domingo, 18 de septiembre de 2011

El tiempo que corre no está a favor de los pequeños

La historia sucinta del partido comunista alemán (KPD/DKP, siglas en alemán), es la historia de los partidos políticos que surgieron en el transcurso del siglo xx, fundamentados en la filosofía histórico-materialista de Marx, Engels y Lenin e influenciados por el triunfo de la revolución socialista de octubre, liderada por el partido comunista ruso (bolchevique). A pesar del impacto político-ideológico que provocó la revolución bolchevique a nivel mundial, me parece importante sobresaltar el papel histórico-ideológico desempeñado por los dirigentes revolucionarios alemanes en el contexto de la lucha de clases internacional, entre los que se destacan Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, co-fundadores del partido comunista. Rosa Luxemburg contribuyó con su aporte teórico-ideológico-organizativo, a enriquecer el movimiento revolucionario alemán y a diferenciarlo del proceso revolucionario ruso. La líder comunista de origen polaco, polemizó en múltiples ocasiones con Lenin sobre variados temas de índole político-económica y acerca del carácter y el papel de la organización revolucionaria.

Reconocer la derrota del socialismo real no es derrotismo ni fatalismo. Después de la desaparición de la Unión Soviética y el fracaso del modelo soviético de desarrollo económico (“socialismo real”), la situación política a nivel mundial cambió radicalmente. Al romperse el equilibrio estratégico relativo de las fuerzas en contienda (URSS-USA), que fue la característica principal de la guerra fría, comenzó un período de involución político-ideológica, caracterizado por la fragmentación y debilitamiento del movimiento comunista revolucionario internacional; lo cual no significó el fin de la historia de la lucha de clases, como muchos ideólogos y politólogos del capitalismo pronosticaron apresuradamente a los cuatro vientos. Prueba de ello, son los movimientos sociales surgidos en los últimos años alrededor del planeta y aunque no todas las protestas y levantamientos populares implican una negación radical al sistema capitalista, son expresión de la lucha de clases. No obstante, el resultado final de la guerra fría creó un clima político-ideológico mundial adverso a las fuerzas políticas que pugnan por los cambios socio-económicos, profundos, necesarios y urgentes en la sociedad capitalista. El tiempo que corre a partir de la debacle de la Unión Soviética y el derrumbe tácito del socialismo real; simbólicamente representado por la destrucción del muro de Berlín, es de crisis política e ideológica del movimiento revolucionario mundial, tiempo turbulento y borrascoso que el imperialismo norteamericano y sus aliados estratégicos han sabido aprovechar para intervenir militarmente en vastas regiones del planeta, ricas en recursos naturales. Este es, a grosso modo, el marco histórico-ideológico en el que se encuentra la izquierda marxista- revolucionaria en general y en particular, el partido comunista alemán, que dicho sea de paso, es un partido pequeño.

El debate ideológico actual en el partido comunista, en mi opinión, es consecuencia directa de la crisis político-ideológica del movimiento comunista a escala mundial y está focalizado en la tríada analítica-programática: “Tesis políticas del secretariado del 2010”- “Programa oficial del DKP 2006”- “Documento de los 84”. ¿Incrementación de la lucha de clases? ¿Participación, a través de alianzas, en el proceso democrático parlamentario? ¿Evolución, revolución o extinción? ¿Quiénes son los enemigos y amigos de la revolución socialista? Estas y otras preguntas giran en torno al debate ideológico.

Si la política, desde Espartaco hasta nuestros días, es entre otras cosas, el arte de acumular fuerza revolucionaria en la dimensión tiempo-espacio que sea capaz de romper la estructura político-social impuesta por la clase social dominante, la conservación de la misma, sobre todo en tiempos de crisis, es un objetivo estratégico. La lucha ideológica al interior del partido comunista, a juzgar por la metodología con que se ha llevado cabo, es una contienda que en lugar de fortalecer la organización, más bien la debilita.

En ninguna de las sociedades capitalistas modernas y altamente desarrolladas, la lucha de clases se expresa de la misma forma y con los mismos contenidos. El anticomunismo en Alemania, que es expresión directa del enfrentamiento ideológico clasista, tiene aspectos y características particulares que lo distingue de los demás. Alemania, ya antes de la segunda guerra mundial, era un país capitalista desarrollado y con una poderosa burguesía industrial, en cuyo territorio después de finalizado el conflicto bélico, se enfrentaron cara a cara dos modos de producción antagónicos y dos ideologías diametralmente opuestas. En este sentido, la generación de alemanes que sobrevivió la segunda guerra mundial, quedó marcada por estos sucesos y heredó a las nuevas generaciones el agravante psíquico-cultural de ser, además de una nación militarmente derrotada; fundamentalmente por el espíritu de lucha y sacrificio del pueblo soviético y del ejército rojo, un pueblo dividido y un territorio ocupado. Las secuelas de estos hechos marcan sensiblemente la memoria histórica del pueblo alemán y por lo tanto, impregnan con un matiz muy singular el anticomunismo alemán. El miedo atávico al comunismo* genera en gran parte de la sociedad alemana, un sentimiento hostil y una reacción instintiva violenta e irracional.

La crisis estructural y coyuntural del capitalismo también golpea sensiblemente la economía alemana. Sobre todo los sectores sociales más pobres de la sociedad son los que sufren directamente la crisis económica. Actualmente en Alemania un observador neutral no tiene que hacer mayores esfuerzos para constatar las consecuencias implícitas (desigualdad socio-económica) y explícitas (desempleo, pobreza, etc.) del modelo económico capitalista de desarrollo. A pesar de la inestabilidad de la economía y del aumento galáctico de los costos de la vida, la actividad política de la clase trabajadora alemana raras veces se manifiesta con la radicalidad y militancia que la de sus homólogos en Francia, España, Inglaterra o Italia. En primer lugar, la pasividad relativa de la clase obrera alemana está determinada en gran medida por el papel conservador y conciliador de los partidos políticos de la democracia parlamentaria, que tienen mayor o menor influencia en los gremios y organizaciones sindicales y en segundo lugar, por el comportamiento cómodo y acomodado de la masa crítica obrera. Este comportamiento social, que está ligado fuertemente al economicismo de la política sindical, reduce la capacidad de lucha, frena y empobrece en cierta medida la experiencia combativa de la clase trabajadora, condición sin la cual no se puede desarrollar la conciencia de clase para sí. Entonces, ¿intensificamos la lucha de clases? ¿la dosificamos? ¿la reglamentamos?

Este proceso de formación de la conciencia de clase se ve inhibido por las condiciones materiales en que vive gran parte de la clase trabajadora, que adormecida por los cantos de sirena del consumismo capitalista, está enajenada, seducida e inducida a percibir la realidad del sistema de explotación capitalista como una especie de fatamorgana socio-económica. Porque hay que reconocer que no toda la clase obrera alemana está en el desempleo, que no todos son indigentes y no todos viven de la ayuda social y/o subsidio de desempleo (Hartz IV). Mientras los grandes sectores de la clase obrera no sean clase social para sí, difícilmente habrá revolución en Alemania.

Si el socialismo es el resultado de la lucha entre el capitalista, dueño de los medios de producción y el asalariado en general, es obvio el papel histórico y preponderante de la clase obrera en la revolución y la construcción del socialismo. El socialismo no se construye sólo para los indigentes y los ciudadanos más explotados de la sociedad capitalista, sino que el socialismo es la única alternativa posible para que la humanidad pueda sobrevivir** . Socialismo o barbarie. Este es el mensaje ideológico que el partido comunista tiene que propagar en la clase obrera alemana, tanto en la “aristocrática” y como en la “plebeya”.
El movimiento comunista internacional ha heredado muchas cosas buenas de la experiencia socialista revolucionaria, desde la revolución socialista de octubre hasta la revolución cubana. Pero también lleva a cuestas el lastre de los errores cometidos. Un tema crítico y neurálgico del movimiento comunista internacional y en particular del alemán, es el referente al estalinismo. Según mi criterio y conocimiento, este tema no ha sido expuesto oficialmente con la rigurosidad política e ideológica que el caso lo amerita. En el programa del partido alemán se puede leer lo siguiente en el apartado titulado: Las experiencias del socialismo real, causas de la derrota, pag.12 : “….los principios de la democracia socialista fueron masivamente violados a través del irrespeto al estado de derecho socialista, de la represión, de la persecución masiva y los crímenes….Un sinnúmero de personas, incluso miembros del partido comunista ruso bolchevique, del ejército rojo y de la internacional comunista fueron víctimas [del estalinismo, agregado por el autor]… ” En ningún párrafo se menciona textualmente por su nombre la desviación ideológica comunista, conocida como “estalinismo” y tampoco se hace referencia explícita a los métodos de conducción partidaria que la caracterizaron. Aquí el partido comunista decidió, en la resolución programática del 2006 irse por las ramas y no por la vía de tomar el toro por los cuernos. Para finalizar el breve capitulo acerca del socialismo real (Programa, página 12), hay un pequeño párrafo que dice lo siguiente: “…el partido comunista alemán (DKP) se propone como tarea, descubrir las causas de la derrota [del socialismo real] y sacar las conclusiones pertinentes para el desarrollo socialista en el futuro…” El cumplimiento de esta tarea, si es que realmente se quiere profundizar en las raíces de la derrota, requiere en primer lugar, el estudio científico, exhaustivo y profundo de la desviación ideológica “estalinismo”, sus métodos de trabajo y sus múltiples expresiones organizativas. La aceptación o receptibilidad por parte del ciudadano alemán de la propuesta histórica y socio-económica que ofrece el partido comunista alemán, dependerá en gran parte de la capacidad autocrítica que muestre la dirigencia del partido y de la disponibilidad de la membresía, a guardar la sana distancia con respecto al estalinismo. La responsabilidad de analizar en detalle y denunciar sin recovecos los errores y horrores cometidos en nombre del comunismo, es tarea única y exclusiva del movimiento comunista contemporáneo. También estos temas forman parte de la lucha ideológica al interior del partido y hay que abordarlos con métodos idóneos de discusión, con seriedad y con la meticulosidad científica necesaria.

La lucha ideológica y el debate interno son ciertamente fuente de desarrollo y crecimiento, pero también es importante conocer en detalle el desarrollo actual de las fuerzas que integran el partido comunista alemán y en qué estado político-ideológico se encuentran, para evitar el desgaste innecesario de los recursos humanos. Esto significa que, si queremos tener una repercusión directa y efectiva en el marco de la lucha política por el poder e influir dentro de la clase trabajadora, tenemos que concentrarnos en la cohesión ideológica, en la consolidación de las áreas de trabajo y en la multiplicación de las fuerzas propias, pero dialécticamente, de lo simple a lo complejo. No malgastemos la pólvora teórica-ideológica en discusiones semánticas y académicas, sino en defender públicamente nuestras justas posiciones y propuestas políticas. El socialismo no se logra a través de reformas, dice el capítulo IV del Programa, sino por medio de los cambios profundos y la superación revolucionaria de la propiedad privada de los medios de producción y de las relaciones de poder. La condición para lograrlo es el cambio radical de la correlación de fuerzas en favor de la clase trabajadora y sus aliados. El único camino para alcanzar el socialismo es haciendo política para acumular fuerza revolucionaria y generando conciencia de clase para sí.

Para construir lo grande, comencemos por lo pequeño, precisamente porque el tiempo que corre no está a favor de los pequeños.

Roberto Herrera
*:  http://robiloh.blogspot.com/2011/01/las-razones-y-sinrazones-del-miedo.html   
**:  http://robiloh.blogspot.com/2010/11/quien-dijo-que-el-socialismo.html  

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