Con inocencia, debo confesarlo, pensé que una vez finalizado el mundial en Suráfrica la temática del fútbol sería parte del pasado y que tendríamos que esperar, por lo menos dos o cuatro años, para que el arcoíris de pasiones nos volviera a obnubilar, de una u otra forma, con el sutil tul del deporte rey.
Todos los mundiales han estado acompañados de circunstancias insólitas. La magia del fútbol radica precisamente en el torbellino de emociones generado en el sistema límbico del cerebro humano.
Ésta es la percepción sensorial de Eduardo Galeano .
La historia del fútbol es la historia de la lucha de clases. El análisis político-ideológico-histórico –supra estructural de la selección campeona del mundo Suráfrica 2010, además de ser objetivo, es correcto.
Ésta es la percepción cortical del mundo de Salvador López Arnal , que dicho sea de paso, comparto plenamente.
No se sí Carlos Marx y Federico Engels jugaron al fútbol en sus tiempos mozos, pero hay constancia que al menos fundaron una liga, la liga de los comunistas, que no tenía nada que ver con el deporte. Al menos no directamente.
Pero el gol de Andresito Iniesta me hizo saltar de la poltrona y pegar un grito tarzánico. Y su gesto solidario, derramar una lágrima.
En esos momentos límbicos no pensé en Obama y sus bélicos planes, ni en las guerras, ni en la catástrofe del Golfo de México, ni en la Monarquía, ni en los palestinos de la franja de Gaza ni en Sakineh Mohammadi.
¡Ganaron los mejores! El mejor fútbol se impuso. Sencillamente ganó España o la suma de sus partes. ¡Disfrutad éste pequeño triunfo efímero!
Todo lo que nos rodea está contaminado y corrompido por la sociedad capitalista de consumo, hasta el aire de la Jabulani.
Pese a las catástrofes naturales y la explotación del Hombre por el Hombre, la depredación de los recursos no renovables, de la enajenación ideológica y deportiva, tanto la pelota como la tierra siguen siendo redondas.
Roberto Herrera 16.07.2010
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