sábado, 16 de octubre de 2021

La Caja de Lustre

 

La Caja de Lustre

                                                                                                                          A mi amigo Luis aka Che

Hay cajas en el mundo que al abrirlas pueden contener tesoros, secretos o simplemente no contener nada más que recuerdos, tristes o alegres. Hay otras que la mitología las ha hecho famosas, como aquel cofrecillo de bruñido metal lleno de calamidades que Zeus le obsequió, malévolamente, a Pandora. En fin, hay muchos tipos y variedades de cajas y caixas de ahorro o anatómicas como la torácica que guarda y protege el verdadero tesoro humano que es el corazón. Mientras que hay muchas otras “cajas offshore” repartidas por lo general, en el Gran Caribe, donde al parecer las hermosas playas se prestan para el lavado de dinero y la evasión de impuestos fiscales de los poderosos de muchas naciones.  De tal manera, que los famosos “papers”, es decir, los documentos descubiertos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (International Consortium of Investigative Journalists, ICIJ) poco tienen que ver con la mujer mitológica de arcilla y agua que Hefesto modeló a petición de su padre, el poderoso Zeus, sino más bien, con la desmitificación de la ceguedad o miopía de la justicia, puesto que las compañías extraterritoriales (Offshore) al  no regirse por las leyes y el sistema fiscal del país donde están registradas legalmente, bajo la condición de cumplir plenamente con las exigencias nacionales e internacionales,   permiten de manera legal traspasar la delgada línea de lo licito a lo ilícito de manera astutamente intencionada. Esto sucede cuando se quiere evadir impuestos, ocultar patrimonios o poner en circulación (wash and dry) capital ilícito. Aunque habrá que esperar al análisis diferencial final del Consorcio Internacional, para diferenciar entre ovejas negras, grises y lobos feroces.  

Pero la “caja” de mi atención no es la de Pandora después de haber perdido la virginidad ni tampoco las “cajas” de las Islas Vírgenes, sino la caja de lustre de mi paisano interlocutor y, la mía por supuesto. Empíricamente he comprobado en más de doce lustros que la gente que lustra su lenguaje sacando la caja de lustre en el momento preciso y adecuado, me inspira cercanía, empatía, simpatía, y, además, me divierte de manera arcaica psicológicamente hablando. “Sacar la caja de lustre” para conversar con un paisano contemporáneo es para mí hacer un viaje al pasado, y encontrarme con el niño y el joven que fui, chambreando amenamente con los cheros en un parque cualquiera de San Salvador.

Por otra parte, “sacar la caja de lustre” no significa solamente decir palabras obscenas, como piensan algunos, tampoco es el caliche de los tacuaches o tamarindos ni un juego de palabras, sino simplemente utilizar el lenguaje del pueblo y, por lo tanto, comprensible para todo el mundo. Desde el más ilustre letrado hasta el iletrado “maistro lustrador” que lustra y lustra botas, zapatos y zapatillas a diario, para ganarse unos Quores o unos BiCoños.

Estoy convencido que todo pueblo tiene su propia “caja de lustre”.  En Chile, por ejemplo, existe el lenguaje “Huachaca” o “Guachaca”, palabra que viene del quechua “huajcha kay”, que significa “ser pobre”. Empero no se piense que la “caja de lustre” solamente la utilizan los pobres. Es patrimonio nacional en cada país.

Ahora bien, aunque reconozco que no me es fácil hablar con fluidez y maestría sobre temas que abarcan las ciencias, la filosofía, la teología o la sexualidad utilizando la “caja de lustre”, debido a la oxidación que produce la lejanía del terruño, sí pude entender y comprender este día la cátedra virtual que mi paisa Luís, ducho y experimentado Cajalustrólogo, me dio acerca del masaje terapéutico de roce y deslizamiento à la salvadoreña.

Decir palabrotas de manera grosera e insultante, es decir, echar puteadas o echar chuchadas, como decía mi suegro, es algo, que cualquiera puede hacer. Por el contrario, utilizar la “caja de lustre” de manera elegante y magistral, es un arte fino que solo se aprende en la calle y jamás se olvida.

domingo, 3 de octubre de 2021

Los soberbios tataranietos imperiales

 

Los soberbios tataranietos imperiales

 

Hace unos días se celebró en la hermosa ciudad española de Sevilla la Convención Nacional del Partido Popular (PP), en la cual participaron a parte de los delegados y lideres del partido, como invitados de honor, el hispano-peruano, Mario Vargas Llosa y el venezolano Leopoldo López; ambos, fieles representantes y apologetas del neoconservadurismo y el neoliberalismo mundial y paladines de la derecha más recalcitrante de América Latina.

Sin embargo, quien se llevó los aplausos y vítores fue el expresidente del Estado Español José María Aznar y actual presidente honorifico del PP. Según informa la prensa, Aznar pretendió mofarse del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a raíz de la petición que hiciera éste al Papa Francisco en octubre 2020, que tanto el Vaticano como la corona española y el Estado mexicano “deben ofrecer una disculpa pública a los pueblos originarios que padecieron de las más oprobiosas atrocidades para saquear sus bienes y tierras y someterlos desde la conquista de 1521 hasta el pasado reciente".

Por su parte, el mandatario mexicano en el marco de la conmemoración de los 500 años de la conquista española pidió perdón a los pueblos indígenas por las atrocidades que se cometieron durante esos siglos. Este acto de contrición simbólica por parte de AMLO provocó cínica hilaridad en el tristemente célebre, arrogante y soberbio exmandatario español.

De todas las palabras que rimarían con Aznar y que tienen relación con el reino animal, hay tres que me gustan mucho y se trata de rebuznar, graznar y voznar, pero no para conjugarlos en la composición de un poema de amor al estilo de García Lorca, Neruda o utilizarlos con la picardía de Roque Dalton, quien, pensando en sus compatriotas, escribió una bellísima e inmortal oda que él tituló “Poema de Amor”. Tampoco pretendo emular al gran Quevedo, aunque el entuerto que aquí trataré bien ameritaría dedicarle a este hombrecito unos versitos picantes. Más, resistiré a la tentación de transcribir aquí la estrofa de un fantasmagórico verso titulado A un hombrecito de gran nariz y de cerebro liso, pues podría oler a mofa y no es mi intención hacer de esta nota una mofeta literaria.

José María Aznar no es el único sujeto europeo que cree y piensa que la conquista española fue un regalo que le hizo la monarquía española a la América India y a sus vástagos mestizos y criollos. Todavía hay muchos, sobre todo en la clase política-económica dominante española, monárquica y derechista, que piensan que seguimos siendo súbditos de la corona. Estos son los soberbios tataranietos imperiales que, aunque no lleven la “sangre azul real” de Castilla y Aragón en sus venas y arterias, se sienten con el derecho de repetir el deslizado dicto real juancarliano: ¡Por qué no te callas, Andrés Manuel!

Lástima que en la época de la conquista española no hubo ningún clérigo ni pontífice de peso que condenara públicamente las matanzas de indígenas cometidas en el “Nuevo Mundo” y, en consecuencia, las prohibiera. Según las crónicas del Fray Bartolomé de las Casas, los españoles habrían matado 4 millones de indios solo en el Perú en el transcurso de diez años, el país de origen del marqués Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, quien a, capa, espada y escudo, defiende la conquista española. Yo diría que más que marqués es un marquesote, pero sin el sabor y la lisura que da la Flor de la canela de Chabuca Grande.