Escribo estas líneas horas antes que se lleven a cabo los dos primeros
encuentros de cuartos de final del campeonato mundial de fútbol. Lo hago en modo emocional, obviamente, puesto que
la racionalidad cuando se trata del
deporte rey no vale un Potosí. También debo confesar que he tomado partido por
la selección alemana, y no sólo eso, sino que además he apostado la suma total de
cincuenta euros y diez céntimos – no es chiste – y la cabellera, aunque ya
escasa y rala, pues los años no perdonan, también es un “objeto” de apuesta.
Los pocos pelos que me quedaban fueron a parar al basurero, pues aposté que los
alemanes derrotaban a Ghana. Bien. Para sufrir un partido hay que tomar
partido. Así pues que hoy por la tarde comenzará mi calvario, que bien puede
durar un poco más de 120 minutos.
Pero, ¿qué sucederá esta noche o mañana con los hinchas bravos de aquí y de
allá? ¿Cómo reaccionarán los fana-brasileños, fana-colombianos y los fana-ticos
en el caso de una eventual derrota? El avezado lector se habrá percatado que no
mencioné a los argentinos. ¿Por qué? Porque “Dios” es argentino, porque
Francisco tiene conexión directa con él, además sabe de fútbol y allí está
Leonel Messi para ejecutar las órdenes del Todopoderoso.
Pero en el universo del deporte hay más que un solo Dios verdadero. El de
los argentinos tiene bastante similitud con el Dios de las religiones abrahámicas
y por lo tanto, es incomprensible que solo esté a favor de los argentinos. Hay
equipos, como el francés, donde están representadas las tres religiones
monoteístas clásicas. El caso de Brasil y Colombia es más complejo desde el
punto de vista teológico ya que es muy probable que más de algún jugador y sobretodo
la hinchada le rece a San Basilio de Palenque o a Macumba.
Ahora bien, estimado lector, si Usted es ateo, le gusta el fútbol y además
tiene un equipo preferido que todavía está entre los ocho mejores del mundo,
pues le recomiendo que comience desde ya a rezarle al “Dios” de Baruch Spinoza.
Eso sí, debe de tomar en cuenta que Spinoza era holandés…y portugués advertirá
el bien leído, pero Portugal y el engominado Ronaldo ya son historia.
Yo me quedo en todo caso con Baruch y espero que no sea un mal augurio. ¿Qué
dirá el Dios germano Thor con la presencia de Khedira, Özil, Boateng y Podolski
en el equipo alemán? Ojalá no se encabrone, pues T(h)or significa gol en alemán
y eso es lo que se necesita para ganar. ¡Goles!
Si los Dioses jugaran al fútbol pues tomarían en cuenta que hoy a partir de
las 18 horas (en Europa) está en juego no sólo el acceso a la semifinal, sino
que la tristeza, amargura y en algunos casos extremos hasta la muerte de
algunos amantes empedernidos del balompié.
¿Permitirán eso los Dioses?
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