La cólera de los chilenos en los tiempos del corona virus
La última vez que pisé las calles de Santiago fue precisamente en octubre de 2019, una
semana antes que comenzara la erupción social de un pueblo que durante más de
cuatro décadas venía sufriendo las consecuencias más negativas y antipopulares
del modelo económico apadrinado por el economista norteamericano Milton
Friedman, premio nobel de economía 1976 y apologeta del monetarismo, política
económica que según él, constituye la base fundamental para la construcción de
una economía estable que garantice el crecimiento sostenido y el desarrollo
político-económico.
Según la teoría de Friedman el papel del estado a nivel económico estaría
limitado a controlar la formación de monopolios, cuya existencia genera
irremediablemente un desequilibrio en las relaciones de mercado, y en la
promulgación de bajos impuestos y aranceles aduaneros. Teoría económica opuesta
al keynesianismo, paradigma económico cuyas políticas-económicas fiscales requieren
la intervención necesaria e indispensable del estado.
El monetarismo-neoliberal de la Escuela de Chicago fue aplicado tanto en
los Estados Unidos como en el Reino Unido en la década de los setenta del siglo
pasado, para posteriormente imponerse en toda Europa. Empero, es importante señalar,
que los resultados económicos de la experiencia monetarista obtenidos durante
esos años en ambos países demostraron la ineficacia de las políticas
monetaristas neoliberales para la
reconducción eficaz y más justa de la economía nacional.
Sin embargo, fue en Chile, después de haberse perpetrado el golpe militar
contra el gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende Gossens
que las teorías de Milton Friedman pudieron llevarse ─por fin─ a
cabo a “raja tabla”. La dictadura militar garantizó manu militari, que el grupo de auto discípulos economistas chilenos
de Milton Friedman conocidos como los “Chicago Boys”, tuvieran las manus libres para hacer y deshacer la economía
chilena a destajo.
Sí Michael Jordan, Scottie Pieppen, Dennis
Rodman y Artis Gilmore formaron parte de
los gloriosos Chicago Bulls, el famoso equipo de baloncesto norteamericano de
la década de los noventa del pasado
siglo, los economistas chilenos serviles a la dictadura militar Sergio de
Castro, Jorge Cauas, Pablo Baraona und Roberto Kelly fueron los cuatro “Chicago
Bulls Shit” más destacados en el gobierno militar durante el periodo de 1973 a
1990.
El estrecho vínculo entre los “Chicago Bulls Shit” y la dictadura militar no
fue casual ni fortuito, puesto que estos economistas se identificaban de lleno política
e ideológicamente con la dictadura militar, y, por lo demás, el monetarismo neoliberal
miltoniano estaba en auge en esos años.
Siguiendo las instrucciones de la escuela de Chicago la dictadura militar
realizó cambios o reformas estructurales en la economía nacional que impactaron
fuertemente a la clase trabajadora. Nombro aquí solamente dos: El Plan laboral
de 1979 que afectó y limitó seriamente la capacidad de gestión de los trabajadores con la patronal y el sistema de
pensiones que perdió el carácter de “seguridad social” y se transformó en una
“capitalización individual” administrado y gestionado por empresas privadas,
las llamadas “Administradoras de Fondos de Pensiones” (AFP).
En resumidas cuentas, las políticas monetaristas aplicadas por la dictadura
militar y continuadas por los diferentes gobiernos concertacionistas no
tuvieron el éxito esperado por el señor Friedman, por el contrario, Chile
sufrió a finales de la década de los ochenta dos de las crisis más grande de su
historia, a tal punto que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tuvo que
intervenir en la economía política chilena.
Es decir, que el pueblo chileno, el “conejillo de indias” del laboratorio
neoliberal monetarista, sufrió durante más de cuatro décadas (1973-2019) la
parcialidad de la política monetarista y neoliberal capitalista. Sí bien es
cierto que Chile ha generado grandes riquezas ─para unos pocos─,
también ha producido una gran pobreza en la gran masa anónima. Ahora bien, no
es mi interés ni mi intención descreditar en este ensayo las teoría económicas
de Milton Friedman, sino más bien resaltar las consecuencias negativas que dichas políticas tuvieron y tienen en la
clase trabajadora chilena. Pues en definitiva, no fue el nobel economista quien sangró al pueblo chileno, sino la
dictadura militar y la recalcitrante oligarquía chilena.
Es en este marco político-económico que surgen los primeros brotes de
resistencia popular (la “revolución pingüina”) reflejados en las grandes
manifestaciones en los años 2006, 2007,2010 y 2011 de los estudiantes de
secundaria, llamados “pingüinos” por el uniforme escolar azul marino-blanco.
Así llegamos al 2019, año en que explota el descontento del pueblo chileno y
en Wuhan, China irrumpe con violencia y rapidez el corona virus SARS-CO-V2. Nuevamente
el pueblo chileno se tomó las Alamedas y
las calles de aquel ensangrentado Santiago de los setenta del siglo pasado y no
las abandonó hasta la fecha, a pesar de la presencia del invisible viral enemigo
que también invadió el país de norte a sur.
Cientos de miles de chilenos y chilenas, codo a codo, han expresado diariamente
desde entonces su rabia contenida durante décadas y su hartazgo político-social-económico
ante las políticas monetaristas
neoliberales impulsadas y sostenidas por los diferentes gobiernos
concertacionistas y de derechas. La cólera
histórica del pueblo chileno en los tiempos del corona virus manifestada en la lucha político-social pese a
la represión estatal y la amenaza de la COVID, ha sido el gestor de este gran triunfo del candidato popular de
la alianza política Apruebo Dignidad, Gabriel Boric. Victoria electoral, que
podría tener una repercusión importante en América Latina y el mundo. No me sorprendería
si Chile se convirtiera en la tumba del paradigma económico monetarista
neoliberal.
La participación masiva de la juventud y de las mujeres fue determinante y
decisiva en las recién pasadas elecciones presidenciales. Gabriel Boric con sus
35 años se convertirá el 11 de marzo del 2022 en el Presidente más joven de la
historia de la República de Chile. Es decir, que serán los bisnietos y
tataranietos del Presidente Salvador Allende los que tendrán la posibilidad de
convertir las hermosas Alamedas en los caminos por donde transite el hombre
libre. Pero para lograrlo, Gabriel Boric tiene la titánica tarea de garantizar
que la gestación de la nueva constitución sea un proceso diáfano, directo y sin compromisos politicastros, pues la nueva
carta magna es la condición sin la cual no será posible cambiar el carácter y
la estructura del estado chileno. Además, tiene el deber de crear las
condiciones político-sociales y económicas para que la nación Mapuche y el
pueblo chileno puedan vivir y convivir en bienestar y dignidad.
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