domingo, 10 de diciembre de 2017

El Salvador: ¿Una sociedad violenta o violentada?

El Salvador: ¿Una sociedad violenta o violentada?


Dada la complejidad, diversidad, universalidad e interpretación del fenómeno social conocido como violencia, resulta casi imposible encontrar una definición científica con validez general. Tampoco hay una teoría general y una teoría especial de la violencia. Por el contrario, existen muchas teorías que explican la violencia en la sociedad. Por esta razón, los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se limitan a tipificar la violencia en tres categorías, de acuerdo con el autor del acto violento. Violencia personal, violencia interpersonal y violencia colectiva.

Entonces, sí se asume como cierto el carácter universal de la violencia, hay que concluir que no existe sociedad alguna en el mundo que esté exenta de violencia. En algunas hay más suicidios que en otras, y en otras, sobresale la violencia colectiva.

La existencia de la violencia interpersonal y colectiva en la vida cotidiana de la sociedad salvadoreña es un hecho concreto e irrefutable. El Salvador es uno de los países del mundo, después de Honduras, con la tasa de criminalidad más alta. Para entender y comprender el fenómeno de la “violencia salvadoreña” es necesario escarbar en la historia contemporánea de El Salvador. Solamente así, se puede explicar el origen de la guerra revolucionaria o guerra civil de fines del siglo pasado y la genealogía de las bandas criminales. Esto quiere decir, que la violencia en la actualidad no es una consecuencia directa de la guerra civil ni tampoco puede explicarse únicamente con la existencia de las pandillas criminales, conocidas como las maras[1]. Pienso que la causa principal de la violencia colectiva sigue siendo el sistema socioeconómico injusto y excluyente que reina en El Salvador desde la década de los veinte del siglo pasado –para no irnos más lejos en el tiempo–, agravado y polarizado al extremo en los últimos 25 años, eso sí, con el auge y la expansión territorial de las bandas delictivas.

¿Somos los salvadoreños más violentos que el resto de los habitantes del planeta?  ¿Somos los primeros en sacar el cuchillo? ¿Existe en “el salvadoreño” una predisposición a la violencia?
En primer lugar, la violencia no es una impronta que se hereda vía ADN. Los matones de barrio, las pandillas juveniles, las bandas criminales, el narcotráfico, el crimen organizado y la violencia de género existen en todas partes del mundo, incluso en aquellos países en los que supuestamente reina la paz y la concordia.
Definitivamente, no somos un pueblo violento ni por naturaleza ni por aptitud, sino más bien, diría yo, que nuestra sociedad está más condicionada y/o acostumbrada a la violencia interpersonal y colectiva. Es decir, que los salvadoreños hemos aprendido a vivir en un clima de alta tensión y polarización social.  De ahí, que una de las características principales de la idiosincrasia salvadoreña, independientemente de la procedencia social y el poder adquisitivo que se tenga, es la de estar en vigilia permanente y siempre alerta al peligro. El “salvadoreño” tiene la fama de ser: abuzado, chispa, águila, avispado, buzo, vivo y trucho[2].
Sí este prejuicio fuera cierto, todas las guanacas y todos los guanacos[3] deberíamos de considerarnos, en cierta medida, una mara[4] de 6 millones de “salvatruchos y salvatruchas”, es decir, una MS-6.106. Afortunadamente eso no es así.

Ahora bien, esto, que a primera vista podría parecer como una cualidad muy meritoria, a la larga se convierte en un factor altamente estresante, el cual afecta en mayor o menor medida la salud mental de la población. Se tenga o no conciencia de esta situación, es inevitable que los grados de afección psíquico emocional   aumenten proporcionalmente al número de “medidas de seguridad” que se toman para salir a la calle, independientemente si esta conducta es consciente, intuitiva o instintiva. Esto significa, que el “chequeo y auto chequeo” se han internalizado a tal punto, que éstos forman parte ya de una conducta de vida. Más grave aún, cuando se supone que se está viviendo en un clima que, aunque no es de paz plena tampoco es de guerra y, además, en un marco político de reconciliación social y democracia.

En El Salvador, tanto el rico como el pobre tiene que “estar ojo al Cristo”, es decir muy atento, pues a la vuelta de la esquina puede estar esperándolo La Pelona[5].

¿Es El Salvador una sociedad violenta o violentada?

Creo poder opinar con fundamento al respecto, dado que, como salvadoreño, he vivido y conocido la violencia muy de cerca. Pienso que la única medida preventiva y curativa para erradicar el cáncer de la violencia organizada en el país es generar más cultura, más progreso y más fuentes de trabajo. En definitiva, garantizar el desarrollo integral de todos los ciudadanos.

Desde 1932 –año de la insurrección  campesina – hasta la actualidad, los niveles y grados de violencia han ido en aumento constantemente. Es decir, que tenemos 85 años de convivir con la violencia colectiva y con la experiencia de haber vivido una guerra civil, hecho que de por sí, hace más compleja la problemática.

Me he referido en esta nota de manera explícita solo a la violencia colectiva, por ser esta la que con más frecuencia aparece en los medios de comunicación y es la que está detrás de las cifras estadísticas, aunque sé que la violencia interpersonal, sea ésta de género, sexual o familiar también afecta gravemente la salud psíquica de la víctima y su entorno, con el agravante que ésta se lleva a cabo a la sombra y en secreto.  Sí bien es cierto que la mayoría de los actos violentos en la sociedad son cometidos por hombres, pienso que es un error “penelizar” los actos de violencia. La violencia, venga de donde venga, hay que denunciarla, juzgarla y penalizarla.

Por último, yo diría que somos más bien una sociedad impregnada de violencia, en la que la muerte por actos violentos, cuando no es la de algún familiar cercano o lejano o la de algún amigo íntimo ya no nos afecta.  

Nos hemos habituado a vivir con la muerte, que no es lo mismo que aceptar la muerte.





[1] Marasalvatrucha(MS-13) y Barrio 18 (M-18)
[2] Adjetivos calificativos: Listo, vivo, alerta, precavido, perspicaz, de ingenio agudo
[3] Guanaco: salvadoreño
[4] Mara: Un grupo de amigos, conocidos o compañeros; conglomerado de gente
[5] La muerte

sábado, 4 de noviembre de 2017

¡Acata, Cataluña!

¡Acata, Cataluña!

La voz lúgubre del fantasma de Francisco Franco


Que Mariano Rajoy sea gallego como lo fue Francisco Franco, es probablemente una mera coincidencia; pero lo que definitivamente no es casual, es el hedor putrefacto del franquismo que se respira al interior del Partido Popular(PP), sucedáneo de la extinta Alianza Popular, y vaya con las similitudes, fundada por Manuel Fraga, ¡otro gallego!

Pero no piensen los lectores que pretendo hacer un silogismo aristotélico con lo expresado anteriormente y concluir con un razonamiento categórico, afirmando que todos los gallegos y todas las gallegas son hombres y mujeres de derechas.  Definitivamente que no es así. Así como hay gallos y gallas[1] en Chile que aplaudieron al dictador, la mayoría de la “gallá[2]votó por el “No” en 1988. Y Pinoshit tuvo que dejar el poder a regañadientes.

Por otra parte, cualquier comparación de Mariano Rajoy con el dictador Francisco Franco sería hiperbólica, puesto que Franco jugó en otro equipo y en la liga de las dictaduras más tenebrosas y crueles del siglo XX. Si de parangones se tratara, probablemente sea Pinoshit el personaje más lúgubre y macabro en la historia de la edad contemporánea comparable a Francisco Franco. Ambos, militares de carrera, fueron continuadores de la ideología político-militar más brutal y reaccionaria del Gran Capital y de la gran burguesía internacional conocida como fascismo.  En este sentido, tanto Franco como Pinoshit junto a Hitler y Mussolini pueden considerarse como los cuatro jinetes apocalípticos que en su gran cruzada contra el comunismo sembraron guerras, hambre, enfermedades y muerte.

Mientras la gran parte de la clase política de centro derecha de Alemania, Italia y Chile logró con el tiempo sacudirse –más o menos– de la ideología fascista de las dictaduras, en España, empero, todavía se siente el hálito de Francisco Franco en todo lo concerniente al concepto de nación española y al poder de Madrid.  Esto quedó evidenciado en el 2005, cuando el Partido Popular se opuso a las reformas del estatuto de autonomía de Cataluña de 1979 que el parlamento catalán había aprobado por mayoría. A pesar de la oposición del PP, el nuevo estatuto fue sometido a un referendo en el año 2006, siendo este aprobado por la mayoría de los votantes. 

Pero Mariano Rajoy y el Partido Popular, no reconocieron la voluntad de los catalanes, recurrieron de inmediato al Tribunal Constitucional pretendiendo lograr la anulación de 114 artículos de los 223 del Estatuto de Autonomía de Cataluña 2006, es decir, más del 50% de los mismos.

Finalmente, el 28 de junio del 2010 el Tribunal Constitucional dictaminó sentencia, avalando la mayor parte de los estatutos, y al mismo tiempo anulando 14 artículos. Esto significó un duro revés para los catalanes, quienes pretendían, entre otras, legalizar el carácter preferente de la lengua catalana(Art.6) en la comunidad, además de lograr contar con un Poder Judicial autónomo(Art.97), así como la ampliación de sus competencias en asuntos fiscales (Art.206 y 218).

Fue en este marco político, muy caldeado por lo demás, que se fue gestando el referéndum de independencia y autodeterminación de Cataluña, convocado por la Generalitat de Cataluña y suspendido por el Tribunal Constitucional el 7 de septiembre de 2017. Finalmente, el referéndum se llevó a cabo de manera ilegal el 1 de octubre de 2017.  Los resultados demostraron que solamente un 43 % de la población votante participó en el mismo.

Pero independientemente de la validez o de la interpretación de los resultados, el hecho es que Mariano Rajoy, por miopía política o tozudez, desoyó las advertencias parlamentarias de los partidos de la oposición, contribuyendo con su letargia política a la escalación del conflicto entre la Generalitat y el gobierno central.

Mariano Rajoy, al reducir el conflicto con Cataluña a un problema meramente jurídico, ha recurrido a la fuerza pública para hacer cumplir lo establecido en la constitución. Esto, que desde el punto de vista jurídico es legal y correcto, políticamente es un error estratégico gravísimo, puesto que el conflicto entre Cataluña y el Estado Español, muy antiguo por lo demás y a decir del filósofo Ortega y Gasset sin solución alguna, va más allá de la complejidad de los estatutos, derechos, obligaciones   y atribuciones de cada una de las gobernaciones autónomas en relación con el poder central del estado español.  Puesto que, tratándose de un problema POLÍTICO, con raíces histórico-culturales complejas, la solución debe ser política. Esto quiere decir, que tarde o temprano se tendrá que revisar concienzudamente la constitución de 1978, así como los estatutos de las autonomías, y finalmente, plantearse seriamente la federalización del estado español. Para esto se requiere necesariamente del dialogo y la negociación de todas las fuerzas políticas en juego.

Ahora bien, por el momento el clima político en Cataluña está polarizado y en estas circunstancias la decisión del gobierno de Rajoy de aplicar el artículo 155 de la constitución bien puede entenderse en Cataluña  como una orden militar: ¡Acata, Cataluña!

Es obvio, que estas drásticas medidas provocaran una reacción radical y furibunda en una parte de la ciudadanía catalana, lo cual no contribuirá a resolver pacíficamente el problema. Más allá de la inviabilidad de la República de Cataluña, soberana e independiente en el marco de la Comunidad Europa y de la futura Europa que se está construyendo, no será por la vía manu militari que se pondrá fin a las aspiraciones independentistas y separatistas de los catalanes, sino precisamente todo lo contrario.


[1] Gallo o Galla: Chilenismo, persona de sexo masculino o femenino
[2] Gallá: Conjunto de personas

jueves, 5 de octubre de 2017

El harakiri político del Partido Comunista Ruso Bolchevique

El harakiri político del Partido Comunista Ruso Bolchevique

Auge, apogeo y caída de un proyecto histórico


Hace cien años, entre el 24 y 25 de octubre de 1917, la revolución bolchevique conmocionó al mundo entero y el fantasma del comunismo presagiado por Carlos Marx y Federico Engels en el Manifiesto Comunista se convirtió en una alternativa real al poderío y dominio de las grandes burguesías nacionales y del gran capital industrial.  

El siglo XX, bien podría catalogarse –desde el punto de vista político e ideológico marxista– como la centuria de las revoluciones sociales y socialistas, o bien, el siglo de la experimentación in vivo de diferentes vías de desarrollo al comunismo.

No creo exagerar al afirmar que el siglo veinte fue el gran laboratorio del Manifiesto Comunista a nivel político-ideológico, social y económico.

El nacimiento de un mundo nuevo fue anunciado en el lugar menos esperado por los pensadores marxistas de la época. La Rusia Zarista, el “eslabón más débil” de la cadena imperialista, a decir de Vladimir Ilich Lenin, fue la primera nación en el planeta tierra en la que un grupo extremadamente pequeño de revolucionarios marxistas tomó el poder político-militar por la fuerza. Con la caída de la monarquía zarista y el establecimiento de un gobierno dirigido por el partido comunista bolchevique, comenzó en Rusia el proyecto histórico de la transición del feudalismo al comunismo.

En la construcción del socialismo y del comunismo, también llamado “comunismo científico”, actuaron variables dependientes e independientes de todo tipo, como en cualquier experimento de campo, las que influyeron en mayor o menor medida en el devenir de la nueva sociedad soviética. Uno de los factores externos que más influyó en los primeros años de la revolución fue el “cordón estratégico político-económico y diplomático-militar” tendido a la revolución de octubre –algo similar al bloqueo actual contra Cuba Socialista–  que culminó con la invasión nacionalsocialista de la Wehrmacht hitleriana en 1941 (Operación Barbarroja).

A pesar de todas las vicisitudes y obstáculos que tuvo que enfrentar la revolución bolchevique, el gobierno soviético cumplió con las condiciones materiales necesarias para alcanzar la liberación real de los hombres, según la teoría de Marx y Engels, como son el aseguramiento pleno de comida, educación, salud, bebida, vivienda y ropa de adecuada calidad y en suficiente cantidad.

En el VIII Congreso de los Soviets de toda Rusia celebrado en Moscú entre el 22 al 29 de diciembre de 1920, Lenin, en su informe general dijo entre otras cosas, lo siguiente: “El comunismo es el Poder soviético más la electrificación de todo el país. Sólo cuando el país esté electrificado, cuando la industria, la agricultura y el transporte descansen sobre la base técnica de la gran industria moderna, solo entonces venceremos definitivamente….Para cumplir el plan de electrificación…tal vez necesitamos un plazo de diez o veinte años…Mas es preciso saber y recordar que no se puede realizar la electrificación teniendo analfabetos…Además de saber leer y escribir, es preciso que los trabajadores sean educados, conscientes e instruidos; es preciso que la mayoría de los campesinos tenga una noción concreta de las tareas planteadas”.

El Partido Comunista Bolchevique fue capaz de sacar a la sociedad rusa, heredada de la monarquía zarista, del feudalismo, del analfabetismo, del atraso industrial y transformarla en una sociedad altamente desarrollada en un período relativamente corto. Este es uno de los grandes méritos y logros del partido comunista. El otro, es haber derrotado al fascismo alemán durante la Gran Guerra Patria.

Resumiendo: A pesar de todos los logros sociales, económicos, industriales y científicos alcanzados por la revolución soviética socialista, estos no fueron suficientes para dar el salto de calidad del feudalismo al comunismo. Tampoco fue por falta de voluntad ni de esfuerzo ni del sacrificio de los revolucionarios ni del pueblo trabajador que el proyecto comunista fracasara.

¿Por qué fracasó entonces?

Esencialmente, porque: „Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización”. Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política de Carlos Marx, 1859.  

Por otra parte, Federico Engels, también expresó claramente en su ensayo “Principios del Comunismo”, 1847, que la revolución comunista en un solo país no era posible: “La gran industria, al crear el mercado mundial, ha unido ya tan estrechamente todos los pueblos del globo terrestre, sobre todo los pueblos civilizados, que cada uno depende de lo que ocurre en la tierra del otro. Además, ha nivelado en todos los países civilizados el desarrollo social a tal punto que en todos estos países la burguesía y el proletariado se han erigido en las dos clases decisivas de la sociedad, y la lucha entre ellas se ha convertido en la principal lucha de nuestros días. Por consecuencia, la revolución comunista no será una revolución puramente nacional, sino que se producirá simultáneamente en todos los países civilizados, es decir, al menos en Inglaterra, en América, en Francia y en Alemania. Ella se desarrollará en cada uno de estos países más rápidamente o más lentamente, dependiendo del grado en que esté en cada uno de ellos más desarrollada la industria, en que se hayan acumulado más riquezas y se disponga de mayores fuerzas productivas. Por eso será más lenta y difícil en Alemania y más rápida y fácil en Inglaterra. Ejercerá igualmente una influencia considerable en los demás países del mundo, modificará de raíz y acelerará extraordinariamente su anterior marcha del desarrollo. Es una revolución universal y tendrá, por eso, un ámbito universal”.

El Capital, dijo Carlos Marx en el Manifiesto Comunista, “es un producto colectivo; no puede ser puesto en movimiento sino por la actividad conjunta de muchos miembros de la sociedad y, en última instancia, solo por la actividad conjunta de todos los miembros de la sociedad. En consecuencia, si el capital es transformado en propiedad colectiva, perteneciente a todos los miembros de la sociedad, no es la propiedad personal la que se transforma en propiedad social. Solo cambia el carácter social de la propiedad. Esta pierde su carácter de clase.”

Con la disolución de la Unión Soviética en 1991, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) fue desplazado del poder político, económico y militar, y, en consecuencia, la propiedad de el “Capital” de la sociedad soviética, que hasta ese momento era de carácter social y estaba administrado por el PCUS, pasó a manos de la vieja y nueva burguesía soviética. El derrumbe del “socialismo real soviético” o, dicho en otras palabras, la derrota del “capitalismo de Estado y de Partido”, trajo también consigo, por una parte, el surgimiento de una nueva clase social dominante compuesta por antiguos funcionarios del estado soviético y por dirigentes del PCUS, y por otra, la apertura al gran capital industrial y financiero internacional. En cierto sentido, el fracaso de la Unión Soviética también es el éxito de la contrarrevolución burguesa soviética y de la burguesía financiera internacional. No obstante, hay que señalar al PCUS como el principal responsable del fracaso del proyecto revolucionario socialista y de la involución de la economía al capitalismo burgués y transnacional.

El principio del fin

Las revoluciones sociales, así como todos los procesos dinámicos en los que interviene la mano y la mente del hombre, la probabilidad y posibilidad de cometer errores forman parte del proceso dialéctico de desarrollo. Sin embargo, la resolución: “Acerca de la Unidad del partido”, aprobada por mayoría (de los 400 delegados, 25 votaron en contra y 3 abstenciones) en el X-Congreso del partido celebrado en Moscú del 8 al 16 de marzo de 1921, puede considerarse, a la luz de todo lo ocurrido a partir de esa fecha hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991, como el craso error estratégico o el harakiri político del partido comunista ruso bolchevique (PCR(B) [El dilema de Lenin ]. 

El proyecto de resolución estuvo rodeado de circunstancias (o factores externos e internos) particulares que, a decir de Lenin, ponían en peligro la unidad del partido y, por ende, a la continuidad de la dictadura del proletariado.  Es decir, que para Lenin y el sector duro de los Bolcheviques, decir “Dictadura del Proletariado” equivalía a decir Partido Comunista Bolchevique.

Sin entrar en mayores detalles ni en los pormenores de la lucha ideológica del partido bolchevique, cabe resaltar un detalle importantísimo: La existencia de fracciones políticas al interior del partido era legitima y aceptada por toda la membresía, al menos oficialmente, hasta marzo de 1921.  

La iniciativa, o propuesta de resolución, fue planteada precisamente por Lenin, quien siempre estuvo abierto, en particular al dialogo, la discusión, el compromiso y la negociación y, en general, a la lucha ideológica. La resolución que bien pudo entenderse en su momento como una maniobra de Lenin para aislar a las fracciones conocidas como “Oposición Obrera” y “Centralistas Democráticos”, al fin y al cabo, actuó al interior del partido como un bozal.

Anecdótico resulta el hecho que todo el Comité Central del partido votó a favor de la resolución, incluyendo al mismo Trotski y a Karl Radek, quien al principio de los debates tuvo una posición crítica frente a la resolución y fue el único que presagió en su momento el advenimiento de un dictador.  

El Marxismo-Leninismo según Stalin

A nivel político - ideológico, Stalin hizo lo mismo que Paulo de Tarso con Jesús de Nazaret y convirtió a Lenin, post mortem,  en un santo; y a sí mismo, en su legítimo y verdadero sucesor [La canonización de Lenin]. Además, se inventó el “marxismo-leninismo” como la “única ideología marxista” verdadera.   Luego, no conforme con esa primera medida, Stalin comenzó su cruzada de exterminio y neutralización de los “enemigos de la revolución”, es decir, a todos aquellos líderes políticos que divergieran de su línea política e ideológica, utilizando métodos poco dialécticos, al mejor estilo de Tomás de Torquemada, durante los años de la Santa Inquisición. El vil asesinato de León Trotski a manos del catalán Jaime Ramón Mercader del Río es el mejor ejemplo de la forma en que Stalin entendía la lucha ideológica.  Así, de esa forma, pasaron por la hoguera estalinista, además de Trotski, Bujarin [Koba, para qué necesitaste mi muerte], Kamenev, Zinoviev y cientos de miles  de comunistas, tanto de izquierdas como de derechas.

El “marxismo-leninismo” de Stalin, tal y cual él lo entendió y lo aplicó con mano dura, fue la exégesis religiosa de la concepción dialéctica y materialista de Carlos Marx y Federico Engels. A partir de ahí, el materialismo dialéctico e histórico, dejó de ser una “guía” para la práctica revolucionaria y se convirtió en catequismo. 

¿Murió el estalinismo con la muerte de Stalin en 1953?

Para los apologetas del “marxismo-leninismo” estaliniano, el periodo histórico comprendido entre la muerte de Lenin en 1924 hasta la celebración del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1956, estuvo caracterizado por el culto a la personalidad de José Stalin. Incluso algunos comunistas modernos –tengan ellos conciencia o no de su neo estalinismo– se atreven a afirmar que el término “estalinismo” es un invento propagandístico del Gran Capital y la burguesía financiera imperialista. 

Nikita Khrushchev, quien conoció muy de cerca a Stalin, reconoció en su “Informe Secreto” al XX Congreso del PCUS el 25 de febrero de 1956, que el “culto a la personalidad” socavó los principios democráticos del partido comunista y de la sociedad soviética. Pero Nikita se quedó corto en su crítica al reducir todos los errores cometidos al problema del “culto a la personalidad de Stalin”, en cuanto a que la veneración al líder comunista no fue lo único que causó tanto miedo y terror en la sociedad soviética y sobre todo al interior del partido comunista, sino que fueron principalmente los métodos de subordinación política partidaria, persecución, tortura y muerte utilizados por Stalin y sus seguidores, entre ellos, Genrich Jagoda y Lavrenti Beria.  

En este sentido, el estalinismo es una desviación teórica y práctica del materialismo dialéctico e histórico. Es decir, que el estalinismo hay que considerarlo como una enfermedad viral de los partidos comunistas o agrupaciones “marxistas-leninistas”, que afecta, así como la rabia en los animales y en los humanos, todo el sistema nervioso central, políticamente hablando el Comité Central y otros órganos de decisión, y cuya letalidad es cercana al cien por ciento. Por lo tanto, si Nikita Kruschev pensó en 1956 que, “muerto el perro se acaba la rabia”, estaba muy equivocado.

Conclusión

Sin duda alguna, existió en el mundo un antes y un después del triunfo de la revolución bolchevique en 1917. El auge de la Unión Soviética tensó las fuerzas político-sociales a escala mundial e intensificó la lucha de clase a nivel internacional. La Unión Soviética demostró que sí era posible romper el nudo gordiano de las relaciones de explotación y dependencia de una clase social sobre otra. En este sentido, la Unión Soviética fue un buen ejemplo para los pueblos de otras naciones sometidas y subyugadas por las burguesías y oligarquías nacionales. Tal fue el impacto provocado por la revolución bolchevique que muchos creyeron ver en el horizonte, las cruces del panteón de la historia en el que el proletariado enterraría al capitalismo.

La tragedia de la revolución bolchevique de octubre de 1917, según mi opinión, no fue el triste final en diciembre de 1991. La verdadera tragedia de la revolución ocurrió 70 años atrás, cuando Lenin, el líder máximo de la revolución y el Comité Central aprobaron la resolución “Acerca de la Unidad del partido”.  Ahí quedó guardada in sécula seculórum y bajo sello, la única “vacuna” efectiva contra el estalinismo o cualquier desviación totalitaria: La lucha ideológica y la libertad de expresión, dialéctica y abierta, al interior del partido en cualquier tiempo que sea, sobre todo en tiempos de crisis y/o de guerra.

El Parlamento ruso, convertido en un gigantesco cuadrilátero, fue el escenario en el que Mijaíl Gorbachov y Boris Yeltsin se enfrentaron el 25 de diciembre de 1991 como dos pesos pesados de la política soviética. Gorbachov, secretario general del partido comunista, cayó en la lona a causa del fulminante y trapero gancho de derecha al hígado que le propició Boris en el momento menos esperado, sin comprender lo que acontecía a su alrededor. 

Efectivamente, la contrarrevolución había triunfado. Sin embargo, la suerte de la Unión Soviética ya estaba echada independiente de quien fuera el perdedor o ganador.

Por suerte, y eso abriga esperanzas, la lucha de clases no es una contienda boxística.

La lucha continua….

martes, 19 de septiembre de 2017

De musas y escaramuzas

De musas y escaramuzas

Puro Carburo[1] pipil[2]


Cuenta la historia que más de algún semental cristiano por romper un himen se metió en tremendo lio,
Muy peligroso es remojar el chilillo[3] y luego pregonar el hecho a los cuatro vientos con el orgullo henchido
Lo mejor es navegar por los siete mares con bandera de pendejo[4] y no pavonear de guapo ni engreído
Yo puse cara de casto y puro en mi boda, siguiendo las recomendaciones de Himeneo, el hijo de mi tía Clío.

Cantando una ranchera montuna en lugar de un falsete, un gallo me salió al galope,
Si montando una yegua baya iba al mejor estilo cow boy allá por Atecozol[5]
Ah malaya la suerte mía, pues lo único que logré fue lastimarme un coyol[6].
Así comprendí bisoño que no nací pa’cantante.  Lo mío lo tengo, dicen algunos, por la gracia de Calíope.

Conocí hace décadas en el Puerto de La Libertad[7] una moza joven y hermosa. Dijo que era andaluza.
Era muy placentera, de piel alabastrina, delicada y fina, bailando rumba flamenca parecía una sierpe,
De ella aprendí muchas cosas, entre otras, a jugar el tenis, aunque no tenía la calidad de la Muguruza
Maestra virtuosa como era, soplaba de todo: pitos, tubas y los flautines de carrizo, así como lo hacía Euterpe.

En Mesoamérica se acostumbraba en mis años mozos a dar serenatas con calor o con frio.
Allí, bajo el balcón se juntaban los mariachis, si es que había bastante pisto[8] y si no, pues tocaba un trio.
Y cuando el suegro era prosaico y rudo, te gritaba furioso: ¡Hijodeseiscientasmilputas deja en paz a Irene!
Aunque un trovador enamorado no se inmuta, pues el canto lo lleva en la sangre como Melpómene.

En el carnaval de La Habana bailé Casino con una mulata color canela nacida en Camagüey,
En Santiago de Cuba me inventé un guaguancó[9] guanaco[10],  danzando con Rosalía quien era tremendo mamey
Y no me vengan con lo de Fania All Stars y todo el rollo con Oscar De León, que el bárbaro del ritmo fue Beny Moré
Así me pasé la juventud, bailando mambo, rock and roll, guaracha y merengue de la mano de Terpsícore.

Y ya que las musas dicen que no hay mus, finiquito aquí esta salsa de carburo, recordando aquella joven huraña
que hizo teatro infantil conmigo, a lo mejor era Talía disfrazada, pues la obra se transmitió por televisión.
Por el éter celeste nadan las ondas electromagnéticas y nada mejor que Celeste Mendoza para animar un fiestón.
De astros y constelaciones aprendí mucho en el colegio, como no iba a ser, si mi compañera se llamaba Urania.

Solo me quedan dos que no he nombrado, pues, al fin y al cabo, esto ERATO do lo que tenía en el cacumen
La otra musa huérfana y pobre quedó, pues no encontré palabra elegante que rimara con POLIMNIA
Dicen que mentir a veces conviene, pero acusar a todos los moros de terroristas eso ya es calumnia.
Aquí tienen pues, a las musas griegas, hijas de Zeus y Mnemósine. Nueve son, en resumen.  


[1] Hablar carburo: Hablar tonterías
[2] Pipil: Se dice del indígena precolombino, descendiente directo de los aztecas, que habitaba en el occidente de El Salvador.
[3] Chilillo: Tallo deshojado de arbusto, Verga de toro.
[4] Pendejo: Tonto, inocente
[5] Atecozol: Balneario en el departamento occidental de Sonsonate/El Salvador.
[6] Coyol: Fruto de una variedad de palmera. Testículo.
[7] El Puerto de La Libertad es uno de los centros turísticos más populares de El Salvador debido a la cercanía con la capital del país.
[8] Pisto: Dinero
[9] Guaguancó: Variedad de rumba cubana
[10] Guanaco: De origen salvadoreño. 

sábado, 26 de agosto de 2017

Bailando entre querubines


Bailando entre querubines


Dedicado a “Katxito”



Rema remo en el mar de la fantasía hasta encontrar la rima alegre que calce con Katxa

Aquella joven encinta que un día de estío bailó descalza ritmos exóticos en un Txoco[1] de la montaña

Cargando en su vientre un catxito de luz de Aldebarán sin saber que la melodía era  un cha-cha-cha   

Y ya me diréis, vosotras madres universales, si traer vida al mundo no es una gran hazaña.



Ahí estaban los niños, cantando en silencio, tal coro de querubines, la llegada de otro querube

Cita de ángeles fortuita en un anfiteatro al aire libre transformado en gigante y hermosa ventana

Cielo azul añil como el de la tierra mía, infinito techo límpido como el cristal y sin ninguna nube

Los Castellets sonriendo, mostrando sus dientes de serrucho, y  allá, a lo lejos, altivo,  el Puig Campana.



Así se formó el guateque en tierras donde hay mosquitos grandes   que no provocan el dengue

Malos bichos llamados tigres, chupa sangres tropicales,  dípteros molestosos causantes del chikungunya

Entonces, para evitar que nos picaran, bailamos rumba, salsa y merengue

Declaramos  así la guerra al Aedes. Solo nos faltó bailar de Benny More su Mata Siguaraya.



Ya cité a uno de ellos, si averiguáis donde se esconden los otros nenes, os daré de premio un beso

Y aunque no soy guajiro que cultiva el monte, se chapearlo[2] como un burro y sin descanso

Solo me falta nombrar a tres, al profeta y al que la hizo de Dr. Zhivago en mis años mozos

Y , por último, la que robó a Harry Bellafonte y se largó a Venezuela. Pucha que niños más hermosos.



No he nombrado a los adultos, aunque sin ellos no habría niños, y la vida sería fría como la horchata

El buen tacto y la sensibilidad son ingredientes que no deben faltar en el convivir y en la danza

El son es Afrocubano y creedme  lo que aquí afirmo: No hay mejor dieta para que no crezca la panza

Que la rumba,  merengue o guaguancó y si queréis estimular las hormonas, pues ahí tenéis  la bachata. 



[1] Txoco: rincón en euskera
[2] Chapear: desbrozar

sábado, 22 de julio de 2017

El complejo universo de las relaciones sociales

El complejo universo de las relaciones sociales

Recordando al Gordo Regalado y a Foncho Rico

Motivado por un mensaje corto recibido vía WhatsApp, en el cual se me transmitía la nueva dimensión del ser y estar de un amigo común, entré expedito a la aplicación Facebook Messenger, para felicitarlo por el ingreso al Club de los Abuelos Chochos. Su respuesta llegó tan rápida como la luz. Y así, gracias a la tecnología digital del siglo XXI, mi amigo y yo pudimos mantener una corta conversación de voz y video.  Él en New Jersey y yo en la precordillera de la Selva Negra.

Mi viejo amigo y yo teníamos décadas de no vernos las caras, los contornos, en fin, todo aquello material, corruptible que merma con el implacable pasar del tiempo. Ni él ni yo podíamos ocultar las huellas de la vida vivida en nuestros cuerpos. Solo su mirada seguía siendo la misma, esa que siempre transmitió alegría, confianza y respeto. Viéndolo hablar pausadamente, así como hablan los hombres cuando se ponen mayores, pude constatar que él siempre habló así, es decir, como un hombre maduro.

Los bayuncos[1] y jodarrias[2] en la adolescencia temprana y madura fuimos otros. Foncho Rico era uno de los más talentosos en la materia y yo nunca me quedé atrás. Nuestro amigo, el bueno de Sancho Panza, nuestro querido Gordo Regalado nos aguantaba y toleraba todo con la paciencia infinita que solo los abuelos pueden tener con sus nietos.

Solo fueron dos o tres minutos lo que duró la conversación, pero toda una vida pasó por mi mente. Comprendí entonces la sutil diferencia entre viejos amigos, amigos viejos y viejos conocidos que nunca llegaron a ser verdaderos amigos.

Pensando en el Gordo y el Flaco, la famosa pareja dispareja de cómicos del cine mudo de los años veinte del siglo pasado, llegué a la conclusión que la amistad es una categoría especial en el complejo universo de las relaciones sociales y que los mejores dúos, tríos, cuartetos o quintetos son aquellos en los que las cualidades, virtudes y características individuales   de cada uno de los integrantes se suman y se complementan dialécticamente. 

En los tiempos de la guerra revolucionaria en el paisito que me vio nacer, entre guindas[3] y tareas político-militares, aprovechaba el tiempo lucubrando ideas y pensamientos acerca de las relaciones sociales del hombre en sociedad. Pensaba entonces – y sigo pensando–  que la amistad, la verdadera, es el resultado final de un proceso dialéctico de desarrollo social entre los humanos. Cuando los hombres interactúan, establecen para bien o para mal, relaciones sociales con características particulares.

Las relaciones pueden ser parciales, integrales, armónicas o discrepantes, siendo común a todas, la capacidad y voluntad de dar y recibir de los sujetos en cuestión; es decir, la asunción tácita de una “win-win situation” o del principio económico de quid pro quo.  Definía entonces el término de Relación Integral, en aquellos días de paz en la guerra, como la relación social, en la cual convergen intereses comunes tales como la satisfacción de necesidades materiales, emocionales, deportivas, culturales, adicciones, utopías, planes de vida, conceptos de vida o visiones del mundo.

Así como no es posible ser hombre en la soledad absoluta, tampoco es posible alcanzar la armonía absoluta. Sin embargo, la construcción de las relaciones interpersonales solamente puede darse en convivencia, aunque ésta lleve consigo los problemas propios al compartir el espacio-tiempo con otras personas.   

La armonía relativa no implica necesariamente ausencia de contradicciones en el dinámico mundo de las relaciones sociales. Puesto que siendo las relaciones entre los humanos uno de los procesos sociales más complejos existentes, las contradicciones forman parte de la dialéctica misma del desarrollo de las relaciones sociales. Y esa realidad no debería asustarnos ni sorprendernos.  Ahora bien, una relación social no puede llamarse integral cuando existe en alguno de sus niveles (sexual, político, social, ideológico, intelectual, económico, religioso, personal, etc.)  una contradicción antagónica o también en el caso cuando no reine un equilibrio ponderado, es decir, donde la asimetría en la relación es tal, que la balanza tiende a inclinarse permanentemente hacia un lado.

Por otra parte, una relación de amistad que no sea integral o que no sepa resolver las contradicciones secundarias o terciarias a tiempo, está condenada, inevitablemente, a desaparecer. Por el contrario, toda relación integral con capacidad cognitiva y emocional para resolver los conflictos, es decir, tener la valentía de decir lo siento o pedir perdón, tiene todas las probabilidades y posibilidades de desarrollarse y mantenerse viva en el tiempo-espacio. En todo caso no está demás reiterar que la amistad – la verdadera– presupone simpatía, empatía, solidaridad, sinceridad, transparencia, honestidad, respeto y cariño mutuo, y, además, una porción XXL de paciencia, aceptación y tolerancia.

Por eso no es de extrañar, que en el camino vayan quedando atrás amistades que no germinaron y se marchitaron con el correr del tiempo. De esta manera, vamos dejando atrás a vecinos que creíamos amigos y a viejos conocidos que creíamos amigos y a viejos amigos que creíamos amigos, no pocas veces con lágrimas en los ojos y tristeza en el corazón. Algunas amistades experimentan con los años, meses, semanas e incluso días, su punto de ruptura . Pero así es la vida y nadie se muere por eso.

La amistad, entendida ésta como una dimensión especial de las relaciones sociales, no puede ni debe ser forzada ni someterse a reglas o reglamentos pre establecidos por las partes en cuestión. En este sentido, mis amigos son como árboles gigantes que han ido creciendo libres en el sendero común recorrido, sin corsés ni ataduras ni condiciones ni expectativas de ninguna clase.

Y ahí están, mis queridos viejos amigos de aquí y de allá, embelleciendo mi jardín. Y por ahí y por allá están brotando nuevas buganvilias y nuevos almendros valencianos.  



[1] Bayunco: Jocoso, quien hace payasadas o bufonadas
[2] Jodarria: Chacoteros
[3] Guinda: Retirada de fuerzas vivas y población civil durante una ofensiva militar enemiga

miércoles, 5 de abril de 2017

San Salvador en los años del Rock and Roll

San Salvador en los años del Rock and Roll


“Sometimes I get the feeling, I was back in the old days, long ago. When we were kids when we were young things seemed so perfect, you know” Queen

La primera vez que vi bailar rock and roll en vivo y en directo todavía no cumplía los 7 años. No fue, como podría suponerse, en una fiesta, en el cine o en la televisión, sino que en la propia casa de Tuco y Tico. ¿Alguien recuerda a esa pareja de bailarines? No sé si serían hermanos o simplemente fueron dos buenos cheros – amigos –; pero bailando parecían gemelos. El  sentido del ritmo y de la música rocanrolera les corría por las venas.  

“The days were endless, we were crazy we were young, the sun was always shining we just lived for fun”

Tuco y Tico eran famosos en el barrio Candelaria. Vivían al frente de la casa de mi abuela, situada a unos metros del cuartel antiguo de la Guardia Nacional en la calle Modelo.  En realidad la casa no era ni de mi abuela ni de mi tío, ellos vivían de alquiler. Tener casa en aquellos días era un lujo asiático. ¿Pero de quien eran esas casas? , me pregunto yo ahora.  Era una casa grande, estilo español con un jardín al centro y muchas plantas tropicales, y, además, con agua potable y luz eléctrica. El jardín me fascinaba. Era mi “selva privada”. Ahí entre los helechos gigantes y los “Pies de León”, me pasaba las horas jugando con mi camioncito de tolva, abriendo hoyos y construyendo carreteras de fantasía hasta que escuchaba la voz de un niño exclamando en el parlante: “See you later Alligator”. Entonces salía corriendo como Speedy González a ver ensayar los números artísticos de Tuco y Tico. Yo no era el único mocoso que admiraba las piruetas y los pasos de aquellos formidables artistas en ciernes al compás de Bill Haley y sus Cometas.  

“The bad things in life were so few”

En la vecindad se respiraba la pobreza, pero la gente hacía de todo, vendía de todo, se reparaba todo para que en la mesa no faltara la comida.  Claro que también había tacuaches – ladrones de poca monta – en las esquinas, sin embargo, las muertes por homicidio, que sí las hubo, eran pocas– en comparación con la situación actual – que cuando ocurrían, eran noticia de primera plana en los tres periódicos más importantes del país.  En esos días del rock and roll, la única violencia organizada existente era la de la Guardia Nacional, la de la Policía Nacional y la de la Policía de Hacienda. Más tarde entraron al terreno de operaciones la organización paramilitar conocida por sus siglas, ORDEN (Organización Democrática Nacionalista), y la Agencia Nacional de Seguridad Salvadoreña (ANSESAL). Estos eran los encargados de mantener la “paz y el orden” heredados de la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez en la década de los 30 y la de vigilar a la “subversión comunista” y, dado el caso, eliminarla físicamente en nombre de la democracia oligárquica cafetalera. Sin embargo, quienes salían de su casa por diversión, por trabajo o simplemente a vagar sin rumbo, estos no lo hacían con el miedo o con el temor a no regresar sanos y salvos.

“Those days are all gone now.”

Como un “Tom Sayer” criollo salía a recorrer mi barrio y los alrededores sin compañía alguna. Mi  “Misisipi” fue el rio Acelhuate. Ahí me divertí lanzándole piedras a los ávidos Zopes – zopilotes–que se peleaban entre sí por las tripas de un cadáver de perro callejero sin pedigrí. Así conocí las calles y los callejones de la Colonia Ferrocarril, las del barrio El Calvario y las de La Vega, lugares donde hoy en día la vida vale menos que un comino. En aquellos días andar a pie, además de ser un buen ejercicio corporal, era también una forma de conocer la capital y por supuesto, un método de ahorro muy efectivo, sobre todo tratándose del bolsillo de un niño comenzando la edad del pavo. Eso sí, había que estar siempre en guardia y muy alerta para detectar a los malandrines. En aquel entonces todavía no existía el crimen organizado y las  “maras antiguas” eran simplemente un grupo de imberbes que trataban de imitar a las bandas juveniles gringas al estilo de “Rebelde sin Causa” o “West   Side Story”. Ni siquiera las “maras antiguas” más agresivas, como la de San Jacinto, la del barrio La Vega, la de Mejicanos, la de Villa Delgado o la del barrio Santa Anita con sus “puntas” (navajas), “manoplas” y “aspirómetros” (cable de acero), ni todas juntas, alcanzaron el grado de criminalidad y letalidad de las actuales.
Los días de la “paz relativa oligárquica” en El Salvador se fueron, sin darnos cuenta, con la guerra civil y el surgimiento de las pandillas criminales y el narcotráfico, así se fue también nuestra infancia, niñez y juventud.   Lo que quedó después fue una tendalada de cadáveres, la rabia amarga y la tristeza profunda. 

“Because these are the days of our lives. They have flown in the swiftness of time. These days are all gone now but some things remain. When I look and I find no change.”

El Salvador del siglo XXI ha cambiado mucho en relación al paisito aquel que me vio nacer y crecer. Hay muchas carreteras nuevas y los centros comerciales al estilo americano crecen como hongos tropicales, pero para alguien que vivió su infancia y adolescencia en lo que hoy en día es el centro de la vorágine de la violencia marera, las cosas poco han cambiado sustancialmente en la nación cuscatleca.
Más no crea, estimado lector, que estas líneas las escribe un melancólico sexagenario que sueña con el pasado y que además lo idealiza. El problema en El Salvador es que, objetivamente, la correlación de fuerzas socio-económicas no está a favor de Juan Pueblo. A él, con tantos malls y high ways, le han colocado un traje de smocking primermundista que le oculta los “cánceres, caspas, shuquedades, llagas, fracturas, tembladeras y tufos”, que hace décadas diagnosticó Roque Dalton en su poema: El salvador será”.  La violencia es solo uno de esos cánceres.   Los “Tom Sawyer” o los “Oliver Twist” son una enfermedad endémica en las sociedades donde reina la injusticia social. En esto El Salvador no ha cambiado mucho; pareciera como si el tiempo se hubiera detenido.

 “Those days are all gone now but one thing is still true. When I look and I find I still love you.”

A pesar de todas las vicisitudes vividas en aquellos años, cuando se estilaba el bucle engominado a lo Elvis Presley, el balance es positivo. Ya no podemos hacer la “caída de la hoja” de Tuco y Tico, pues cualquier intento, atentaría contra la salud. Sin embargo, el recuerdo de San Salvador en los años del Rock and Roll todavía siguen tan fresco y colorido como el “Tutti Frutti” de Ricardito.
Roque Dalton escribió lo siguiente en su poema Todos: “Todos nacimos medios muertos en 1932, sobrevivimos, pero medios vivos.” Y yo diría, parafraseando al poeta, que los salvadoreños renacimos en los 60, crecimos en los 70, nos desarrollamos en los 80   y volvimos a nacer medios muertos en 1992, sobrevivimos, pero medios vivos. ¿Cuándo volveremos a renacer?  


Y aquí me tienen ahora, pues, con una matata – morral– al hombro llena de tiempos y espacios, asumiendo la vejez como un proceso natural, pero todavía rodando optimista por la montaña rusa de la vida, like a Rolling Stone, para que el moho del conformismo, conservadurismo y pasotismo no nos corroa el alma y el pensamiento.