sábado, 29 de enero de 2011

LAS RAZONES Y SINRAZONES DEL MIEDO ATÁVICO AL COMUNISMO

El fantasma que recorrió Europa a principios del siglo XIX y que asustó hasta la médula espinal a las clases gobernantes y a la iglesia católica de la época, era un movimiento político-social incipiente y novedoso por sus planteamientos y reivindicaciones. Una corriente político-económica emancipadora, surgida de las contradicciones antagónicas de las relaciones de producción imperantes en la sociedad europea. El movimiento comunista estremeció las estructuras político-ideológicas del capitalismo industrial, y tanto el clero como las monarquías unieron fuerzas con la burguesía para combatir a los sacrílegos comunistas.

¿Cuáles son las raíces biológicas del miedo al comunismo?
La psicología moderna reconoce seis* tipos de emociones naturales básicas en la especie humana. Esto significa, que los humanos, sin distinción de etnia, género y color de piel, nacemos con esta información emocional, que nos condiciona para percibir frente a un estímulo externo el sentimiento de alegría, miedo/pánico, asco, ira, sorpresa y tristeza.
El miedo o temor a lo extraño o lo desconocido, es una reacción instintiva de supervivencia. El origen del miedo puede ser cualquier estimulo externo, real o infundado, que se perciba emocionalmente como peligroso o una situación cualquiera que no ofrezca seguridad personal. Éstos pueden ser naturales o aprendidos por condicionamiento clásico o a través del método de aprendizaje modelado. Expresiones extremas de este sentimiento no controlado pueden degenerar en patologías fóbicas.

Cuando Carlos Marx y Federico Engels en la introducción del manifiesto del partido comunista en 1848 escribieron la metáfora del “fantasma que recorría Europa”, estaban conscientes de la dimensión de su mensaje, puesto que tenían conocimiento de los miedos y temores existenciales de las clases dominantes y su aliado estratégico, la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Desde entonces el comunismo ha sido utilizado por los altos sacerdotes modernos, como el chivo expiatorio que carga acuestas lo más malo de la sociedad y por ello es apedreado y vilipendiado en las plazas públicas del mundo.

¿Qué es el comunismo?
El comunismo es una concepción filosófica, basada en la teoría marxista y enriquecida por los aportes de Engels, Lenin, Rosa Luxemburg y otros teóricos del marxismo revolucionario, que permite entender y comprender el desarrollo de la historia desde una perspectiva social y humanista, en la que el ser humano es el sujeto y objeto principal de la misma. El comunismo es, además, el modo de producción económico, en el que las relaciones de producción no estarán basadas en la propiedad privada de los medios de producción ni en la división de la sociedad en clases.
En este sentido, me refiero aquí, única y exclusivamente al comunismo, en sus dos acepciones: 1) Como ideología y 2) como modo de producción.
En el ensayo “Principios del comunismo”, Federico Engels, conociendo el miedo ancestral que corroía a la sociedad contemporánea, se tomó la tarea de explicar pedagógicamente las bases de la filosofía materialista del comunismo. Engels define entonces el comunismo, como la doctrina de las condiciones de la liberación del proletariado; entendiendo aquí por doctrina, un conjunto filosófico de ideas y conceptos dinámicos, diametralmente opuestos a la connotación religiosa y dogmática que esta palabra también puede implicar. Buenas eran las intenciones de Federico Engels. Las clases sociales dominantes además de no tener ningún interés de conocer en profundidad el pensamiento comunista, se dispusieron a combatirlo con todos los medios a su disposición. Aquí la curia pontificia desempeñó un papel preponderante en la lucha contra el comunismo. Las grandes mayorías proletarias, los desposeídos, los que en virtud de su condición social se veían obligados a vender su fuerza de trabajo para subsistir, influenciadas ideológicamente por las religiones Abrahamicas, obedecieron el dictamen sagrado de la Iglesia de no aceptar ese pensamiento. Para lograr su fin, la Iglesia utilizó el instrumento del miedo y el temor, sugiriendo que el comunismo prohibiría el derecho al culto religioso.
La cuestión de la religión, que Federico Engels no abordó explícitamente en su ensayo, continúa siendo en la actualidad, una de las grandes interrogantes ideológicas que el comunismo no ha sabido resolver. ¿Es el teísmo en sí, un obstáculo para la liberación y construcción del comunismo? La Iglesia, como institución, sigue azuzando al rebaño de corderos con la amenaza del lobo malo ateo. El miedo al comunismo se ha transformado en la reacción cognitiva-emocional automática de gran parte de las masas trabajadoras influenciadas por la ideología burguesa, con el agravante, que efectivamente en los países comunistas se cometió el error histórico de interpretar mecánicamente el postulado de Carlos Marx en su escrito Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel que “la religión es el opio de los pueblos” y se pretendió erradicar “el vicio” prohibiendo la religión.

El miedo al comunismo es un fenómeno generalizado y fomentado sistemáticamente por los medios de comunicación del establishment capitalista. Entre más inculta y religiosa sea la masa crítica de la sociedad, más violenta y exacerbada es la reacción emocional. Sin embargo, las expresiones anticomunistas difieren de país en país, en dependencia de la experiencia histórica que se tenga con esta tendencia política y el peso específico que las organizaciones comunistas tengan o hayan tenido en la correlación de fuerzas político-sociales. En este sentido, el miedo al comunismo de los italianos difiere en forma y contenido, al de los franceses o al de los españoles. Caso particular es el anticomunismo alemán, que a mi juicio, ha alcanzado límites patológicos. En Latinoamérica y en los Estados Unidos, el miedo al comunismo también se ha convertido en enfermedad.

¿Cómo se explica la comunismofobia furibunda de la sociedad alemana?
En primer lugar, considero necesario resaltar que siendo Alemania el país donde se gestó el primer esbozo teórico-filosófico del comunismo científico, sea precisamente allí, donde el comunismo se ha convertido en un tabú político-ideológico. El simple hecho de mencionar la palabra “comunismo” provoca en la generalidad de la gente una reacción repulsiva e irracional.
Según mi opinión, existen dos factores fundamentales para comprender y abarcar la dimensión del miedo o pánico al comunismo en Alemania. El primero, está directamente vinculado a la segunda guerra mundial y tiene una connotación militar-psíquico-emocional, con una sintomatología traumática. Me refiero especialmente a los acontecimientos en el frente oriental. Las cruentas batallas que se libraron en los diferentes frentes de guerra, dejaron huellas profundas e imborrables en las mentes de los alemanes que vivieron (y sobrevivieron) la experiencia en carne propia de la forma, intensidad y valentía con que el pueblo soviético y el ejército rojo defendieron la patria comunista de las huestes hitlerianas; experiencias que han sido trasmitidas de generación en generación. En la batalla de Moscú en el invierno de 1941 se libraron encarnizados combates por tierra y por aire. La derrota de los alemanes en las cercanías de Moscú fue contundente y repercutió en el curso posterior de la guerra. El ejército alemán perdió ahí el aura de ejército invencible y a raíz de esta debacle militar, muchos generales fueron destituidos por orden directa de Hitler. Esta gran victoria del ejército rojo sobres las tropas invasoras alemanas fue el comienzo de la gran contraofensiva militar que culminó años más tarde con la ofensiva final, la ocupación de Berlín y la claudicación del ejército alemán. La derrota tuvo sabor amargo y color rojo comunista.

El segundo factor, tiene que ver con la división de Alemania y con la experiencia directa o indirecta vivida por los alemanes (el muro de Berlín los separaba simbólicamente) durante casi 45 años con el comunismo soviético. Esta particularidad de la postguerra que se transformó en su momento en el “mano a mano” del capitalismo y el comunismo, y en uno de los teatros de acción de la guerra fría, no tiene parangón en la historia moderna. Alemania ha sido el único país capitalista desarrollado que, por casus belli, ha sido dividido y donde en una de sus partes, se implantó un modelo comunista de desarrollo, apuntalado por el poder de las armas del vencedor soviético.
El comunismo en la República Democrática Alemana, fue por lo tanto, una consecuencia directa de la segunda guerra mundial y no de un proceso popular revolucionario y se caracterizó por ser una copia del modelo soviético. Ahora bien, es preciso aclarar que gran parte de la ciudadanía de la Alemania oriental estaba a favor del sistema y, detrás del muro solamente los comunistas alemanes occidentales se solidarizaban con sus camaradas orientales.

¿En qué medida contribuyó el estalinismo a reforzar los miedos y prejuicios de los ciudadanos del mundo en relación al comunismo?
El desarrollo del comunismo en la URSS, sobre todo a partir de la muerte de Lenin en 1924, estuvo caracterizado por los abusos del poder estalinista, expresados en las purgas internas, deportaciones y crímenes políticos, y en los errores en la construcción y planificación de la sociedad comunista. Estos hechos contribuyeron en gran medida, a desvirtuar y enajenar el concepto teórico-filosófico del comunismo. Desde el primer momento en que la filosofía comunista, es decir, el materialismo dialectico e histórico, se convirtió en doctrina de estado, los pensamientos e ideas, otrora concebidas por Marx y Engels, como dinámicas y en permanente desarrollo dialectico, se transformaron en la época de José Stalin y en los años posteriores a su muerte, en dogmas y preceptos rígidos y estáticos, cuasi religiosos. Estos garrafales errores político-económicos dieron pie a que la ideología burguesa arremetiera con toda su fuerza y con todos sus medios para desprestigiar la imagen del comunismo. Hábilmente, la ideología burguesa se tomó el derecho de despojar a su antojo al comunismo de una de sus virtudes esenciales que es el profundo humanismo, no en la connotación filosófica renacentista, sino en el sentido que es el hombre el sujeto principal de la historia. Por otra parte, el aporte histórico y decisivo de los comunistas soviéticos en la derrota del fascismo alemán fue astutamente relegado a un segundo plano por la prensa capitalista. Estas discrepancias, por lo demás verificables y comprobables, entre el aporte inmenso de los comunistas en la lucha contra el fascismo en el mundo entero, la teoría y la práctica del comunismo real que existió hasta el debacle de la Unión Soviética, es un lastre testamentario que los comunistas contemporáneos tienen que asumir críticamente y cuyo peso histórico no se debe ignorar y obviar bajo ningún punto de vista. Todos estos errores y desviaciones ideológicas dieron como resultado la visión estereotipada que se tiene acerca del comunismo. Se creó así un perfil rudimentario de lo que significa ser comunista: dogmático, bárbaro, despiadado y malo.

¿Qué hacer entonces?
Dado que las relaciones de producción capitalistas siguen siendo dominantes y siendo el capitalismo el sistema imperante a nivel global, el comunismo sigue siendo una alternativa vigente. El comunismo soviético** y sus copias, fueron simplemente experimentos fallidos, lo cual no significa que el ideal comunista desarrollado por Marx, Engels y otros, haya caducado o no tenga validez. Han sido sólo experimentos, en cuanto que nadie sabe a priori cómo se construye el comunismo. En este sentido, no ha existido hasta la fecha en la edad moderna ninguna sociedad estrictamente comunista. Pienso, que hoy, más que nunca, los comunistas, con o sin carnet, son necesarios e indispensables, porque en este inmenso mar de banderas multicolores e intereses variopintos, y de confusiones ideológicas, el análisis y síntesis comunista son imprescindibles.

En la medida que los comunistas, en todos los rincones del planeta, asuman críticamente y con seriedad los errores y crímenes del pasado cometidos en nombre del comunismo y continúen defendiendo los intereses de las grandes mayorías asalariadas con honestidad y sin vacilación, y luchando por la emancipación del individuo y la sociedad, en esa misma medida contribuirán a la acumulación de fuerzas y al fortalecimiento de la credibilidad política y la confianza popular. Solamente con el ejemplo se logra contrarrestar la mentira, la calumnia y el miedo. La tarea no es fácil. La lucha de clases tampoco.

Roberto Herrera 28.01.2011

*:Robert Plutchik añade dos más: Confianza y curiosidad
**:Se utiliza aquí el término comunista en su connotación política, es decir, para destacar aquellos países en los que el partido comunista ostenta el poder.

lunes, 24 de enero de 2011

LA FORZA DE LAS HORMONAS DE SILVIO BURLASCONI

Cada país tiene sus tradiciones y su folclore. La idiosincrasia de un pueblo y de los individuos que lo componen son los rasgos característicos que los distinguen del resto de las personas de otras culturas. Uno de los comportamientos típicos de los italianos, del norte y del sur, es la inclinación a la vanidad. Patricios y plebeyos aprendieron de sus antepasados la predisposición a exagerar sus capacidades. Y, aclaro que no me refiero aquí al 100% de la población, puesto que hay italianos que se escapan a la influencia cultural. Estos, que son la excepción de la regla, emigraron en su debido momento a otras tierras.

La política parlamentaria en Italia, como dirían los emigrados, es un quilombo. Con la vida bacanal de algunos gobernantes, uno ya no sabe si ponerse a reír o a llorar. Todos los periódicos sensacionalistas de gran tiraje no cesan de publicar en sus titulares las escapadas y deslices del presidente italiano, inventadas o reales.

Según dicen, Silvio B. construyó su imperio, con mucho ahínco y esfuerzo personal. Pero la verdad es que los orígenes de su cuantiosa fortuna siguen siendo desconocidos. Así nació el cuento de camino real del milanés, que se hizo millonario con el sudor de su frente, aunque dicen las malas lenguas, que recurrió a la pequeña ayuda de un grupo de amigos que siempre actuó al borde o más allá de la legalidad. ¿Mito o leyenda?

Con tantas disputas con viejos rivales políticos, numerosos líos con putas quinceañeras e infinidad de cuentas pendientes con la justicia italiana, a Silvio B. no le alcanza el tiempo para dedicarse en cuerpo y alma, a tareas menos libidinosas y lucrativas, como gobernar y administrar el poder en función de la ciudadanía, es decir los plebeyos.

Leyendo las informaciones acerca de la política doméstica italiana, el lector podría tener la impresión, que el presidente está más empeñado en demostrar, o bien la fortaleza de la forza Italia o la forza de su destino. Tampoco queda claro si se trata de una ópera clásica o de una obra de teatro bufo. En todo caso, la actuación de Silvio B. de cara a los ciudadanos, sabe más bien a burla y parece estar más obsesionado en demostrar su forza masculina, que en resolver los problemas económico-sociales de las italianas e italianos. De cualquier modo, la forza de las testosteronas de Silvio Burlasconi, más que mito y leyenda, es un buen producto comercial periodístico y eso es lo que realmente cuenta y suma.

Roberto Herrera 24.01.2011

domingo, 23 de enero de 2011

CUANDO LAS BARBAS DE TU VECINO VEAS ARDER, PON LAS TUYAS A REMOJAR

A raíz de la promulgación de la ley habilitante en Venezuela, aprobada en diciembre del año pasado por la asamblea nacional de la República Bolivariana, la prensa nacional e internacional, tanto la seria como la sensacionalista, ha desatado una vez más una campaña mediática, despotricando contra el Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, acusándolo de seguir un rumbo totalitario y establecer las bases constitucionales para implantar una dictadura comunista; azuzando por esta vía la contrarrevolución y tratando de aislar internacionalmente al gobierno con estos ridículos bulos.

El buen periodismo exige de los articulistas y reporteros de prensa una información más exhaustiva sobre las razones que motivaron al Presidente para solicitar a la asamblea nacional estos poderes excepcionales y especialmente, acerca del contenido de la ley y su limitación en el tiempo, además, dar a conocer otros datos importantes como el marco jurídico, las dimensiones y los beneficios de la ley, de tal manera que el lectorado pueda estar informado integralmente. Por ejemplo, ¿Por qué no se informa que no es la primera vez que en Venezuela se promulga este tipo de ley? Incluso antes de la llegada de Hugo Chávez a Miraflores en el periodo de vigencia de la constitución de 1961 (1961-1998) se promulgaron varias leyes habilitantes, sin que este hecho haya desatado una histeria colectiva y miedos atávicos anticomunistas.

¿Qué es una Ley Habilitante?
Sencillamente una ley con carácter especial, que faculta al Presidente de la República para dictar decretos-leyes en las materias que solicite, siempre en los marcos establecidos por la legislación, sin recurrir a instancias jurídicas de debate y aprobación, lo que prolongaría su promulgación. Es decir, que se trata de medidas jurídicas extraordinarias, comprendidas en el marco de la constitución política vigentes y que se toman en situaciones extraordinarias, como en casos de catástrofes naturales o en tiempos de crisis.

Con motivo de los estragos del huracán Katrina, que azotó violentamente las costas de los Estados Unidos en el 2005, destruyendo sobre todo la ciudad de Nueva Orleans, se produjo una situación caótica y alarmante dentro de la población civil que desembocó en violencia y vandalismo. Frente a dicha situación, el otrora tristemente célebre Presidente Busch hijo, hizo uso de la ley marcial que lo autorizó ordenar la intervención de las fuerzas armadas. También en Chile, después del terremoto en el 2010, el presidente de la nación, Sebastián Piñera, recurrió a esta medida cuando el vandalismo y la violencia se apoderaron de la ciudad de Concepción.

En varias situaciones históricas, el Presidente de turno de los Estados Unidos ha recibido, en virtud de la carta magna, plenos poderes para gobernar. Esta atribución presidencial tiene su origen en el siglo XVIII y está plasmada desde entonces en la constitución norteamericana. Su principal característica es la absoluta concentración de los poderes y facultades en el ejecutivo o en el Presidente o Jefe de Estado, lo que significa que la persona del presidente o una de estas instituciones, centraliza todos los poderes o funciones del Estado. Es así, como durante la primera y segunda guerra mundial el Presidente norteamericano de turno recibió plenos poderes. No obstante, a ningún periódico de la época ni a ningún ciudadano del mundo, le pasó por la mente la posibilidad de un derrotero dictatorial en los Estados Unidos.

Benito Pérez Galdós, además de ser un gran novelista y dramaturgo, trabajó un tiempo como articulista. En esa profesión se destacó por su lucidez y por el apego de sus escritos a los aspectos de la realidad política cotidiana, que muchas veces los periodistas rehúyen abordar, consciente o inconscientemente, con premeditación o por negligencia. En todo caso, a los reporteros que se afanan en demonizar la revolución bolivariana, les quiero recordar lo que escribiera Benito Pérez Galdós en su novela De Oñate a la granja: “…Pues ahora... cuando las barbas de tu vecino veas arder...Sí, señor: ya... ya he puesto las mías de remojo...”


Roberto Herrera 23.01.2011

jueves, 20 de enero de 2011

DE MUTACIONES Y METAMORFOSIS

Para los que no conocen la historia, Teodoro Petkoff es un político octogenario venezolano, que en sus años mozos, allá por los años sesenta, agitó las banderas de la lucha armada como la única vía para la toma del poder político en Venezuela y que ideológicamente involucionó rápidamente, hasta convertirse en un acérrimo y declarado enemigo de la revolución bolivariana. Para mayores detalles, allí está a la disposición de los lectores interesados, una variedad de artículos escritos en el portal de Aporrea y otras fuentes digitales, en todos los estilos y contenidos, algunos muy minuciosamente indagados, en los que se demuestra con pruebas concretas, la cronología de su degradación política-ideológica.

El hecho de no vivir en Venezuela ni estar empapado en la intríngulis político-social cotidiana, no me impide, bajo ningún punto de vista, expresar mi opinión al respecto. Al contrario, pienso que muchas veces, desde la distancia, los fenómenos sociales se pueden ver desde otra perspectiva. Teodoro Petkoff pertenece a una especie particular de políticos ávidos de poder y de candilejas. Un articulista, quien al parecer conoce bien a Petkoff, lo compara incluso con José Fouché. Un símil que no comparto, puesto que Fouché, el genio tenebroso, actuaba en las sombras. Escurridizo como una sierpe, acechante como un águila, astuto como un zorro y traicionero como una hiena, era una verdadera bestia de la política de pasillos y bastidores en la Francia de finales del siglo XVIII y principio del XIX. Supo, como ningún otro político de su época, ganarse primero, la confianza de los revolucionarios franceses que derrocaron al rey Luís XVI, luego la de Napoleón Bonaparte y por último la de Luís XVIII. Dominó tras bambalinas palaciegas durante un cuarto de siglo, siempre a la sombra de las leyes, intrigando, conspirando y apostando al ganador.

Por el contrario, el accionar político de Teodoro Petkoff en los últimos treinta años no puede calificarse de inteligente ni mucho menos de audaz. El perfil que emana de toda la información periodística cotejada, es la de un político oportunista, cuya meta principal es el enriquecimiento particular y la retroalimentación narcisista. Compararlo con José Fouché es elevarlo a una categoría política que Teodoro Petkoff jamás logró ni logrará, aunque la intención del crítico haya sido otra.

Teodoro Petkoff es uno más en la larga lista de “conversos” y traidores en la lucha de clases de América Latina. Quiero referirme explícitamente a uno solo. Más joven y con mucho más cartel internacional, mítico guerrillero y con mucha más experiencia en la lucha político-militar que Teodoro. Se trata de Joaquín Villalobos, Comandante Atilio, alias René Cruz o Chón. Villalobos fue proclamado por la prensa burguesa durante el conflicto armado en El Salvador como el gran estratega militar dentro de la Comandancia General del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Entre ditirambos y panegíricos, los medios de comunicación al servicio del imperialismo, llenaron sus portadas con acciones militares espectaculares, concebidas y dirigidas supuestamente por Villalobos. Una vez finalizado el conflicto armado, a raíz de los acuerdo de paz en 1992 en Chapultepec, México, el Comandante Atilio recibió loas, salmos y el reconocimiento de sus antiguos enemigos de guerra. Ni siquiera el carismático general vietnamita Vo Nguyen Giap, un verdadero capo de la guerra de guerrillas, gozó de tantas alabanzas por parte de las academias militares norteamericanas. No es ningún secreto que la inteligencia política y militar del Pentágono siempre ha tratado y seguirá tratando de infiltrar a las organizaciones revolucionarias y a los partidos políticos de izquierda y de derecha, por razones de “la seguridad nacional de los Estados Unidos”. En reiteradas ocasiones, han logrado penetrar exitosamente las máximas esferas de las organizaciones y partidos revolucionarios.

En todo mito, como en toda leyenda, siempre existe una porción de ficción y otra de verdad. La verdad es que Villalobos nunca fue un marxista-leninista ni tampoco fue un apologeta del socialismo revolucionario en El Salvador. Detrás de la verborrea político-militar, típica de la época en que maduró como revolucionario, se encontraba en estado latente un planteamiento socialdemócrata de la revolución salvadoreña.

Las transformaciones o cambios experimentados, tanto por Petkoff como por Villalobos, en el trascurso de los años y que los han llevado a asumir posiciones diametralmente opuestas a las sostenidas en sus años de juventud y al mismo tiempo a defender con vehemencia los intereses clasistas burgueses e imperialistas, provocan toda clase de sentimientos encontrados. De allí que los vituperios y diatribas en Aporrea contra Petkoff sean emocionalmente comprensibles y políticamente correctos. Esta catarsis ideológica los convierte a ambos en enemigos confesos de la revolución popular socialista. No obstante, los enemigos más peligrosos de la revolución socialista son los de las propias filas, la quinta columna, los sin nombre, los que en las sombras y al abrigo de las leyes, van minando el camino. Estos hacen mucho más daño que Joaquín o Teodoro juntos. Por eso, mucho guillo Ruperto! No hay que gastar munición en zopilotes.

¿Mutación o metamorfosis?
En el caso de Joaquín Villalobos, los cambios político-ideológicos experimentados, pueden considerarse como un proceso de metamorfosis que se manifiesta en sus planteamientos teóricos juveniles, en las formas y contenidos posteriores, culminando con un género de vida muy diferente.

A Teodoro Petkoff, lo considero un mutante. En todo caso, si es cierto lo que dicen, que se transformó en sapo, a lo mejor heredó, de la rana toro, un pariente cercano, una característica peculiar: ¿Sabía usted, querido lector, cuál es el alimento principal de estos batracios? La rana toro es caníbal, y se harta además de todo lo que se le atreviese por su camino.


Roberto Herrera 20.01.2011

martes, 18 de enero de 2011

DE FICCIONES Y AFLICCIONES DE TERRÍCOLAS SIN PEDIGRÍ

La declaración universal de los derechos humanos reza en su artículo 1 así: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Tanto el clochard debajo del puente que agita sus manos para apartar las telarañas que envuelven su capullo mortuorio, el itinerante que va dejando sus huellas entre los límites de las sombras y las luces de neón de la ciudad cosmopolita, el asalariado que amanece pensando en las deudas pendientes, el chamán que explora la selva en busca del tubérculo preciso para preparar la pócima curativa, como el científico que se enclaustra entre pipetas, tubos de ensayo y centrifugadoras electrónicas buscando el anti carcinógeno universal, tienen algo en común: Todos pertenecen a una misma especie. Todos son el resultado de la división celular somática en 23 pares de filamentos condensados de ácido desoxirribonucleico, conocidos como cromosomas. Todos descienden de los primates.

Sin embargo, diariamente constato que la sociedad moderna, es un cedazo muy fino que selecciona a los individuos de acuerdo a estándares socio-culturales y eugenésicos definidos por una elite de politicastros y científicos-tecnócratas al servicio del sistema, en el que muchos, a duras penas, funcionan y sobreviven. Una de las cribas preferidas y muy frecuentes en las sociedades altamente desarrolladas es la medición de la inteligencia humana. Es decir, capacidades cognitivas específicas que son la base de toda actividad creativa. Muchas veces, las nuevas teorías científicas deslumbran por lo novedoso de sus planteamientos, sobre todo si se toma en cuenta los avances extraordinarios e indiscutibles en el campo de la neurología y las ciencias neuropsicológicas. No obstante, siempre es recomendable, para no perderse en los caminos sinuosos de la ciencia, plantearse la pregunta acerca de cuáles son los fines socio-políticos que se persiguen y sobre todo, cuál es la utilidad práctica de dichas investigaciones.
La miseria (material) del hombre en el mundo siempre ha tenido sus causas, sus razones, justificaciones y explicaciones, en dependencia de la época y del autor del análisis. ¿Es posible justificar la indigencia tomando como parámetro la inteligencia?

Platón en las Leyes, afirmaba con elocuencia dialéctica, que el estado debería ser regido por el más sabio entre los sabios, dándole al término sabiduría la connotación de inteligencia. El pueblo esclavo, ubicado en el penúltimo escalafón jerárquico (después de él, sólo las bestias), estaba destinado a servir a las castas superiores, puesto que carecía de la inteligencia necesaria, condición esencial, para diferenciarse del ganado. Aspirar dirigir el estado y gobernar con omnisciencia, era un acto contra natura.

Este pensamiento filosófico milenario, clasista y elitista, todavía sigue teniendo validez en las mentes de gobernantes y veladores del status quo en la sociedad moderna. El hombre de la plebe en nuestros días, es pobre y hambriento porque ése es su sino. Sigue siendo esclavo. Entonces aparecen en el escenario los investigadores y sabios competentes, blandiendo en sus manos los libros sagrados de la ciencia y con su batería de pruebas psicológicas, obtienen coeficientes y percentiles. Así resulta, que de acuerdo a las estadísticas presentadas, las clases sociales más pobres y socialmente marginadas, son las que presentan los peores resultados. De ahí, que sean dichas clases sociales el caldo de cultivo de holgazanes, truhanes y degenerados mentales. L.Q.Q.D.

Más de 2 billones de seres humanos viven en el tercer mundo en la máxima pobreza. Alrededor de 900 millones de adultos son analfabetos y casi 400 millones de niños en edad escolar, pululan en las montañas de escombros y basura en busca de un pedazo de pan, según los datos de UNICEF.
De acuerdo a la organización para la Agricultura y Alimentación de las Naciones Unidas (FAO, siglas en inglés) alrededor de 9 millones de seres humanos mueren anualmente por falta de alimento y 840 millones están mal nutridos, de los cuales 200 millones son niños menores de cinco años.

Bajo estas condiciones hablar de “inteligencia”, “razas superiores” y otra sarta de ficciones, es una vergüenza de primer orden y un atropello a la dignidad humana. Los pobres sin pedigrí también son seres humanos y también tienen derecho de ser tratados como tales, de acuerdo al artículo 2, párrafo 1 de la carta internacional de los derechos humanos, aprobada por las naciones civilizadas del planeta tierra y que dice así:”…Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición…”.

Buenas son las intenciones de las instituciones internacionales patrocinadas por las Naciones Unidas y nobles son las acciones de entidades caritativas y religiosas en época de navidades. Pero las aflicciones de los más pobres del mundo son infinitas y se necesita mucho más que buena voluntad y disposición para cambiar radicalmente las condiciones de vida de las grandes mayorías en el mundo. Para comenzar, bastaría con un poco menos de codicia, soberbia y prepotencia. ¿No le parece?


Roberto Herrera 17.01.2011

viernes, 14 de enero de 2011

JOSÉ MIGUEL INSULZA NO ES BOLIVARIANO

Pocos patronímicos se prestan fácilmente para el juego de palabras, cacofonías y otros malabares literarios como el del actual Secretario General de la Organización de Estados Americanos (O.E.A), y debo confesar, que la tentación me corroe las neuronas de mi centro de Wernicke, no obstante, debo mantener la cordura y el control de mis impulsos límbicos, puesto que el tema que abordaré es demasiado serio, como para caer en vituperios e ironías que puedan interpretarse como un vulgar insulto al señor José Miguel Insulza.

Con un currículo académico brillante y con una envidiable carrera política, Insulza es un adalid mayor y paladín de los valores ético-morales y de las virtudes político-económicas del capitalismo. Como Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno concertacionista, presidido por el demócrata-cristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle durante el periodo presidencial 1994-1999, asumió un rol determinante en el lio internacional que se formó con el arresto domiciliario londinense del dictador Pinochet en 1998; por orden legal del juez español Baltazar Garzón y en su posterior desenlace, que culminó con el triunfal retorno a Chile del siniestro militar, el 3 de marzo del 2000. La causa contra Pinochet, sin ahondar en mayores detalles sobre la orden de captura y extradición del susodicho a España, formulada por el juez Garzón, y que fuera abortada por la decisión del senado chileno de vetar la extradición del senil canalla, estaba basada en los informes de la Comisión chilena de la verdad.

Si la historia no hubiera tomado el rumbo que tomó, Pinochet probablemente hubiera sido condenado por los tribunales internacionales por crímenes de lesa humanidad. Y, ¡qué bien le hubiera hecho a la salud histórica del pueblo chileno!, ver condenado a uno de los dictadores más sangrientos en los anales de América Latina, por los crímenes que se cometieron durante y después del golpe militar en Chile.

Sin embargo, Pinochet fue condenado por las leyes chilenas por ser un vulgar ratero de divisas. Algo parecido está ocurriendo con el terrorista confeso cubano Luis Posada Carriles, quien seguramente será condenado por el tribunal de justicia en Tucson, Arizona, sólo por haber ingresado ilegalmente a los Estados Unidos y por mentir a las autoridades. Del crimen de Barbados en 1976, en el que murieron más de 70 personas y de la serie de actos terroristas cometidos en territorio cubano y en el extranjero, dirigidos por Posada Carriles, son vergonzosamente ignorados. Los fiscales federales hacen mutis por el foro. Así también de ridículas, pueden ser las leyes, y así de cínicos los jueces que las aplican en las democracias-parlamentarias.

¿Qué opción tenía Insulza en aquellos días turbulentos de 1998?
Como en todas las encrucijadas de la vida, siempre hay dos opciones: ser o no ser, asumir o renunciar. Insulza optó por la primera y asumió su papel de edecán de las clases dominantes en Chile y sus buenos servicios diplomáticos se vieron convertidos en realidad, cuando el mundo entero vio por televisión como el anciano e invalido Pinochet, bajó en Santiago de Chile la escalinata del avión, saboreando su triunfo, vivito y coleando, como si se tratara de un decatleta ganador de la presea olímpica, el mismo aquel provecto de las imágenes conmovedoras de decrépito en silla de ruedas estrechando la mano de Margaret Thatcher, la dama de hierro del imperio británico. Su retorno fue efectivamente una victoria de las fuerzas más conservadoras y recalcitrantes de la sociedad chilena.

De haber optado José Miguel Insulza por la otra opción, hoy, no sería él el secretario general de la OEA y no tendría la eminente posibilidad de convertirse en un futuro próximo, en el presidente de todos los chilenos y las chilenas.
Si José Miguel no fuera lo que es, es decir, un político que quiere hacer carrera, que va arando en la tierra firme y fértil de la diplomacia pro norteamericana, hoy no andaría despotricando contra la ley habilitante. A lo mejor sería un amigo de la revolución venezolana. Pero los senderos que Insulza recorre no son los de Simón Bolívar.
Definitivamente, él no es bolivariano. Le falta la gracia y viveza de los venezolanos.

Roberto Herrera 14.01.2011

miércoles, 12 de enero de 2011

CUANDO LA IDEOLOGÍA Y LA FILACIÓN POLÍTICA SE CONVIERTEN EN CAMISA DE FUERZA, EL PERIODISMO SE TRANSFORMA EN PROPAGANDA (Un título largo para un breve artículo)

En los años de la guerra fría, el mundo era aparentemente bipolar. Por un lado, las fuerzas “retrógradas” de la sociedad con el imperialismo yanqui a la cabeza y las fuerzas progresistas del mundo al otro, con la Unión Soviética a la vanguardia. Pensamiento, por lo demás chato y miope, marcado por la pobreza filosófica y la poca experiencia en la vida. La división del mundo en “buenos” y “malos” dependía del color de las banderas. En esos años de lucha ideológica apareció en la Unión Soviética una revista mensual, con el nombre de Sputnik, cuyo formato era idéntico al de la revista norteamericana Reader´s Digest, conocida en América Latina con el nombre de Selecciones (indigestas). Reader´s aún continua propagando el estilo de vida americano y el Sputnik, que era la respuesta comunista, dejó hace muchos años de circular. Sin embargo, el contenido de la réplica soviética no se diferenciaba mucho al de su contraparte capitalista, incluso algunas veces parecía que se trataba de una copia. Esto me causó, en reiteradas ocasiones, una indigestión ideológica. Hasta que llegó el día en que, después de haber leído un pequeño artículo sobre el famoso lago Aral y los proyectos estratégicos de riego de las grandes plantaciones de algodón y otro referente a las bellezas del lago Baikal, decidí, en vista y considerando que las noticias del desastre ecológico en dichas regiones era un secreto a voces, cancelar la suscripción. En ninguno de los dos artículos se hacía alusión alguna al desequilibrio ecológico y la muerte lenta, pero anunciada de tan importante y estratégica reserva de agua, debido a la tala indiscriminada de árboles en los alrededores, las fábricas de papel y cemento a las orillas del Baikal, el desagüe de aguas contaminadas y la desviación de aguas de los ríos afluentes del lago Aral para abastecer grandes extensiones de tierra en regiones lejanas y desérticas. La situación actual del lago Aral es catastrófica y al parecer irreversible. El destino del Baikal tomó otros derroteros a partir de 1996, año en que pasó a formar parte del patrimonio de la humanidad bajo la protección de la Unesco. Recientemente estos recuerdos anecdóticos se hicieron presentes, cuando viendo un programa suramericano de televisión vía satélite, alternativo y fundamentalmente informativo del acontecer de América Latina y del mundo entero, relacionado con los 10 países que más contaminan el medio ambiente, se evitó mencionar a la República Popular China. Este comportamiento periodístico, si es que no se trató de un lapsus calami, no es correcto, desde mi punto vista. Pienso que cuando se trata de informaciones verificables y además oficialmente aceptadas por las naciones del mundo, la noticia debe corresponder a los hechos. Sobre todo, cuando los medios alternativos de difusión escrita, radial, televisiva o digital, aspiran a ocupar un vacío informativo que la gran mayoría de los medios tradicionales de prensa, radio y televisión no pueden llenar, puesto que sus objetivos son el lucro y la desinformación. La mesura, el embellecimiento y la relativización de la información e incluso el “sin comentarios” puede tener cabida, a lo mejor en las relaciones diplomáticas internacionales o entre partidos o por razones de estado, no así en el periodismo de izquierda, alternativo e independiente, porque cuando la ideología y la filiación política se convierten en camisa de fuerza, el periodismo se transforma en propaganda.

Roberto Herrera 12.01.2011

lunes, 10 de enero de 2011

¡POR DIOX, OTRA VEZ DIOXINA EN EL DESAYUNO!

En las relaciones de producción capitalista, el mercado es el regulador teórico, tanto de la producción de bienes de consumo, como de la fijación de los precios de venta de los mismos, a través del mecanismo de oferta y demanda. Por otra parte, a nivel de la fabricación misma de los productos, es importante que se cumplan ciertas máximas económicas, que sin ellas, el proceso generador de bienes no tendría ningún sentido económico, sobre todo, para los propietarios de los medios de producción. Estos índices administrativos empresariales son los siguientes: productividad, eficiencia y rentabilidad.

En términos prosaicos podría decirse, que en el mercado capitalista de lo que se trata esencialmente es de obtener la máxima ganancia al menor costo de producción posible, y en un plano secundario, de satisfacer las necesidades materiales de la vida cotidiana, las reales (existenciales) y las sugeridas por medio de la manipulación publicitaria. Variadas son las fórmulas microeconómicas para conseguir altos márgenes de ganancia, algunas simples y otras más complejas, pero éste es un tema aparte, cuyo análisis no es el móvil de este escrito.

¿Cuáles son las causas de los frecuentes escándalos en la industria alimentaria? ¿Falta de mejores y severos controles de calidad? ¿Escasez de controladores? ¿Negligencia? ¿Ignorancia? ¿Leyes permisivas? ¿Corrupción?

Es evidente que la respuesta no puede ser monocausal, dado que en el proceso productivo intervienen muchas más variables a considerar a la hora de hacer un análisis exhaustivo de fallas, con el propósito de reconocer objetivamente los elementos involucrados y su grado de influencia en la cadena productiva, que va desde la compra de las materias primas, los controles de calidad externos e internos, maquinaria, tecnología, fabricación, almacenamiento, logística, plantilla, hasta la puesta en venta del bien de consumo en el mercado. Este sería el proceso, descrito aquí sucintamente, a seguir desde la perspectiva del aseguramiento de la calidad de una empresa cualquiera, el cual se rige de acuerdo a estándares previamente estipulados y aprobados a nivel internacional o nacional.

Sin embargo, existe un factor subjetivo importante, sin el cual difícilmente se puede entender la lógica del industrial o empresario que comete fraude en su fábrica. Se trata del afán y deseo de LUCRO, es decir, la necesidad de acumular más capital a través de medios ilícitos y hasta criminales. Este es, según mi opinión, el umbral desde el cual las leyes del desarrollo industrial capitalista se comprenden mejor. La ganancia o riqueza es el estímulo fundamental que tiene el dueño de los medios de producción y ésta dependerá: a) de los niveles de explotación de la fuerza de trabajo b) de la competencia en el mercado c) del desarrollo tecnológico y d) de la coyuntura económica. Y, muchas veces, como en el caso que nos ocupa por el momento, a costa de poner en riesgo la salud inmediata y futura de los consumidores.

Recientemente se detectó en el norte de Alemania altos contenidos de dioxina en los huevos de gallina, que sobrepasan los límites establecidos (0,75 nanogramos/kg) por los ministerios de salud pública y agricultura. Las dioxinas son compuestos químicos, no degradables, que se obtienen a partir de la combustión, principalmente con sustancias derivadas del cloro y con alto grado de toxicidad.

¿Qué se contaminó primero, el huevo o la gallina?
Veamos. Para producir gasóleo biológico se utilizan aceites obtenidos principalmente de tres variedades de plantas a saber: soja, maíz y colza. Los residuos de dicha combustión son ácidos grasosos mixtos, que son utilizados en la industria técnica, por ejemplo en la producción de papel, y vedados en la industria alimentaria de animales. En este intercambio comercial, una compañía productora de diesel biológico, vendió los residuos a una compañía comercializadora de grasas vegetales y animales, la que a su vez vendió el producto a otra empresa especializada, tanto en la producción de grasas alimentarias para animales, como en la fabricación de papel. En lugar de utilizar estos residuos sólo en la fabricación de papel, los ácidos grasosos mixtos fueron a “parar” a los mezcladores en los que se elaboran las grasas alimentarias. Esta producción (de grasa contaminada) fue distribuida como materia prima pura, a diferentes productores de pienso y otras variedades de alimento para animales, hasta llegar a las granjas agrícolas, donde los campesinos, sin tener conocimiento de la toxicidad del producto comprado, alimentaron a sus gallinitas y a sus chanchitos.

Ahora bien, en cada una de estas transacciones comerciales de productos contaminados con dioxina tan dañinos para el organismo humano, siempre hubo un margen de ganancia de por medio. Este modus operandi capitalista comercial ha estado siempre presente en todos los escándalos alimentarios en el capitalismo desarrollado y subdesarrollado hasta el momento de su descubrimiento por las autoridades. Mientras esto no ocurra, opíparas ganancias van a parar a los bolsillos de los sujetos que intervienen en este proceso de compra y venta.

A guisa de ejemplo: En 1981 murieron en España más de 1000 personas y otras 60.000 resultaron envenenadas por consumir aceite de oliva adulterado con aceite de colza. Con el fin de presentar al mercado un producto más competitivo, viticultores austriacos y alemanes mezclaron en 1985 glicol en los toneles de vino, para darle un bouquet más dulce al producto. Glicol es una sustancia de sabor dulce que se mezcla con agua y tiene una propiedad anticongelante. Se utiliza regularmente en el invierno europeo para proteger los radiadores de los coches. En el año 2000 la ciudadanía alemana quedó atónita y angustiada con el famoso escándalo de la peste de “las vacas locas”, puesto que hasta esos días Alemania estaba considerada como país libre del síndrome de las vacas locas. ¿A qué loco se le ocurrió alimentar a un herbívoro con harina de carne bovina? ¿No es un delito contra natura? Pero siguiendo la lógica del capitalismo, los industriales alimentarios se habrán preguntado en su momento: ¿Qué hacer con todos los restos de carne bovina que no se consumen? ¿Quemarlos? ¡Qué va! ¡Hacer dinero! Un loco más, un loco menos, en la sociedad de consumo no altera el resultado.

La cocina italiana no sería lo que es, si le faltara el famoso aceite de oliva. Pero los años que transcurrían eran de crisis mundial. La burbuja financiera estadounidense había arribado como un globo trasatlántico a la península Apenina y la vida se puso cara y difícil. Así fue como en el 2008, un aceitoso y escurridizo industrial del sur de Italia, tuvo la “brillante” idea, por las razones de productividad y rentabilidad que mueven los negocios, de vender como aceite de oliva virgen una mezcla de aceite de judía de soja o de pipas de girasol con beta caroteno, un pigmento de color rojo-amarillento y clorofila industrial. El precio de venta era, evidentemente más barato que el genuino aceite de oliva extra virgen. En fin, que con la mozzarella de búfala italiana contaminada con dioxina y el vino tinto toscano mezclado con etanol, a los italianos, una vez descubierto el fraude, se les quitó el apetito y las ganas comprar barato. En julio del año pasado, otro escándalo sacudió al consumidor alemán, cuando se dio a conocer la noticia que carne en mal estado circulaba de forma ilegal en el mercado alimentario y en establecimientos gastronómicos.

¿Quién fue el huevón que contaminó los huevos y las gallinas?
Los políticos y los gobiernos siempre encontrarán “chivos rubios expiatorios”, “cabezas de turcos” y “ovejas negras” descarriadas. Pero esta tesis solamente analiza la superficialidad de la problemática, porque la punta del tempano de hielo siempre está compuesta de personalidades siniestras o grupos de individuos tan corruptos y sin escrúpulos como los que están en la base del iceberg. Pero el meollo del problema radica en la estructura del sistema, en sus valores ético-morales y en la razón de ser y de existir del modo de producción capitalista. La acumulación de capital, tiene como consecuencia directa, el aumento de la productividad en sus variadas formas (fraude incluido), crecimiento y concentración de la riqueza en pocas manos y la suma geométrica de la pobreza, el hambre, la miseria y las enfermedades en el mundo entero.

Considerando que el modo de producción capitalista es el dominante a escala universal, sus repercusiones y consecuencias también tienen una dimensión global a nivel de explotación de recursos naturales, destrucción del medio ambiente y sobretodo, la explotación y sobreexplotación de la fuerza de trabajo. No importa cuál sea el sello o marca del producto capitalista en circulación. Made in USA, Made in Germany, Made in India, Made in Russia o Made in China. Capitalismo es capitalismo, no importa donde se encuentre la fábrica. Las leyes de desarrollo, los mecanismos de mercado y las repercusiones negativas en el medio ambiente son las mismas.

Por lo tanto, la crítica al modo de producción capitalista, desde el punto de vista de los consumidores de a pie, los que no tienen la posibilidad de comprar alimentos biológicos extremadamente más caros, porque su presupuesto mensual no se los permite, no puede estar sujeta a intereses político-ideológicos ni partidistas. La crítica si es constructiva también debe de estar dirigida a países o estados soberanos, que teniendo un régimen de gobierno distinto al de las democracias parlamentarias occidentales, también contribuyen al desorden ecológico y la destrucción acelerada del medio ambiente. La salud y la buena alimentación biológica controlada y sostenible, no deberían ser un privilegio para las clases sociales con mayor poder de compra en ninguna parte del mundo.

El problema es demasiado grave como para abstenerse de observaciones críticas. El marxismo revolucionario de los últimos cincuenta años del siglo pasado, centró toda su atención en las tareas estratégicas de la toma del poder político-económico-militar, su consolidación y el desarrollo de las nuevas relaciones de producción, sin tomar en cuenta el aspecto ecológico de la lucha de clases, que es tan importante como las otras formas de lucha. La ecología y el medio ambiente no son cuestiones sólo de yuppies, pequeños burgueses y de intelectuales blandengues. La lucha por proteger al ser humano, como parte integral y fundamental del medio ambiente y la producción de bienes de consumo, sostenible y biológicamente equilibrada, nos atañe a todos: a moros, cristianos y ateos.

No quiero desayunar en el futuro teniendo como guía alimenticia la tabla periódica de los elementos, para saber que porquería estoy desayunando, un atlas ecológico para saber exactamente de donde vienen los venenos y un manual de toxicología para saber el tiempo de asimilación y de eliminación de los compuestos químicos consumidos. Quiero simplemente a la hora del desayuno, comer unos huevos con tocino sin temor a enfermarme o convertirme en un mutante, beber un zumo de naranja y no un coctel de pesticidas, fungicidas y herbicidas. Nada más que eso.

Y, usted querid@ lector@, ¿desayunará mañana a lo mejor en Tiffany´s?


Roberto Herrera 10.01.2011

domingo, 9 de enero de 2011

LAS SIRENAS TAMBIÉN LLORAN

En las culturas politeístas de la antigüedad se estilaba, antes de emprender una aventura cualquiera, preguntarle al oráculo cual era el ánimo de los dioses. De hecho, según el credo popular, el éxito de una batalla campal o de una conspiración palaciega, dependía del humor dulce o acre de los dioses y semidioses. Por lo general, el oráculo no solía ser diáfano e inequívoco, debido a que las pitonisas y coribantes, haciendo uso de la razón y la inteligencia humana, mezclaban en sus respuestas elementos positivos y negativos, que contribuían de una u otra forma, en dependencia del carácter y talante de la persona, a la toma de decisión, que en definitiva era individual. Este fenómeno, conocido en las ciencias sociales y psicológicas como el efecto Pigmalión, tiene que ver con la manipulación de los resultados finales en un experimento determinado, ora con animales, ora con seres humanos en dependencia de las expectativas (positivas o negativas) del experimentador.

El signo de las conjeturas y pronósticos acerca de la eventualidad de un fenómeno estará, por consiguiente en dependencia del interés o en el temor que dicho suceso ocurra. Así está ocurriendo en relación al futuro de la revolución cubana, sobre todo, en el mundo hispanoamericano, donde las repercusiones directas del éxito o fracaso del proyecto histórico revolucionario tendrían dimensiones, o bien esperanzadoras o bien catastróficas. Si creyera en destinos manifiestos divinos, preguntaría al oráculo de las runas vikingas o al yoruba afrocubano, cuál será el futuro inmediato de la sociedad cubana, pero por fortuna, no creo en profecías ni en oraciones.

Resulta que leo en los periódicos digitales y convencionales, cada vez con mayor frecuencia, que la suerte de Cuba está echada, que al final de este tobogán de reestructuraciones económicas, lo que le espera al pueblo cubano es la reimplantación de la sociedad capitalista y lo que es peor todavía, el “indocto pueblo cubano” ni se entera hacia dónde van y de donde vienen los tiros. No me cabe la menor duda que hay muchos políticos y personajes poderosos en el mundo occidental que están esperando, como agua de mayo, la caída de la revolución cubana. Pero también hay muchos filocubanos repartidos en todo el mundo, que por el hecho de conocer su historia, su cultura y su gente, y con el agravante de sentirse parte integral de ese proyecto histórico socialista, pensamos lo contrario.

No obstante, más allá de voliciones y deseos de los espectadores externos, la sociedad cubana es un ente dinámico, si bien no monolítico ni exento de contradicciones, en el sentido político-ideológico, con una historia de lucha independentista y antiimperialista sin parangón en América Latina y que en definitiva ha sido, es y será el constructor de su pasado, su presente y su futuro. Y, sépase, sólo como advertencia, que los muertos que los enemigos de la revolución cubana quieren matar gozan de buena salud.

Cuenta el viejo Homero en su Odisea, que Ulises escuchó las voces hipnotizadoras de las sirenas, seduciéndolo a detener la nave y hacer un alto en la isla para recrearse y saciarse de los vinos dulces y de las ricas viandas que en ella había en abundancia, pero el sabio Odiseo habiendo escuchado los consejos de Circe, la divina entre las diosas, previamente había ordenado a su tripulación taponarse los oídos y sujetarlo a él al mástil mayor de la nave, de forma tal que pudo pasar de largo y sin detenerse, continuó el rumbo a su querida Ítaca, donde lo esperaba con ansia loca y no cansada de tejer (símbolo de resistencia femenina)su amada Penélope y su rebelde e inquieto hijo Telémaco. Pero muchos peligros todavía estaban por llegar. En un estrecho del mar acechaban Escila y Caribdis. El viaje, como es conocido, fue muy largo y colmado de trampas y celadas. Y, de ser cierta la leyenda, Ulises llegó un día al puerto de Ítaca y mandó a parar.

Miles de años han transcurrido desde las hazañas del astuto Ulises y de su periplo por los mares de la vieja Grecia. Sin embargo, los cantos gélidos y magnéticos de las sirenas aún se escuchan entre las brumas. Pero con tanta indigencia, miseria, desempleo, guerras, invasiones y crisis económicas estructurales, las modernas sirenas del capitalismo no solo saben cantar, sino que nos muestran con su llanto la verdadera quimera del sistema.


Roberto Herrera 08.01.2011

lunes, 3 de enero de 2011

¿QUÉ PASÓ CON EL LABORATORIO CHILENO DEL NEOLIBERALISMO?

Hace algún tiempo un concertacionista, cuya frecuencia modulada estaría ubicada en el dial ideológico entre el alemán Carlos Marx, bastante descafeinado y el italiano Norberto Bobbio, muy distante de cualquier radicalidad política, sostenía, sin ocultar un deje de orgullo, que el modelo económico chileno, además de ser objeto de estudio obligatorio para políticos y economistas pertenecientes a la casta de la real politik, era un modelo económico a copiar por los países en vías de desarrollo. Debo aclarar de antemano, que mi interlocutor rechazó categóricamente el calificativo de neoliberalismo. No me detuve a indagar sus razones ni a refutar sus endebles argumentos. Estupefacto y anonadado, opté mejor por no adentrarme en teóricas honduras y evitar precipicios emocionales, que pusieran en peligro una añeja relación de amistad. Decidí entonces, en mis adentros, no mencionar a un tal señor Milton Friedman y por el contrario, referirme sólo tangencialmente al Barón Keynes y a los Chicago Bulls, confiando en que las alegorías pudieran minar su subconsciente y por simple asociación de ideas, terminara bautizando con el verdadero patronímico al engendro nacido del concubinato entre la dictadura militar pinochetista, el imperialismo norteamericano y sus aliados europeos, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la madre que parió al famoso milagro económico chileno.

Pensé por un instante que mi amigo se negaba a aceptar el término neoliberalismo, debido a las discrepancias entre los ecónomos chilenos de la escuela de Chicago y el premio nobel de las ciencias económicas 1976, en relación a la aplicación práctica de las medidas macroeconómicas y el papel del Estado, es decir, la dictadura militar. Según la teoría de Friedman el papel del estado a nivel económico estaría limitado a controlar la formación de monopolios, cuya existencia genera irremediablemente un desequilibrio en las relaciones de mercado, y en la promulgación de bajos impuestos y aranceles aduaneros. Un estado que no garantice la igualdad de oportunidades, la seguridad individual con todas las garantías de la ley y el respeto a los derechos civiles jurídicos de la sociedad, está fuera de lugar en la teoría económica de Friedman. Sin embargo, la dictadura militar de Pinochet lo que hizo fue garantizar el mercado libre a costa de la represión y la suspensión de los derechos civiles del pueblo chileno, privatizar indiscriminadamente las empresas estatales, mineras, industriales, pesqueras y agropecuarias; la venta de grandes extensiones de tierra a grandes terratenientes, nacionales y extranjeros. Obra satánica que le mereció el reconocimiento y una lluvia de alabanzas por parte de los tecnócratas economistas. Con este modelo de desarrollo económico, Chile logró por fin, formar parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Huelga decir la creme de la creme del capitalismo desarrollado. Convirtiéndose en el primer país suramericano en alcanzar tan alto escalafón.

Como bien es sabido, desde enero del 2010 el presente y el futuro de Chile, está siendo conducido por los verdaderos dueños de la Patria, es decir, la alta burguesía chilena. Según los informes recibidos, mi amigo, el otrora defensor del modelo económico chileno, ha reanudado sus andanzas de antaño por las grandes alamedas de Salvador Allende, protestando (y con mucha razón) por esto y por lo otro. También me he enterado que el sistema económico tiene hoy en día muchas falencias y es socialmente injusto. En fin, si algo positivo ha tenido el ascenso del señor Piñera a la presidencia del país, a pesar que “maneja la política y sus negocios al límite de la ética y de la ley”, según ha revelado wikileaks, es el hecho que ahora la izquierda moderada concertacionista, está despertando del sueño embrutecedor a que los sometieron, haciéndoles creer que tenían las riendas del poder y la sartén por el mango.

Tengo solamente dos preguntas que hacerle a mi amigo la próxima vez que lo encuentre: ¿Cómo se llama ahora el modelo económico chileno? ¿Sigue siendo un modelo a copiar?