Hasta comienzos del siglo XX los científicos aceptaban unánimemente el principio, que la materia era indestructible y no podía transformarse en algo más simple, postulado que se conoce con el nombre de Principio de Conservación de la Materia. La capacidad o aptitud que tiene un cuerpo para realizar un trabajo se conoce como energía. El concepto de energía es probablemente el concepto más importante de la Física, pues permite describir de una manera más cómoda y simple los procesos que ocurren en la naturaleza mediante los cambios de energía que se producen. Todo cuerpo en el espacio puede poseer a la vez diversas formas de energía. La energía total de ese cuerpo será la suma de todas las formas de energía que posee. En todo proceso es necesario que se cumpla el principio de conservación de la energía, que no es más que el enunciado siguiente: El aumento de energía interna de un cuerpo es igual al calor absorbido, más el trabajo realizado sobre el cuerpo por las fuerzas externas. También conocido como la Primera ley de la Termodinámica.
Si la temperatura global de la tierra dependiera solamente de la energía calórica absorbida a través de la luz solar y tomando en cuenta, que parte de esa energía es reflejada de nuevo hacia el espacio, entonces tendríamos un escenario terrestre en el que la temperatura sería aproximadamente 35 grados Celsius más fría que en la actualidad. Es decir, que la temperatura promedio en la superficie de la tierra, según las leyes de la física, estaría bajo el punto de congelación. Situación ambiental no favorable para la evolución de la vida, tal y cual la conocemos.
Es decir, que la vida en nuestro planeta, en el sentido darwiniano, no existiría si no se hubieran dado una serie de circunstancias aleatorias favorables, que permitieron el desarrollo de la flora y la fauna en la tierra. Uno de los factores determinantes es el clima, es decir la existencia de una temperatura terrestre promedio de alrededor de 15 grados Celsius. ¿Cómo se dieron entonces éstas condiciones?
El factor determinante es la existencia de gases como el dióxido de carbono y del vapor del agua en la atmosfera terrestre, que constituyen un envoltorio invisible con características muy especiales. En primer lugar, permite el paso de los rayos solares visibles, y por otra parte, dificulta el paso de los rayos infrarrojos que irradia la tierra al espacio. Este fenómeno es conocido como “efecto invernadero”, que es la causa principal de la temperatura promedio de la superficie de la tierra y por lo tanto, de la conservación de la vida. De allí que la manutención del equilibrio térmico del planeta sea una tarea estratégica de orden político-social.
Si el “efecto invernadero” sufriera una modificación significativa, tanto si aumentara como si disminuyera, o si desapareciera por completo, constituiría un desastre a escala mundial.
La única experiencia que tiene el hombre moderno acerca de las consecuencias y repercusiones que tiene la energía nuclear, aplicada con fines bélicos, es la realizada a finales de la segunda guerra mundial en las islas japonesas de Hiroshima y Nagasaki, que fueron utilizadas como laboratorio experimental. Por primera vez en la historia de la humanidad, dos bombas atómicas fueron arrojadas sobre dos ciudades habitadas por seres humanos. Basándose en los datos recopilados en tan macabro experimento, los científicos han desarrollado modelos teóricos acerca de los efectos y consecuencias en el caso de una guerra nuclear estratégica.
La potente explosión nuclear (ciento de veces más potente que la de Hiroshima) levantaría una gigantesca nube de partículas finas que llegaría hasta la estratosfera. La energía térmica liberada provocaría en la ciudad, incendios masivos, los cuales producirían dos tipos de humo, en dependencia del material de combustión. El humo blanco-azulado, resultante del fuego lento sin llamas como la madera o el papel y el humo negro que resulta de la combustión de derivados del petróleo con gran suministro de oxígeno, es decir fuego con llamas. El material orgánico quemado se convierte en gran parte en carbono elemental, produciendo un humo con alto contenido de hollín. El hollín es conocido como uno de los materiales más oscuros que se puede producir en la naturaleza. Las partículas de polvo fino en la estratosfera reflejarían la luz solar al espacio y las densas columnas de humo negro anularían el “efecto invernadero”. Las consecuencias directas serían el oscurecimiento y enfriamiento paulatino de la tierra, fenómeno climático teórico, que un grupo de científicos norteamericanos a principios de la década de los noventa bautizó con el nombre de: invierno nuclear
Fidel Castro ha sido uno de los pocos políticos del hemisferio occidental, que desde hace más de veinte años viene denunciando los problemas del medio ambiente y advirtiendo a los políticos con poderes reales, acerca de la necesidad de detener el deterioro ecológico y climático, que podría significar el fin de la vida en nuestro planeta, así también, acerca de los peligros eminentes de una guerra nuclear en el Oriente Medio.
En el discurso pronunciado en el Acto de Inauguración del Frigorífico Habana IV, Alquízar, el 1ro.de abril de 1991, Fidel advertía acerca del calentamiento de la tierra: “Los últimos años, en general, se caracterizan por los calores excesivos. Así, según datos mundiales, en los últimos 150 años, de los siete años más calurosos seis fueron en la década del 80, y el 90 el más caluroso. Este año [1991] es caluroso. Hay años en que han venido más de 30 nortes y este año han venido unos ocho o nueve, y un mes tan decisivo como el de enero fue caliente, bastante caliente”. “En nuestra opinión, estos ya son los resultados del llamado efecto invernadero, de los fenómenos de cambios que se van produciendo en la naturaleza como consecuencia del exceso de combustibles fósiles y del dióxido de carbono en la atmósfera, que produce un calentamiento”.
El Comandante en Jefe ha demostrado a lo largo de su vida, que él es un modelo de político, que no pasa de moda y que ha ido siguiendo, paso a paso, el desarrollo de la sociedad capitalista de consumo y la explotación demencial de los recursos naturales no renovables. En resumidas cuentas, él ha hecho más por la paz y el medio ambiente, que muchos dirigentes de las naciones más influyentes del mundo.
Fidel es un modelo- ejemplo de político que funciona y digno de emular. Castro es un político de altura, no un politicastro.
Roberto Herrera 16.09.2010
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