La “percepción del tiempo” es un fenómeno de carácter subjetivo y, en tanto magnitud vectorial, requiere de una unidad de medida y una dirección. Saber que un día es un lapso de tiempo, implica también el conocimiento que veinticuatro horas son parte de un siglo, de un año, de un mes y de un día cualquiera. El punto natural de partida del tiempo es el presente, el ahora que divide lo pasado y lo que vendrá. En resumidas cuentas, el tiempo pasa “desapercibido”, algunas veces volando y otras veces lento como una quelonia pre-histórica, porque lo único que el ser humano percibe son los acontecimientos que ocurren en el espacio.
Como todos los años, los representantes diplomáticos de 192 naciones del mundo se dan cita en la cosmopolita Nueva York, para discutir y negociar acerca de la: Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba .
Desde el día 24 de noviembre de 1992, fecha en que se protocoló la resolución no vinculante 47/19 que rezaba: “…Preocupada por la continuada promulgación y aplicación por parte de Estados Miembros de leyes y regulaciones cuyos efectos extraterritoriales afectan a la soberanía de otros estados y a los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción, así como a la libertad de comercio y navegación,…”
Han transcurrido 18 años de condena permanente por parte de la mayoría de las naciones del mundo en contra del bloqueo impuesto por los Estados Unidos contra Cuba y el pregón siempre es el mismo. La Resolución 65/6, del 26 de octubre de 2010 dice: “…Preocupada porque, después de la aprobación de sus resoluciones 47/19, 48/16, 49/9, 50/10, 51/17, 52/10, 53/4, 54/21, 55/20, 56/9, 57/11, 58/7, 59/11, 60/12, 61/11, 62/3, 63/7 y 64/6 continúan promulgándose y aplicándose nuevas medidas de ese tipo dirigidas a reforzar y ampliar el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, y preocupada también por los efectos negativos de esas medidas sobre la población cubana y los nacionales de Cuba residentes en otros países,…”
Estos contundentes resultados, que podrían aparentar una actividad de rutina, por lo esquemático y burocrático del lenguaje protocolario, son el producto de la lucha diplomática de la República Socialista de Cuba y de su cuerpo diplomático en la palestra de la política internacional. La solidez de sus argumentos y la justeza de la lucha contra el bloqueo se anteponen a la irracionalidad de las posiciones del gobierno de los Estados Unidos, que de no ser por el apoyo incondicional y también retrógrado del Estado de Israel y las abstenciones ya folclóricas de las Islas Marshall, Micronesia y Palau, estaría más solo que Robinson Crusoe en una isla del Pacífico Sur.
Sin embargo, a pesar de estar “casi-solos” y a-islados, los Estados Unidos continúan impertérritos en su lucha por doblegar a una pequeña isla caribeña. Y aunque la resolución no obliga, valido es preguntarse: ¿Qué poder fáctico tienen entonces las Naciones Unidas? ¿Qué importancia tiene para los Estados Unidos la opinión de la mayoría de las naciones del mundo? La soberbia del Imperio norteamericano no tiene límites ni fronteras cuando se trata de Cuba.
Para los sectores más conservadores y radicales de la extrema derecha estadounidense el tiempo no existe, debido a su incapacidad de entender que la sucesión de acontecimientos revolucionarios que se han ido dando frente a sus narices es un tiempo, que no es único ni absoluto, pero que está siempre a favor de los pequeños. Pareciera que el gobierno de la nación más poderosa, que haya existido en la historia del planeta, estuviera atrapada en el tiempo, como en la película de” Ground Hog Day”, donde cada día se repiten los mismos acontecimientos. Están perdidos y enredados en la turbulencia de los años del macartismo. Pero la vida del pueblo cubano no es película de ciencia ficción. ¿Cuánto daño causa diariamente el bloqueo imperialista? Se calcula a grandes rasgos que el monto de pérdidas económicas hasta la fecha, debido al bloqueo asciende a una cifra mayor de 750 mil millones de dólares americanos.
Aprender la noción de tiempo resulta difícil en la niñez, pero los niños cubanos nacidos a partir de 1962 aprendieron a leer y escribir pese a las limitaciones que implica el bloqueo de material didáctico y materiales auxiliares para la enseñanza como lápices, papel, borradores, colores, tiza, tinta; luego se hicieron técnicos, médicos e ingenieros a pesar de las dificultades que impone el bloqueo como la falta de literatura científica, computadoras, programas informáticos, acceso a internet; se hicieron hombres y mujeres con todos los obstáculos a nivel de transporte público, insumos, carburantes, alimentos, materiales para la construcción y todo aquello que se necesita para vivir. Ahí están los 11 millones de cubanos que sí conocen lo que son 48 años de bloqueo, conjugando el verbo RESISTIR en todos sus tiempos.
Cuarenta y ocho años son casi medio siglo. Ya es tiempo que las Naciones Unidas se hagan sentir o de lo contrario ¿qué sentido tienen? ¿Cuánto tiempo puede durar la venganza y crueldad de un país sobre otro? ¿Cuántas resoluciones tienen que aprobarse hasta que se levante el bloqueo?
Sépase que olvidar el bloqueo contra Cuba también es una forma de tener memoria y condenarlo es como herrar el tiempo.
Roberto Herrera 30.10.2010
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