sábado, 11 de mayo de 2013

Panamá, la niña huérfana de las Américas


Cualquier activista europeo de la solidaridad internacional con América Latina no tendría, probablemente, ninguna dificultad en identificar correctamente el país de origen de Augusto Cesar Sandino, Farabundo Martí, Emiliano Zapata, Pancho Villa, Ernesto Guevara y Salvador Allende. Por el contrario, las cosas cambiarían radicalmente – como las verdaderas revoluciones populares– si mencionáramos el nombre de Victoriano Lorenzo. ¿Qué diría usted, apreciado y culto lector?

¡Bingo! ¡Victoriano Lorenzo era panameño!

En cierto sentido, Panamá no se liberó nunca de las cadenas del coloniaje. La presencia del poder imperial ha sido siempre una sombra en el istmo de Panamá. Al estudiar en detalle la historia de esta república en los últimos 190 años, encontraremos la explicación a esta “irregularidad” geopolítica.

Panamá pertenece desde el punto de vista geográfico a Centroamérica, pero fue siempre una provincia de la Nueva Granada, aquel Virreinato español que abarcaba los territorios de la actual Colombia, Venezuela y Ecuador. Sin embargo los que ostentaban el poder político durante la época del movimiento independentista decidieron, después de haberse liberado del yugo español en noviembre de 1821, unirse a la “Gran Colombia”. La alianza geopolítica entre Venezuela, Nueva Granada (la actual Colombia) y Ecuador sedujo políticamente a los panameños mucho más que la Federación de Repúblicas Centroamericanas. Panamá siempre buscó los lazos maternos. Debido a esta situación geográfica e historia geopolítica especial, Panamá es la niña huérfana de las Américas.

El sueño de Simón Bolívar de constituir la Gran Colombia se esfumó definitivamente en 1830, dos años más tarde después que Venezuela y Ecuador decidieron abandonar la gran alianza. Desde entonces la “gran nación latinoamericana”, verdaderamente independiente de cualquier poder imperial hegemónico, soñada por los Libertadores de América, sigue siendo una necesidad histórica.

Mientras tanto, los separatistas e integracionistas panameños continuaron su juego político de “amor y odio” con Nueva Granada hasta que se desató la guerra conocida como la de los “mil días”, que enfrentó a liberales y conservadores dejando un saldo de más de cien mil muertos entre 1989 y 1902. Las luchas entre liberales y conservadores tenían como meta principal el poder político-económico de las nacientes repúblicas y tiñeron la época con la sangre derramada de los pueblos. De esta forma se consolidaron las oligarquías criollas latinoamericanas y la casta latifundista que junto con el gran capital moderno, han impedido la verdadera independencia política y económica de América Latina.

¿Quién fue entonces Victoriano Lorenzo y qué papel jugo en la guerra de los “mil días”?

Victoriano fue un líder indígena que luchó durante la guerra civil al lado de los liberales. En 1900 asume la dirección de las diezmadas tropas liberales en calidad de General de División y se enmontaña en la provincia de Coclé en Panamá y desde allí inicia una guerra de guerrillas contra el gobierno central conservador de Nueva Granada. A pesar de enfrentar a un ejército numeroso y mejor armado, en octubre de 1901 sus tropas guerrilleras lograron ocupar la capital de la provincia, Penonomé, su ciudad natal.

El 21 de noviembre de 1902 los politiqueros de los partidos liberales y conservadores ceden a las presiones del gobierno de los Estados Unidos y firman la paz en el barco de guerra norteamericano “Wisconsin”. Con la firma del tratado de paz quedó sellada la separación definitiva de Panamá de Nueva Granada. Panamá fue parida metafóricamente, a bordo de un buque de guerra. Pero al margen de todas estas confabulaciones detrás de bastidores, Victoriano Lorenzo, quien estaba decidido a continuar la lucha por la tierra y la libertad de la población campesina, se había convertido en un factor de riesgo en los planes estratégicos de la administración Theodore Roosevelt en la construcción del canal.

El 28 de noviembre de 1902 Victoriano Lorenzo fue capturado y condenado a la pena de muerte el 13 de mayo de 1903 por un tribunal militar. Victoriano fue fusilado el 15 de mayo de 1903.

El interés por parte del gobierno de los Estados Unidos en la cuenca del caribe data desde principios del siglo 19, cuando el entonces presidente Thomas Jefferson se entusiasmó con la idea de construir una ruta marítima que uniera el océano Atlántico con el Pacifico. Pero la presencia e influencia del gobierno de los Estados Unidos en la región no solamente perseguía objetivos comerciales, sino ante todo, garantizar la hegemonía geopolítica y militar en la Gran Cuenca del Caribe. En este sentido, los diferentes gobiernos norteamericanos, ni cortos ni perezosos, comenzaron a instalar sus bases militares en el Caribe.

Desde entonces, las instalaciones de la Fuerza Armada de Los Estados Unidos de Norteamérica fueron apareciendo sucesivamente en territorio extranjero como setas venenosas: Puerto Rico en 1898, como parte del botín de guerra en el conflicto armado entre el Reino de España y Estados Unidos. En el mismo año, como colofón de la guerra contra España, el gobierno norteamericano ocupó militarmente la bahía de Guantánamo en Cuba. A partir de 1904 la zona del canal se convirtió en un territorio estratégico-militar. Años más tarde (1963) Panamá se convirtió en la sede del Comando Sur de los Estados Unidos y de la desacreditada “Escuela de las Américas”. A pesar que el cuartel general del Comando Sur fue trasladado oficialmente a Miami en 1999, el ministerio de defensa todavía cuenta con una larga lista de bases militares en América Latina. En Panamá, en Fort Buchanan in Guaynabo (Puerto Rico), en Soto Cano (Honduras), en Comalapa (El Salvador) y Guantánamo (Cuba) entre otras.

La suerte de Victoriano Lorenzo y la de muchos otros latinoamericanos que han luchado a lo largo de los años en contra de la pax americana es conocida en todos los rincones del planeta. Emiliano Zapata fue asesinado el 10 de abril de 1919, Pancho Villa el 20 de julio de 1923, Augusto Cesar Sandino el 21 de febrero de 1934, Farabundo Martí el 1 de febrero de 1932, Ernesto Guevara de La Serna el 9 de octubre de 1967 y Monseñor Oscar Arnulfo Romero el 24 de marzo de 1980.

La escasa información acerca del acontecer en Panamá favorece la política hipócrita y solapada del gobierno de los Estados Unidos. En ese país latinoamericano tienen lugar operativos militares de mayor o menor envergadura frecuentemente. Los grandes operativos militares, como la operación “Open Horinzons” que se desarrolla actualmente en dos provincias del país hermano, no pueden pasar desapercibidas. Por el contrario, aquellas que se efectúan en la sombra de la espesa selva, frontera natural con Colombia – territorio donde la guerrilla más antigua de Latinoamérica tiene una de sus retaguardias estratégicas – por lo general no son noticia en primera plana.

Roberto Herrera