite del ejército salvadoreño  o bien, opusieron resistencia político-social al estado militar-oligárquico  de los años previos al conflicto armado, y, que ahora están prófugos de la justicia del estado salvadoreño o guardando prisión preventiva por no haber resistido los cañonazos de dólares disfrazados de “pagos irregulares” o “sobresueldos”.

Al final de cuentas, sí las acusaciones por parte de la fiscalía general resultaran ciertas y comprobables, sería un hecho, triste y lamentable, por cierto, que estas personas otrora revolucionarias, cambiaron la mochila verde guerrillera por la bolsa de valores del capitalismo. 

domingo, 4 de julio de 2021

La pandemia también mató amistades

 La pandemia también mató amistades

 

Cuando el ser humano ideologiza las „cosas en sí “, sin estar consciente de ello o sin pretenderlo, puede cavar fosas profundas y apestosas que con el tiempo hay que cerrarlas por la pestilencia del agua. Pues sabido es, que tanto las ideas como el agua cuando no fluyen se pudren. La ideologización de las cosas encierra el peligro del fanatismo, que no es más que el verdugo de la discusión y del debate, y, por lo tanto, del desarrollo de las ideas y del pensamiento. Las ideologías se convierten en instrumentos manipuladores en el momento en que se utilizan para alcanzar el control del comportamiento individual o colectivo.   

Paulo Freire, el famoso pedagogo brasileño del siglo XX, en su libro “Pedagogía de la autonomía” asume tener conciencia del “poder” que tiene el discurso ideológico, sobre todo, el discurso que proclama la “muerte” de las ideologías, concluyendo que: “En el fondo, la ideología tiene un poder de persuasión indiscutible. El discurso ideológico amenaza anestesiar nuestra mente, confundir la curiosidad, distorsionar la percepción de los hechos, de las cosas, de los acontecimientos.”  

La “pandemia en sí” ha matado a amigos, a conocidos y a millones de desconocidos, y la peste ideologizada ha matado también a más de alguna amistad.

“Creer o no creer” en la existencia del virus SARS CO V2 se transformó desde los inicios de la epidemia en el argumento disyuntivo entre amigos. Controversia que fue aumentando de manera hiperbólica y correlativa a las medidas político-sanitarias impulsadas por los distintos gobiernos a escala mundial.  

Resulta pues, que al “ideologizarse” la cosa en sí, ponerse mascarillas, lavarse las manos, evitar el contacto personal, el confinamiento, la vacunación o la negación de las medidas sanitarias y profilácticas se convirtió en un acto de sumisión o de rebeldía frente al estado. Es decir, se cerraron los espacios para un análisis ecuánime y objetivo que ayudara a la comprensión holística de la crisis político-sanitaria, puesto que la “ideologización” de las “cosas en sí” desemboca siempre en una guerra de posiciones en la cual nadie está dispuesto a escuchar los argumentos, por muy fundados que éstos sean, de la otra parte.  

Para unos el acto de vacunarse no solo representa una forma de autoprotección, sino que, al mismo tiempo es asumido como un acto solidario frente a la sociedad civil. Mientras que, para algunos, en su lógica, la vacuna no es necesaria, puesto que niegan per se la existencia del virus; para otros, los “darwinianos”, un buen sistema inmunológico es suficiente para combatir el bicho, ya que la humanidad se adaptará, tarde o temprano, a las nuevas condiciones, es decir, la fuerza de la selección natural resolverá el entuerto provocado por el SARS CO V2, y el resto de los virus y de las bacterias zoonóticas habidas y por haber.

Por otra parte, también han surgido sentimientos negativos entre los amigos como la envidia y el resentimiento. Envidia, sí te vacunaron antes que a ellos; resentimiento o molestia por haber asumido consecuentemente el distanciamiento social.

En fin, los tiempos de crisis extremas como pueden ser las guerras o las luchas político-económicas o las pandemias son una especie de cedazo. Ponen en evidencia, en cierta medida, las virtudes y defectos de los seres humanos, que son en definitiva los elementos esenciales en las relaciones sociales en general, y, en particular, en las relaciones de amistad.

Afortunadamente las relaciones armónicas e integrales de amistad están unidas o conectadas por el sólido pegamento que dan los años de conocimiento mutuo, profundo y sincero; y que a fin de cuentas son el sostén de la verdadera amistad. Mientras que las relaciones de amistad, superfluas o asimétricas, pegadas con moco, se deshacen con el primer sacudón que produce la contradicción dialéctica. 

viernes, 25 de junio de 2021

Bukele no quiere ser pelele ni tampoco que se le tutele

 Bukele no quiere ser pelele ni tampoco que se le tutele

Para analizar el discurso político internacional del presidente Nayib Bukele en la reunión que sostuvo con embajadores y diplomáticos hace unas semanas en Casa Presidencial, en mi opinión,  no es necesario recurrir a las herramientas que postula el filósofo  francés Michael Foucault ni a la semiótica  del autor de la novela “El péndulo de Foucault”, puesto que él  respondió de manera simple pero inteligente a las críticas de la comunidad internacional después que la asamblea legislativa destituyera por mayoría a los cinco jueces y cuatro suplentes de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), la más alta instancia judicial en El Salvador.

La “simpleza” del discurso radica en el hecho que Bukele no recurre a galimatías o cantinfladas para exponer la cruda realidad que toda nación del mal llamado tercer mundo vive a diario: El tutelaje y el chantaje político-económico por parte del primer mundo.

La ley del más fuerte en el mundo capitalista moderno se expresa de variadas formas, sin embargo, la quintaescencia sigue siendo la misma: ¡Haz lo que yo ordeno, pero no lo que yo hago! En este sentido el cuestionamiento y el emplazamiento que hace Bukele a los gobiernos y a los organismos internacionales es loable y aplaudible. Todo lo contrario, a la actitud sumisa y servil de antiguos presidentes, sobre todo, los de los últimos 80 años, para no ir más lejos.

Bukele hizo las de Seneca frente al cuerpo diplomático ahí presente, optando por molestar a sus invitados con la verdad que complacerlos con adulaciones. Pues es cosa conocida, que los “grandes” frente a los “pequeños” siempre actúan como el cura párroco chileno, Lucho Gatica, quien critica, pero no practica.

Más allá de las consecuencias reales, positivas y/o negativas, que el discurso pueda ocasionarle al gobierno de Bukele, a nivel de las relaciones político-diplomáticas con el mundo occidental, la repercusión que ha provocado la crítica constructiva del joven presidente salvadoreño a algunos gobiernos del mundo y de manera especial, a la Organización de Estados Americanos (OEA) ha sido impactante. Al parecer Bukele, con su retórica parlamentaria y oratoria deliberativa, ha dejado claro que no quiere ser pelele de los gringos ni tampoco desea que la OEA lo tutele.

Nayib Bukele no es el primer mandatario o político latinoamericano que critica a la vieja, anquilosada y fea OEA, organismo que desde su fundación en 1948 ha estado siempre en función de los intereses geopolíticos de los Estados Unidos de Norteamérica, no obstante, él es el primer presidente salvadoreño, si no me equivoco, que ha defendido dignamente frente a ese organismo la autonomía e independencia del estado salvadoreño.

Ojalá el discurso independentista y autónomo del presidente esté acompañado de un plan económico y social que le permita a la sociedad salvadoreña a mediano y largo plazo elevar integralmente los niveles de vida.

Sí efectivamente el gobierno de los Estados Unidos y la clase económica-social dominante en El Salvador consideraran a Nayib Bukele como un peligro real y eminente, tanto nacional, regional o continental, seguro estoy que otro gallo le cantaría las mañanitas.  

Mientras Bukele vaya abriéndose camino en aras del pueblo, creo que su popularidad y arrastre seguirá aumentando y eso, sí representa un verdadero peligro, no para los norteamericanos ni para la oligarquía arcaica salvadoreña, sino más bien, para los partidos políticos tradicionales que presumen tener una agenda política en beneficio de las grandes mayorías populares y que desde hace un buen rato los ha puesto contra las cuerdas

lunes, 17 de mayo de 2021

La tumba de los guerrilleros

 La tumba de los guerrilleros

 Recordando a José Ricardo Ruíz, comandante German Serrano, último jefe militar (de verdad) del Frente Apolinario Serrano.


Todavía arde en mi memoria el momento en que el “Choco” German se cuadra frente al “Negro” Hugo para rendir parte de guerra del victorioso asalto a la posición enemiga de San Fernando en diciembre de 1981. Seguidamente, el internacionalista argentino, Domingo Eduardo Vargas, alias “Negro Hugo”, gira sus talones y saluda al comandante “Dimas Rodríguez”, Nicolás Hernán Solórzano Sánchez, reportando el éxito del operativo. Con consignas, vítores y el infaltable mítico grito a degüello de las FPL de “Revolución o muerte, el Pueblo Armado Vencerá, comandante sólo hay uno, Marcial, Marcial, Marcial”, dio inicio la improvisada fiesta en La Laguna Seca. Ese día conocí la crema y nata de las unidades de vanguardia. Nombres de guerra que aún llevo grabado en mi mente. Fue precisamente en esos momentos cuando comprendí, más allá de mi ignorancia absoluta en cuestiones protocolarias castrenses, la diferencia entre el mando legal y el mando real.

El mando real sobre el ejército popular de liberación en ciernes (EPL) de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí, lo ejercían, sin lugar a duda, el Negro Hugo y el Choco Germán. Con el tiempo y la experiencia vivida con los guerrilleros combatientes pude comprobar que no me equivoqué en mi apreciación inicial: Los “meros meros” militarmente hablando no eran los comandantes políticos, sino otros que, aunque no ostentaban estrellas en la charretera, eran un caudal de astucia, perspicacia e inteligencia pragmática militar.

El mes de enero de 1982 recién comenzaba y ya se sentía en el ambiente un espíritu de combate y de victorias.  Sin embargo, ninguno de los actores allí presentes, incluyéndome a mí, éramos Casandros o Casandras, Nostradamus o Pitonisos, para presagiar que diez años más tarde, la comandancia política del FMLN guerrillero firmaría los acuerdos de paz en Chapultepec, México; o intuir que la guerra popular, la misma que creíamos desarrollar para alcanzar la paz política, social y económica en El Salvador se transformaría en poco tiempo en “el problema principal” del país. Ya no sería el hambre, la miseria y la injusticia económico-social la causa de la guerra en la sociedad salvadoreña, sino la guerra la que impedía la paz. ¿Y cuál paz?, se preguntó con seguridad más de algún guerrillero combatiente.

Cuando conocí al “Choco” German, él todavía no tenía el grado de comandante guerrillero, tampoco existían los grados militares en las unidades guerrilleras, típicos de los ejércitos tradicionales, como teniente o capitán; nomenclatura militar que la Comandancia General del FMLN comenzó a utilizar a partir de 1984/1985.  Así pues, German Serrano era en ese entonces, llana y lisamente, el jefe del primer destacamento de las Unidades de Vanguardia (UV) que operaban en la subzona dos (la Montañona y el Volcancillo) del Frente Apolinario en Chalatenango y su jefe superior inmediato era el Negro Hugo.

Me enteré de su muerte recién en el año 2012 a través de un escueto artículo y escrito en inglés que encontré casualmente en internet: “…Salvadorean guerrilla commander died June 1, 1992 at age 32 at a San Salvador hospital. He had been in a coma since May 25, when he suffered a brain hemorrhage caused by the breaking of a congenital aneurism, his doctors said. José Ricardo Ruiz, who was known as Comandante German Serrano, was an important militarystrategist for the FMLN (Farabundo Marti Front for National Liberation) and led the 1989 takeover of the Sheraton hotel during the FMLNs military offensive in the capital. He joined the revolutionary movement at age 13. At the time of his death, he served on the political commission of the Popular Liberation Forces (FPL), one of the five groups making up the FMLN. Ruiz was born and is to be buried in El Salvador's Chalatenango province…“.

Pocos fueron los guerrilleros salvadoreños e internacionalistas sepultados y homenajeados in situ. La “logística funeraria militar guerrillera” no siempre pudo cumplir sus funciones a cabalidad debido fundamentalmente a la dinámica y naturaleza de la guerra de guerrillas. De tal manera, que simbólicamente la tumba del guerrillero fue siempre la “montaña”.

El “Choco German”, aquel audaz guerrillero, a quien el impacto de bala de un G-3 en la espalda no le causó la muerte en los albores de la guerra revolucionaria, murió, según la noticia periodística citada, a causa de un aneurisma congénito en el Hospital Rosales de San Salvador.

La muerte siempre llega de sorpresa, algunas veces de manera natural, otras veces de forma violenta o de manera indeterminada o súbita. No obstante, la muerte de German, más allá del certificado de defunción, es de ese tipo de “muertes” que dan pie a la especulación o a la fantasía.

¿Quién se acuerda en nuestros días de German Serrano? ¿Del Conejo William? ¿De Manuelón? ¿De los miles de guerrilleros anónimos que abonaron con su sangre todos los frentes de guerra durante la revolución salvadoreña?

José Ricardo Ruiz, el “Choco German”, está enterrado en el cementerio del cantón San José Las Flores, departamento de Chalatenango, según me comentó un amigo. No en un mausoleo ni en un soberbio sepulcro sino en una sepultura sencilla y humilde.

Ojalá que la vegetación salvaje de Chalate no se trague el recuerdo de ese valiente y audaz jefe guerrillero. 

sábado, 1 de mayo de 2021

Juan Pueblo: ¿Objeto o sujeto de la historia?

 Juan Pueblo: ¿Objeto o sujeto de la historia?

                                                         Dedicado a la clase trabajadora mundial en su día

 La cosa filosófica que ha sido el centro de la atención y preocupación de muchos pensadores en la historia de la humanidad, desde hace muchos siglos, está íntimamente vinculada al tema de la repartición desigual de la riqueza existente o por existir, o dicho en la terminología político-económica, en la acumulación y propiedad privada de capital. Destaco aquí de manera arbitraria solamente a un par de personalidades, porque son muchos los que deberían estar en la lista:  Adam Smith, David Ricardo, Carlos Marx, Roberto Malthus, Juan Jacobo Rousseau y a Víctor Hugo, el autor de Los Miserables.

Empero fue Carlos Marx el primer libre pensador en la historia que demostró científicamente que el principio de la acumulación ilimitada de capital y riqueza es la matriz del desarrollo desigual, injusto, y, en esencia, inhumano en el mundo. La supra explotación del hombre por el hombre ha sido el origen de todos los conflictos sociales y todas las guerras a lo largo de la historia y no al revés como se nos quiso hacer creer en El Salvador en la década de los ochenta del siglo pasado.

No obstante, en la teoría político-económica de Carlos Marx se anidó un pensamiento determinista.  Marx asumió como verdad absoluta que la contradicción antagónica Capital-Trabajo desembocaría irremediablemente en el fin de la historia del capitalismo. Probablemente Marx, influenciado por la Comuna de Paris (movimiento insurreccional en 1871) pensó que en la medida en que la acumulación de riqueza de la clase dominante aumentaba, en esa misma medida, la lucha de clases se intensificaría y los levantamientos populares violentos conducidos por el proletariado aumentarían hasta alcanzar la toma del poder político-militar y económico del estado burgués. Incluso predijo que sería en Inglaterra, en Alemania e incluso en los Estados Unidos, así, en ese orden, donde se rompería la cadena del capitalismo. Precisamente en los países de mayor desarrollo industrial y, por lo tanto, de mayor explotación obrera. Pensó que, una vez logrado el poder, se impondría la dictadura de las masas populares, período histórico en el cual se desarrollarían las condiciones materiales y subjetivas necesarias para lograr la transición del capitalismo al comunismo científico.  Independientemente de lo erróneo de su predicción, Carlos Marx, acuñó en el siglo XIX los tres grandes paradigmas del marxismo revolucionario internacional: La dictadura del proletariado, la lucha armada como única vía para la toma del poder y la transición violenta del capitalismo al comunismo.

Ahora bien, más allá de las fallas e imprecisiones contenidas en la teoría político-económica de Carlos Marx elaborada en el siglo XIX, considero importante señalar aquí tres premisas del pensamiento de Carlos Marx que, a mi parecer,  todavía siguen teniendo vigencia en el siglo XXI y que deberían de servir como la rosa roja de los vientos para las izquierdas en el mundo:  1) La contradicción antagónica Capital-Trabajo, 2) El principio de acumulación ilimitada del capital 3) La importancia del factor subjetivo en la lucha de clases, es decir, la toma de conciencia de clase para sí.

 Planteadas así las cosas y tomando en cuenta que los paradigmas revolucionarios arriba mencionados finiquitaron según mi opinión, en la década de los setenta del siglo pasado y con el agravante actual que  el capitalismo se está tragando el planeta, queda claro, al menos para mí,  que la quinta esencia de cualquier debate sea éste político, académico o filosófico, no es la pregunta ¿Cuál es el futuro?,  de este u otro partido político de izquierdas en El Salvador o en el resto del mundo, sino más bien, ¿cuál es el presente de Juan Pueblo?, es decir, ¿cuáles son las condiciones de vida de la gran masa anónima actual?  

Esta pregunta ya la hizo Rosa Luxemburgo en su momento: ¿Barbarie o Socialismo?  Y, ojo, cuando Rosa se planteó esta pregunta no estaba pensando en la revolución rusa.

Dado que la toma de conciencia de clase en sí no es un proceso espontáneo ni automático en la clase social trabajadora, tanto en la que tiene trabajo como en la que está en el paro, sino que, por el contrario, es un desarrollo político arduo y lento que ella misma tiene que hacer. En primer lugar, hay que tener presente, que “cuando se trata de sobrevivir lo primero es llenar la barriga”, parafraseando a Bertolt Brecht, y luego se puede hablar de filosofía política.  Aunque la experiencia diaria de ganarse la vida es el mejor inculcador de la conciencia de clase para sí, esto no significa en absoluto que la lucha por sobrevivir desemboque de manera inevitable en la lucha de clases desde la perspectiva marxista revolucionaria. En segundo lugar, hay que tomar en cuenta que la economía de mercado, independientemente de sus crisis cíclicas, ha demostrado tener infinidad de recursos para mantener enajenada a las grandes masas populares. Ya sea esclavizándonos sutilmente con el látigo del consumo irracional de bienes materiales innecesarios para vivir y obnubilando nuestras mentes con técnicas mercantiles que inducen a comprar mercancías a destajo.

Es decir, que el quehacer de cualquiera de las fuerzas políticas anti sistémicas o revolucionarias existentes o por surgir, debe estar dirigido a contribuir al desarrollo de la conciencia de clase en sí, en teoría y en la práctica, en acompañar a la clase trabajadora en la lucha diaria, no como guías o conductores, sino como parte integral de la lucha de clases. Sin olvidar que: “es el modo de producción de la vida material la que condiciona el proceso de la vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina la realidad; por el contrario, la realidad social es la que determina su conciencia”.  Carlos Marx murió convencido que el pueblo trabajador es el sujeto de la historia. Esto quiere decir, que el papel principal de los pueblos debería de ser el de determinar el rumbo de su historia.

Ahora bien, dado que el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas en un mundo globalizado no es igual en todas partes, es evidente que existe una diferencia abismal entre las condiciones de vida de Juan Pupusa y Jean Baguette o Johannes Wurst o Joe Bubble Gum, sin embargo, la problemática en resumidas cuentas es la misma en todos los continentes. Esto significa que la gran masa anónima, tanto la que vive en los centros neurálgicos del capitalismo mundial como la que vive en su periferia siempre es explotada de una u otra forma; tenga ésta conciencia de ello o no.

Entonces de lo que se trata pues, desde una perspectiva marxista, en las condiciones actuales de repliegue y acomodamiento estratégico de las “izquierdas”( hay varias interpretaciones del marxismo, pero todos están en crisis) , tanto en El Salvador como en cualquier parte del mundo capitalista no se trata  de reinventar la rueda que mueva a los pueblos ni descubrir nuevas formas de lucha ni elucubrar ideas nuevas, puesto que no hay nada nuevo por descubrir en la lucha política, sino de avanzar de lo simple a lo complejo dialécticamente. Se trata de aprender de los errores históricos y de aplicar la teoría revolucionaria de manera dinámica y no dogmática y, ante todo, estar consciente de que el capitalismo no es un enfermo balbuceante que se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) ni tampoco es un sujeto al que se le puede aniquilar con una metralleta UZI.

Se trata de entender que la concepción materialista histórica del desarrollo político-económico de las sociedades concebida por Carlos Marx y Federico Engels no es un manual ni un catecismo político, sino simplemente una guía teórica que debe ser contrastada con la realidad y adaptada a las condiciones concretas y específicas de cada sociedad. Por lo tanto, bien se puede afirmar que Carlos Marx y Federico Engels desarrollaron una teoría general del desarrollo histórico materialista de las sociedades humanas, partiendo de la base de datos que tenían en esa época y de la realidad concreta que ellos vivieron. Las relaciones de producción capitalista moderno y las fuerzas productivas, se diferencian cuantitativa y cualitativamente   de las del siglo XIX y por las formas de explotación y por la estratificación social. Por lo tanto, el análisis político-económico, social y militar debe de ser visto y analizado con ojos del siglo XXI y no a través del cristal empañado por las oscuras nubes de la máquina de vapor de fines del siglo XVIII.

El Salvador se encuentra actualmente en una crisis “político-partidaria”, hundido, además, en el mar de penurias económicas endémicas ya conocidas. Esto significa que las fuerzas políticas, que durante casi tres décadas administraron el estado oligárquico-capitalista dejaron a Juan Pueblo más flaco y desvalido que lombriz de momia. No es extraño entonces, que Juan Pueblo se haya hartado de las promesas no cumplidas. Entre el “populismo caduco”, es decir, el histérico de ARENA, el histórico del FMLN-Partido y el “populismo millennials”, de Nayib Bukele, Juan Pueblo eligió el tercero.  

La diferencia entre los diferentes populismos y la política-económica basada en la concepción materialista de la historia, también conocida como materialismo histórico, radica en el papel que desempeña la gran masa anónima social. Para el populismo, “Juan Pueblo” es simplemente un instrumento o un medio para conseguir el “poder político”, mientras que en la concepción política marxista revolucionaria la lucha por el poder tendría que conducirla el pueblo mismo a través de diferentes organizaciones político-sociales y laborales.

En nuestro país, como en otras partes del planeta, tanto los populistas histéricos como los caciques históricos, se han atribuido el “derecho natural” de hablar y actuar en función de los intereses populares. Mientras tanto, la gran masa anónima se ha estirado y se ha escogido como una gigantesca goma de mascar, demostrando así, niveles casi inhumanos de resiliencia político-social y psíquico-emocional.

Ahora, bien la pregunta que tarde o temprano Juan Pueblo deberá responderse es si quiere seguir siendo el objeto de los politicastros o bien, el sujeto principal de la historia salvadoreña.

sábado, 13 de marzo de 2021

Gone with the COVID-19

 

Gone with the COVID-19

 

Hace aproximadamente un año escribí un artículo en mi blog que titulé: La razón, sinrazón y la zurrazón en los tiempos del COVID-19 en el cual concluía afirmando que “no se necesita ser sabio, culto o competente para entender racionalmente la gravedad del problema y comprender la razón de muchas medidas profilácticas. Pienso que todas las medidas que a nivel mundial se están tomando están basadas en la razón y entendimiento científico actual, en la experiencia real y concreta con otras enfermedades parecidas”.

Recuerdo que conversé una semana antes que comenzaran las medidas profilácticas aquí en la región el 14.03.2020 con un grupo de amigos, quienes están vinculados a la medicina e investigación viral. Mis preguntas, además de ingenuas y prosaicas, estaban íntimamente ligadas a mi condición de analfabeto en aspectos relacionados con virus, bacterias y con enfermedades pandémicas. Por lo demás, aunque no era el único ignorante en la tertulia literaria, motivo principal de nuestra reunión, fui el único que se atrevió a conversar coloquialmente acerca del coronavirus. Por entonces, lo único que sabía, al menos teóricamente, era que la elaboración de la vacuna podía durar un par de años. No obstante, de todo lo que se habló esa tarde alrededor del SARS Co V-2, el comentario que me quedó retumbado en lo más recóndito del sistema límbico fue lo expresado personalmente por una buena amiga de muchos años: “Nada volverá a ser lo mismo en el futuro”

Ella, quien formó parte del equipo de virólogos y técnicos de laboratorio que a finales de los sesenta del siglo pasado se encargó de investigar el virus de Marburgo/Alemania, sabía a ciencia cierta de lo que hablaba. Esa vivencia dramática quedó plasmada en su libro testimonio: “In uns und um uns” (En nuestro interior y rededor. Mi experiencia con el virus de Marburgo). Dicho sea de paso, todavía no se ha encontrado la vacuna para combatir aquel bicho, miembro de la familia de los filovirus y transmitida por el murciélago Rousettus.

Nos despedimos aquella tarde, como siempre, de manera anti profiláctica e irresponsable, es decir con abrazo y beso, a pesar de la advertencia y resistencia de la doctora en medicina. Pero bien, ella también se rindió a la fuerza y dinámica de nuestro grupo. Demostrándose así, que muchas veces la presión de la mayoría se impone, aunque muchas veces la razón y el sentido común no estén de su parte.  

…Nada volverá a ser lo mismo en el futuro…se transformó en muletilla.

Efectivamente. Muchas cosas cambiarán para bien o para mal, aquí y en la quebrada del ají. En algunas sociedades del planeta los cambios serán más rápido que en otras, dependiendo de los niveles de desarrollo político-económico, científico y cultural. Mas la “normalidad” que conocimos antes de la pandemia se la llevó el viento.   Gone with the COVID-19.

Aunque nada es lo mismo al “día siguiente” después de una crisis social profunda, sea ésta de carácter pandémico, catastrófico, sistémico o bélico, hay que decir que Escarlata  O‘Hara o, mejor dicho, Margaret Mitchell tenía razón al afirmar que después de todo, mañana será otro día (“after all, tomorrow is another day”).

Por causa del coronavirus y la Covid-19 han fallecido hasta el día de hoy, según las estadísticas de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, 2 millones 600 mil y tantas personas a nivel mundial. Se marcharon de manera sobrecogedora con el huracán provocado por la COVID-19. Entre ellas, cuatro personas que conocí personalmente. Una de ellas, un familiar de primer grado.

La situación pandémica y las medidas profilácticas, sobre todo el aislamiento social y las restricciones de contacto social, han provocado un desequilibrio en las relaciones psíquico-emocionales y en las sociales.  A tal grado que más de alguna amistad se ha debilitado o enfriado y otras se han desvanecido como pompas de jabón en el viento provocado por el SARS Co V-2.

En efecto, el coronavirus ha puesto de manifiesto los vicios y virtudes de los hombres y las mujeres en sociedad.   

“Para conocer a un rengo lo mejor es verlo andar”, decía el Martin Fierro de Don José Hernández.

domingo, 7 de marzo de 2021

El éxito de Bukele obligará al FMLN al recule estratégico

El éxito de Bukele obligará al FMLN al recule estratégico

 

Atribuirle el mérito absoluto al joven y engominado presidente salvadoreño, Nayib Bukele, el apabullante triunfo de su partido, Nuevas Ideas (NI) en las recién pasadas elecciones legislativas y municipales, sería una exageración.   Sin duda alguna, él, o propiamente hablando, la imagen que de él se proyecta ha jugado un papel importante. Nayib Bukele y sus asesores profesionales en mercadotecnia han sabido comercializar de manera inteligente la marca política registrada: Bukele

No obstante, gran parte de esa victoria se debe a los errores garrafales, tácticos y estratégicos, cometidos, desde mi punto de vista, por sus rivales políticos más importantes en los últimos años, el FMLN y ARENA, ya sea en conjunto o por separado. Los fallos del partido ARENA me tienen sin cuidado, y, por lo tanto, no malgastaré ni tinta ni tiempo en analizarlos. Empero los cometidos por el FMLN, desde su fundación como partido hasta la fecha, sí merecen mi atención e interés histórico y político-ideológico.

Sobradas razones he tenido y las sigo teniendo para criticar a la máxima dirección del FMLN, también conocida como la “cúpula”. Es decir, la estructura partidaria, encargada de definir el rumbo estratégico político-ideológico del partido, independientemente de cuál sea la tendencia política que en su momento se imponga. En la nomenclatura clásica de los partidos marxistas-leninistas del siglo pasado ese organismo fue conocido como el buró político. Ahora bien, esto no significa que el FMLN partido sea un ente político marxista-leninista a la buena usanza de la internacional comunista. Empero, el diseño del organigrama es una copia fiel de una clásica organización vertical marxista-leninista. ¿Cuál es entonces la diferencia entre un partido marxista y el FMLN?  Pues, lisa y llanamente en el Quehacer programático, es decir, la agenda política.

Mi crítica hacia la dirigencia o cúpula del partido FMLN no significa hostilidad o rechazo hacia su militancia, pues estoy consciente que dentro de las filas de la organización hay muchos hombres y mujeres que se incorporaron a la lucha siendo muy jóvenes, con el único propósito de hacer de El Salvador un paisito más justo en todos los sentidos. Gente humilde y trabajadora, en su gran mayoría campesinos, quienes incluso después de la firma de los acuerdos de paz y la posterior disolución de sus respectivas organizaciones político-militares, continuaron creyendo que los objetivos revolucionarios que dieron origen a la guerra se lograrían a través del voto popular.

El “pecado” original de una parte de la comandancia guerrillera fue haber comido de la tentadora fruta del árbol prohibido oligárquico. A partir de ahí, la metamorfosis político-ideológica del FMLN y el tiempo se encargarían de ir dando forma y contenido al programa político electorero del partido. El FMLN como expresión endémica centroamericana   de la política paliativa marxista-parlamentaria en Latinoamérica enfocó su accionar político estratégico en la lucha por la administración del poder del estado capitalista neoliberal.

Una vez tomada la decisión estratégica de participar en la fórmula 1 del proceso democrático parlamentario avalado por el sistema  y después de haber perdido tres elecciones presidenciales desde los acuerdos de paz, el partido decidió llevar en el año 2009 a un candidato ideológicamente inocuo y no contaminado con el virus de la guerrilla.

El FMLN ganó las elecciones y logró por primera vez en la historia política de El Salvador que un partido político de izquierdas administrara los poderes del estado capitalista. Este periodo presidencial que bien podríamos de catalogarlo de funesto, puesto que Mauricio Funes Cartagena y su compañera de vida Ana Mitchell G. Sigüenza, no tuvieron ninguna vergüenza en llenarse los bolsillos con plata ajena. A partir de allí, la imagen del FMLN fue perdiendo brillo.  Pero a pesar de todo, el partido logró ganar nuevamente las elecciones presidenciales en el año 2014. Pero tampoco Salvador Sánchez Cerén, el excomandante guerrillero Leonel de las FPL-FM logró revertir la nube negra de corrupción y nepotismo heredada de Funes. Creo que a partir de esa experiencia el descontento y desconfianza fue aumentando exponencialmente hasta transformarse en incredulidad, decepción, frustración y hartazgo político en la militancia y en la ciudadanía en general.  El partido FMLN fue perdiendo aceleradamente fuerza, sustancia y credibilidad en el pueblo salvadoreño.  

No crea el lector que niego la participación en los procesos electorales. Por el contrario, soy de la opinión que las fuerzas de izquierda están en la obligación de utilizar todos los espacios políticos constitucionales para ejercer desde el parlamento o asamblea legislativa la adecuada presión para que las demandas populares sean escuchadas y cumplidas. No obstante, la participación en los procesos electorales no debe convertirse en un fin en sí mismo. Precisamente eso es lo que hizo el FMLN. Este error de carácter estratégico también ha contribuido a la victoria electoral de Bukele.

El éxito de Bukele obligará al FMLN al recule estratégico sino quiere desaparecer del mapa político, es decir, como fuerza política representativa. Sí el partido no vuelve a sus raíces populares no tendrá ninguna chance de reivindicar su papel histórico.

Por lo demás, pienso que la figura de Bukele como político está demasiado inflada. A tal punto, que un biógrafo salvatrucho –comenta un periodista en El País–ha elevado hiperbólicamente la figura de Bukele a dimensiones político-históricas galácticas. Pienso que Nayib todavía no ha “mamao” mucho, políticamente hablando, para que se le compare con Mao, o bien, todavía no se sabe que tan fiel es él con sus ideas como lo fue Fidel.  Por mucho que el biógrafo en cuestión quiera enriquecer la biografía política de Nayib Bukele con jalea real, creo que el pueblo salvadoreño se dará cuenta más temprano que tarde que le estaban endulzando el atol shuco.

En todo caso, ahora que Bukele tiene ya el control de los tres poderes estatales en el país veremos sí es capaz de hacer la revolución social, en frio o en caliente, en el poco tiempo que le queda. 

Yo, mientras tanto, esperaré sentado a que ocurra el milagro…del arcángel ¿Nayib o Nakir?

domingo, 21 de febrero de 2021

Conditio sine QAnon

 

Conditio sine QAnon

 Hace unos días un amigo hispano parlante que estaba de visita por estas latitudes me preguntó sobre el significado de la palabra alemana “Querdenker”, mientras observábamos el mitin a una distancia prudencial, que nos permitiera escuchar el discurso de los “atravesados”. Así traduje a botepronto el término, mientras que el Duden, el diccionario de Ortografía y Gramática de la lengua alemana define a los “atravesados” y a las “atravesadas” (QuerdenkerIn), como aquellas personas que razonan de manera original y por cuenta propia, cuyas ideas o visión del mundo a menudo no son comprendidas ni aceptadas en la sociedad.   

Quiero hacer una aclaración importante antes de entrar en los detalles de mi primera experiencia con el movimiento “Querdenker”, surgido en Alemania a raíz de la pandemia del corona virus. El pensamiento divergente, transversal o lateral siempre ha existido en la sociedad y ciertamente, en todos los ámbitos y esferas.  No voy a nombrar aquí a personalidades famosas, quienes con su pensamiento “divergente” o “diferente” al estatus quo han contribuido al desarrollo del arte, la ciencia y la cultura, pues la lista es copiosa. Dejo constancia de este modo, que estoy consciente, del carácter positivo, progresista e innovador que puede tener el pensamiento divergente.

Lo que presencié tiene muy poco que ver o casi nada con el verdadero pensamiento divergente o transversal. Los “Querdenker” ahí reunidos o los que se ven en los medios de comunicación brillaron o brillan por la ausencia total de credibilidad.

Hablar de manifestación sería una hipérbole, en realidad se trató de un encuentro “familiar”, el cual, además, no estaba autorizado por la municipalidad. Aunque se había anunciado la participación de alrededor de 10 mil personas, al final fue una centena de legionarios. No está además aclarar, que el supuesto “Querdenker Management Central” radicado en la ciudad de Stuttgart (Jardín de las yeguas) había declarado un “cese de acciones” para los días de navidad.  No obstante, los “cruzados” o “atravesados” se dedicaron esa noche prenavideña a tirar “mierda” con ventilador, sin importarles que los pocos transeúntes que circulaban por el lugar pasaban de largo, sin prestarles mayor atención, más bien evitando la cercanía. No quedó instancia municipal, estatal, federal, continental y mundial que no resultara embadurnada con las heces lanzadas por los “cruzados” de las dos eses neonazis. Con este “hostigamiento” quedó demostrado el carácter anárquico y espontáneo de este fenómeno social.

Contemplando la masa amorfa y anónima coreando sus consignas y gritando a todo gaznate un abanico de reclamos que iban desde acusar al gobierno federal de imponer la “dictadura corona” hasta culpar a Bill Gates de financiar el diseño del corona virus en Wuhan y al mismo tiempo, la fabricación del antídoto contra la COVID-19, así como la implantación de un microchip en el cerebro vía vacuna, para tenernos mansos como unos borregos. ¿Quién puede creer esta sarta de mentiras? Hay que ser muy tarado o ser una res para creer tanta sandez, pensé.

Me pregunté entonces sí los buscapleitos realmente creían en las tonterías que estaban gritando o si simplemente se trataba de una provocación. Era un insulto al sentido común y a la inteligencia acusar al gobierno federal de dictadura. Cuando es evidente que las políticas anti pandémicas tomadas por el gobierno federal central y los gobiernos estatales han sido correctas y efectivas, más allá de los errores cometidos.  A todas luces, ninguno de los que vociferaban con vehemencia la consigna panfletaria de “No queremos dictadura corona”, no tenía ni la más remota idea del modus operandi de una verdadera dictadura con todas las de la ley…dictatorial.

Sí Alemania fuera en realidad una dictadura, la demostración no hubiera sido permitida y todos hubieran sido arrestados expeditos y seguro que a más de algún “cruzado” se le hubieran atravesado unos peditos de puro susto.  Tras una golpiza de dictadura al mejor estilo Pinochet o Franco hasta el SARS CO V2 lo hubieran metido en un sar(s)cófago.

¿Qué requisitos hay que llenar o tener para sentirse en la acción callejera un militante “atravesado”? ¿Cuál es el canon de QAnon?

Desconozco el reglamento de acción y pensamiento de los “atravesados”, pero viéndolos actuar, no cabe la menor duda que se trata de una secta cuasi religiosa. Pienso, que son tres las conditio sine QA non para entrar ipso facto a formar parte de la legión de los cruzados del siglo XXI, es decir, poder actuar y comportarse como todo un “caballero cruzado QAnon”: Primero, tener los cables cruzados de manera irreparable. Segundo, presentar credenciales que atestigüen la ausencia plena de materia gris en el neocórtex y, tercero, la garantía del buen funcionamiento del cerebro reptiliano.

Ahora bien, estimado lector, está dentro de las posibilidades que usted me tilde de exagerado e injurioso, pero la verdad es que me es extremadamente difícil, creer que alguien esté convencido que la élite del poder mundial quiera prolongar su vida, la de ellos, bebiendo en “rituales satánicos “sangre de niños raptados.

Discúlpenme, pero eso es un insulto a la inteligencia.