Los palestinos de la Franja de Gaza viven desde ─ casi─ cien años con la
gaza al cuello, ante la mirada fría e indiferente de las naciones más poderosas
e influyentes del mundo occidental.
Todos los indicios señalan que el asesinato de los jóvenes estudiantes israelíes
en Cisjordania a principios de Junio, fue cometido por un comando armado
palestino sin el conocimiento de la dirección central de Hamas, según confirma
el vocero de la Policía Israelí, Micky Rosenfeld. Sin embargo, este dato
importante es ignorado por los señores de la guerra. Cuando se quiere hacer la
guerra, cualquier motivo es bienvenido. Huelga decir, que el asesinato de los estudiantes
no es ningún motivo cualquiera, pues la muerte de un ser humano nunca es un
acto nimio, pero ésta tampoco puede ni debe justificar la masacre que se está
cometiendo en Gaza. A decir de Benjamín Netanyahu, jefe del gobierno de Israel,
las acciones militares en la Franja de Gaza forman parte de una “guerra justa”.
¿Qué tan justa puede ser una guerra totalmente asimétrica, planificada
minuciosamente con antelación? ¿Qué de justo tiene una guerra, cuándo la
mayoría de muertos y heridos son civiles, sobre todo niños?
Por lo visto, la derecha radical en Israel ha tomado la batuta ideológica
de esta orquesta mortal, dándole a las acciones militares en Gaza un carácter
de “gran guerra Patria”, con el objetivo de ganarse la opinión pública israelí.
Hasta el momento, al parecer, con muy buenos resultados, puesto que cualquier
ciudadano israelí que se oponga activa o intelectualmente a la política
guerrerista del gobierno de Netanyahu es considerado “traidor” al Estado de
Israel; arriesgando al mismo tiempo su puesto de trabajo o, ser detenido y
encarcelado.
El servicio secreto de Israel ha tenido siempre una baza escondida bajo la
manga en el asunto de la Franja de Gaza y el asesinato de los jóvenes
estudiantes les cayó como agua de Mayo/Junio en tiempo de sequía. Habría que
ser demasiado ingenuo para creer que el Mossad, uno de los aparatos de
inteligencia más eficientes y eficaces en el ranking mundial de espionaje, no supiera
nada acerca del plan criminal del comando palestino. Más allá de teorías
conspirativas, especulaciones y fantasías acerca de la política maquiavélica
sionista, la ciudadanía crítica del mundo todavía tiene el derecho a la duda.
No sería la primera vez en la historia de las guerras que un “montaje
político-militar” da pie al inicio de acciones militares. Allí están la
explosión del Maine en Cuba 1898, el ataque japonés a Pearl Harbor 1941 y el
"incidente del Golfo de Tonkín" en las costas vietnamitas 1964.
Un sentimiento de impotencia civil generalizada recorre las calles de las
ciudades principales del mundo occidental, y parece que los gritos de protesta
e indignación de la comunidad internacional no tienen eco o muy poca resonancia
en la ciudadanía israelí. Mientras gran parte de los israelitas avale las
acciones militares, el río de sangre en la Franja de Gaza, desgraciadamente, continuará
su curso y las bombas seguirán cayendo en Gaza como una maza en la cabeza de la
indefensa población civil palestina.
Con tantas guerras y conflictos bélicos en todos los rincones del mundo, ya
el ciudadano de a pie no sabe en qué manifestación de protesta participar para
expresar así su solidaridad e indignación. ¿Ucrania? ¿Siria? ¿Libia? ¿Irak? ¿La
Franja de Gaza?
La coyuntura geo-política y militar actual en el Oriente Medio, confusa y
ambigua, en cierta medida contribuye más bien a confundir a la opinión pública
y a dividirla; situación que debilita a todas luces el efecto de las protestas
y demandas internacionales. Quien saca beneficio de tales circunstancias es obviamente
el Estado de Israel.
¡A río revuelto, ganancia de pescadores sionistas!
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