viernes, 20 de agosto de 2010

PATOLOGÍA DE UN IMPERIO

Todos los imperios son octópodos gigantes de tentáculos asfixiantes y cerebros de cocodrilo. Tesis.

La gran familia biológica a la que pertenecemos todas las especies, que habitamos el planeta tierra, filogenéticamente tienen un tronco común, que data de millones de millones de años. En la historia de la evolución de nuestro mundo, que ha quedado escrita en las capas de la tierra y en las rocas, se pueden leer algunos capítulos del cuento maravilloso, que es el origen del Homo Sapiens y su desarrollo cultural, producto de la evolución de su cerebro.
Los primeros mamíferos aparecieron, más o menos, en el mismo periodo que los dinosaurios, que por su gran tamaño y poderío, dominaron las sabanas, bosques, tundras y montañas; una flora bastante parecida a la de hoy en día. Eran los amos de la tierra. Nuestros antepasados, pequeños e insignificantes mamíferos, vivían a la sombra y bajo el peligro constante de las saurias bestias durante más de cien millones de años. En el periodo cretáceo los grandes le sacaban la cresta a los chicos.

Sucedió entonces, que hace aproximadamente 65 millones de año, los dinosaurios se extinguieron todos. Y los mamíferos heredaron el planeta; pero no fueron ellos los únicos que sobrevivieron a la hecatombe, que terminara con los saurios gigantes. También siguieron viviendo las serpientes, las salamandras, los peces, los insectos y los cocodrilos…!

Libres del peligro y la voracidad de los dinosaurios, los mamíferos evolucionaron, por falta de competencia; rápidamente fueron poblando los más recónditos rincones de la tierra. Si la especie humana evolucionó, tal como somos ahora, ontogénicamente diferentes a una rata, es debido a la extinción de los saurios gigantes.

Los cocodrilos, parientes cercanos de los arcosaurios, tienen un cerebro de las dimensiones del dedo pulgar de un humano adulto, lo cual significa, que la morfología de la masa cerebral es simple y primitiva. Al carecer de centros neuronales superiores, como el sistema límbico, base de las emociones y la memoria, o capas corticales especializadas, los cocodrilos están condenados a reaccionar instintivamente a cualquier impulso del exterior con agresividad y rapidez. Por está razón, el lector jamás vera en su vida un cocodrilo bailando rock and roll en el cirque du solei o llorando a la orilla de una ciénaga. Éstos reptiles son puro instinto agresivo.

La explotación del hombre por el hombre, se vuelve más brutal que la ley de la selva, cuando éste en su afán de poseer más y más, se convierte en un gigante depredador imperialista.

La doctrina militar del imperio, en general, se puede resumir en tres aspectos fundamentales: 1. Protección contra posible ataque enemigo, 2.Explotación de recursos naturales y 3. Demostración de poder.

Sin embargo, el comportamiento del imperialismo norteamericano, en particular, está regido por otras razones más, que junto a las ya mencionadas explican la proliferación de las bases militares o tentáculos en todo el mundo. Los Estados Unidos de Norteamérica están convencidos que la Divina Providencia les ha encomendado la misión sagrada de colonizar la tierra e imponer al mundo su cosmovisión por la fuerza de las armas. Basado en ese supuesto infundido destino manifiesto, se rige la política del Pentágono y el Departamento de Estado de la Casa Blanca.

¿Cuántas bases militares están repartidas en el mundo? El número exacto jamás lo sabremos, y aunque podría desconfiarse de los datos oficiales publicados por el ministerio de defensa de los Estados Unidos publicada en Septiembre del 2001, al menos sirven para orientarnos un poco e imaginarnos, a grosso modo, las dimensiones gigantescas de la expansión militar norteamericana. Hasta esa fecha, existían en el mundo alrededor de 725 bases militares repartidas en 38 países con un total aproximado de más de 254000 militares activos y un presupuesto anual de alrededor de 390 mil millones de dólares norteamericanos. Es de suponer, que a raíz del atentado a las torres gemelas el 11 de septiembre del 2001, el número de activos militares y bases militares, así como el presupuesto para gastos militares, aumentó considerablemente. El Presidente Obama ha solicitado al congreso para el año próximo un presupuesto de más de 700 mil millones de dólares.

Y mientras tanto, los tentáculos del gigante con cerebro de cocodrilo, continúan succionado la sangre de los países más pobres del planeta. Los Estados Unidos y sus aliados invierten más en la guerra que en la paz, sin importarles un bledo que:

• 24.000 personas mueren al día por hambre.
• Más de 1.000 millones de personas viven actualmente en la pobreza extrema (menos de un dólar al día). El 70% son mujeres.
• Más de 1.800 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable.
• 1.000 millones carecen de vivienda estimable.
• 840 millones de personas mal nutridas.
• 200 millones son niños menores de cinco años.
• 2.000 millones de personas padecen anemia por falta de hierro
• 880 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de salud.
• 2.000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales.

Los fundadores de la nación norteamericana en su declaración histórica del 4 de julio de 1776 expresaron:”… Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se vuelva destructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que base sus cimientos en dichos principios, y que organice sus poderes en forma tal que a ellos les parezca más probable que genere su seguridad y felicidad…”

Cinco grandes de la historia de los Estados Unidos de Norteamérica acuñaron con su puño y letra los principios de Libertad, Fraternidad e Igualdad en un pergamino de papel, que las futuras generaciones de políticos dirigentes fueron olvidando con el correr del tiempo.
Ellos fueron: John Hancock, Thomas Jefferson, John Adams, Edward Rutledge y Benjamín Franklin

Si volvieran a nacer éstos próceres, se morirían de vergüenza….


Roberto Herrera 20.08.2010

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