Bailando entre querubines
Dedicado a “Katxito”
Rema remo en el mar
de la fantasía hasta encontrar la rima alegre que calce con Katxa
Aquella joven
encinta que un día de estío bailó descalza ritmos exóticos en un Txoco[1]
de la montaña
Cargando en su vientre
un catxito de luz de Aldebarán sin saber que la melodía era un cha-cha-cha
Y ya me diréis,
vosotras madres universales, si traer vida al mundo no es una gran hazaña.
Ahí estaban los
niños, cantando en silencio, tal coro de querubines, la llegada de otro querube
Cita de ángeles
fortuita en un anfiteatro al aire libre transformado en gigante y hermosa
ventana
Cielo azul añil
como el de la tierra mía, infinito techo límpido como el cristal y sin ninguna
nube
Los Castellets sonriendo,
mostrando sus dientes de serrucho, y
allá, a lo lejos, altivo, el Puig
Campana.
Así se formó el
guateque en tierras donde hay mosquitos grandes que no provocan el dengue
Malos bichos llamados
tigres, chupa sangres tropicales, dípteros molestosos causantes del chikungunya
Entonces, para
evitar que nos picaran, bailamos rumba, salsa y merengue
Declaramos así la guerra al Aedes. Solo nos faltó bailar
de Benny More su Mata Siguaraya.
Ya cité a uno de
ellos, si averiguáis donde se esconden los otros nenes, os daré de premio un
beso
Y aunque no soy
guajiro que cultiva el monte, se chapearlo[2]
como un burro y sin descanso
Solo me falta
nombrar a tres, al profeta y al que la hizo de Dr. Zhivago en mis años mozos
Y , por último, la
que robó a Harry Bellafonte y se largó a Venezuela. Pucha que niños más
hermosos.
No he nombrado a
los adultos, aunque sin ellos no habría niños, y la vida sería fría como la
horchata
El buen tacto y la
sensibilidad son ingredientes que no deben faltar en el convivir y en la danza
El son es Afrocubano
y creedme lo que aquí afirmo: No hay
mejor dieta para que no crezca la panza
Que la rumba, merengue o guaguancó y si queréis estimular
las hormonas, pues ahí tenéis la
bachata.
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