La temporada pre-veraniega europea actual se ha caracterizado por el
fenómeno de la crisis bancaria y la colosal deuda de Rodas y demás islas, así
como del resto de la Grecia continental y de la península ibérica. Tres
economías de la zona €uro con tres selecciones de fútbol bien equipadas y
entrenadas, alguna de ellas, como la española, con un plantel potente y de lujo.
Por lo general, el ambiente pre-veraniego europeo viene siempre acompañado de
mucho deporte, en el que se destaca la fase final del campeonato de la liga europea de campeones, que
concentra en los equipos nacionales a la crème
de la crème del fútbol internacional. Sin embargo, el campeonato de fútbol europeo
está bajo la sombra de la poderosa y selecta Champions League, el verdadero
Olimpo de los Dioses del fútbol. Sin lugar a dudas, la Champions League,
representa hoy en día la expresión más sublime del sistema capitalista a nivel
de beneficios e inversiones a nivel deportivo. Países como Grecia, Portugal,
Irlanda y la misma España con gravísimos problemas de pago de la deuda, altos
niveles de desempleo y recortes presupuestarios socio-culturales que afectan a las
grandes mayorías populares, se dan el lujo de financiar los costos elevadísimos
de sus respectivas selecciones de fútbol. Los paquetes de rescate financiero propuestos
por las economías líderes de la Unión Europea no están dirigidos a incentivar
la producción y la creación de nuevos puestos de trabajo, sino que precisamente
para pagar la deuda. Es decir, que las economías nacionales débiles
difícilmente podrán romper por sí mismas el círculo vicioso préstamo-deuda.
Según el presidente del banco español Santander, Emilio Botín, los bancos
españoles necesitarían una inversión de capital alrededor de los 40 mil
millones de €uros, para poder sanear sus balances financieros. Así de inmenso
es el botín del capitalismo financiero.
Las protestas populares de ocupas e indignados fueron noticia de primera
plana hasta que comenzó la etapa final de la Champions League. La tragedia
verdadera que viven diariamente los desempleados griegos, españoles,
portugueses y en general la clase trabajadora en la €uro-zona, quedó opacada
por las tragedias del Real Madrid, el Barça y el Bayern de Múnich en
la copa europea. Los torneos de tenis en tierra batida de Montecarlo, Roma, la
tierra azul de Madrid, que nos hizo recordar que por las venas de los nobles
europeos corre tinta royal azul y por
último, la legendaria tierra roja del Open de Paris, el renombrado Roland
Garros, han servido de Amuse-Gueule del
banquete deportivo que se le ofrecerá al público vidente y televidente. De
acuerdo, tenis no tiene la popularidad del fútbol, pero hay que ser ciego para
no darse cuenta, que el tenis también es un producto que se vende bien en la
prensa escrita y en la televisión. ¿Qué no le gusta el tenis? Pues cambie de
canal y podrá ver la Tour de France, ¿tampoco le apetece el ciclismo? Tendrá
entonces que esperar un par de días para presenciar en vivo y en directo a las
mejores economías europeas endeudadas hasta la Gueule, competir entre sí por el máximo galardón en el campeonato
europeo de fútbol. ¿Qué tampoco le gusta el balompié? Pues, le ofrezco los
juegos olímpicos de verano en Londres ¿Qué no le gusta el deporte ni el circo
romano moderno? ¿Acaso es Usted un luchador social y lo que quiere es el cambio
radical de las condiciones de vida? Pues bien, si es así, le comunicamos por
esta vía que lamentablemente la revolución social europea y el cuerpo político-diplomático
en general, estarán sentados en primera fila en sus butacas acolchonadas o frente
a la tele durante todas las vacaciones estivales comiendo croquetas y patatas
fritas con salsa de tomate o mahonesa.
Pero mientras los gladiadores modernos nos asombran con sus técnicas
refinadas, sus fuertes músculos bronceados y su entrega por los colores
patrios, el recién elegido Presidente francés, Monsieur François Hollande, así
como si nada, anuncia públicamente que no descarta una intervención militar en
Siria. En circunstancias de crisis económica donde lo más cuerdo y oportuno
sería la creación de puestos de trabajo, tal como lo prometió en la campaña
electoral, para que los franceses tengan algo más que comer y no sigan
perdiendo sus derechos civiles y laborales. Las raclettes y el ratatouille
son dos platos culinarios típicos que han sobrepasado las fronteras galas y helvéticas.
Ambos son fáciles de preparar, cuyos ingredientes, tanto el queso de las raclettes, como la berenjena, zucchini,
zanahoria, pimientos y tomates del ratatouille
son fáciles de conseguir en la basura. Ya no es nada extraño encontrar, hoy en
día, en el pleno centro de las grandes urbes del sur de Europa, gente común y
corriente—estudiantes, cesantes— hurgando en los cubos de deshechos comestibles,
para luego preparar en ollas comunes, la sopa de verduras del día o un sabroso ratatouille
catalán, serio rival del famoso cocido madrileño.
El presidente francés la tiene mucho más difícil, pues para satisfacer su
apetito militarista en Siria, las croquetas, raquetas y raclettes no le serán
suficientes, así como a Sarkozy en Libia, puesto que lo que necesitará son más RECLUTAS y éstos no se alimentarán solamente
con ratatouille y Couscous . Ojalá recapacite Monsieur François
Hollande y desista de sus planes indigestos, pues de lo contrario, la opinión pública
mundial lo enviará a freír espárragos y aunque los acompañe con una sabrosa Sauce Hollandaise le pueden saber amargos
como la hiel.
Roberto Herrera 07.06.2012
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