Acerca de los resultados en las elecciones presidenciales del 2 de febrero en El Salvador
Con frecuencia se recurre a los
logros conseguidos por un partido político en una competición electoral como la
realizada el pasado dos de febrero en El Salvador, para continuar haciendo “propaganda
política” para consumo del ciudadano común y corriente. Aunque en realidad, el término
apropiado debería ser “publicidad o marketing político”, pues en definitiva, de
lo que se trata es de presentar una imagen y un perfil del “producto” a ofertar,
asequible para las grandes mayorías, quienes son las que deciden al final quien
gana la carrera. Es decir, que en la lucha electoral parlamentaria en el capitalismo
lo más importante es, de acuerdo la fórmula uno o la regla de oro del juego “democrático”,
poner más énfasis en el envoltorio y no en el contenido.
Por eso no es de extrañarse que
en la mayoría de los países capitalistas desarrollados y menos desarrollados,
los partidos políticos de derecha y los grupos de poder económico sean los que
más invierten dinero en campañas publicitarias para pulir exitosamente la
imagen del candidato. En primer lugar, porque cuentan con los medios económicos
suficientes y en segundo, porque conocen el mercado. Pero la fórmula 1 no es
garantía absoluta del triunfo. Los resultados de ARENA en la primera vuelta en
El Salvador lo demuestran tácitamente. La Alianza Republicana Nacionalista
(ARENA) obtuvo el peor de los resultados desde su fundación en 1981. Algo
parecido le ocurrió a la Unión Democrática Independiente (UDI) en Chile– la
hermana gemela de ARENA – en noviembre/diciembre de 2013. Las causas de la
derrota de Norman Quijano y Evelyn Rose Matthei Fornet son vario pintas y no es
mi intención ni mi interés analizar los factores político-organizativos que
contribuyeron a ello.
También la izquierda latinoamericana
ha seguido éste método publicitario. En Chile, en 1988 dio muy buenos
resultados cuando se lanzó la campaña plebiscitaria contra la dictadura de
Pinochtet. El vote por el “NO” fue una obra de arte de “marketing político”. En
El Salvador, el FMLN siguiendo éste guion de mercadotecnia, ha sabido vender
bien la imagen de la fórmula presidencial Salvador Sánchez Cerén. Se ha hecho
mucho hincapié en el humanismo y la bonhomía de Sánchez Cerén. Un hombre de
familia, humilde y de fe, padre-abuelo, responsable y precursor de la paz en El
Salvador.
Si se analizan escuetamente todas
las elecciones presidenciales en las que ha participado el FMLN desde su
fundación hasta la fecha, encontraremos que el Frente ha ido penetrando lentamente
en los sectores de las clases medias y la pequeña burguesía empresarial, pero
no debido a un “desplazamiento al rojo “de estos sectores, sino al revés:
debido al “descolorido político-ideológico” del Frente.
La F-1 en 1994 fue Rubén
Zamora, líder de la extinta Convergencia Democrática, a quien no podía
tildársele de marxista ni comunista ni subversivo. Pero el olor a pólvora de la
guerra todavía se respiraba en El Salvador y ARENA barrió en segunda con el 68
% de los votos.
La F-1 en 1999 fue un
candidato propio, Facundo Guardado, quien manteniendo bien guardado su
oportunismo político y su involución ideológica en aquellos años, alcanzó con
el 28,88 % de los votos el peor de los resultados del Frente en elecciones
presidenciales. Actualmente éste apostata de las reivindicaciones populares forma
parte del grupo de asesores de Norman Quijano.
La F-1 en 2004 fue el
legendario líder comunista Schafik Handal, quien se enfrentó a Elías Antonio
Saca González del partido ARENA y actual líder del Movimiento Unidad. ARENA
ganó las elecciones en primera vuelta con el 57,71 % de los votos.
La F-1 en 2009 fue
Mauricio Funes, actual Presidente de la República, quien ganó las elecciones en
primera ronda con el 51,32 % de los votos.
Según estas estadísticas, cuando
el Frente presentó candidatos propios con un perfil ortodoxo y radical, perdió
a las primeras. Es decir, no logró alcanzar a la “masa crítica electoral”. Sin
embargo, cuando presentó candidatos no miembros del FMLN logró, en el caso de
Zamora, la segunda ronda y en el caso de Funes, ganar la Presidencia en la
primera vuelta.
El FMLN con candidatura propia alcanzó
en las recién celebradas elecciones el mejor de los resultados en elecciones
presidenciales desde su fundación en 1992. Al parecer la fórmula- 1- 2014:
“Salvador Sánchez Cerén-Oscar Ortiz” pegó más fuerte en el mercado electoral
que en el pasado.
El FMLN tiene todas las de ganar
en la segunda vuelta por sus propios medios y ojalá la cúpula dirigente no se
vea tentada a pactar con las fuerzas de derecha. Cualquier pacto o concesión
con la derecha convertiría el probable triunfo del FMLN el 9 de marzo en un
trago demasiado amargo.
¿Qué piensa usted estimad@
lector@?
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