jueves, 29 de julio de 2010

LA CÁNDIDA HEIDI Y LA XENOFOBIA HELVÉTICA O

DE OVEJAS, CABRITOS Y CABROS GRANDES

La historia de la inocente Heidi, la muchachita campesina de la cordillera de los Alpes, saltando despreocupada, junto a su querido amiguito Pedro, el Pastor de cabras, por los parajes verdes y alfombrados de flores de una Suiza encantada, fue mundialmente conocida a través de la serie japonesa homónima a mitad de los setenta.

Efectivamente, la confederación helvética es en primavera un mosaico de colores, valles y montañas, ríos cristalinos y vacas con cencerros pastando tranquilas y despreocupadas en las verdes laderas de del famoso macizo montañoso. En invierno, un manto blanco incólume cubre valles, vaguadas y veredas. En sus casas, los pacíficos y bondadosos habitantes de tan hermosos lugares, como el abuelito de Heidi, calientan sus rudas manos al calor de la chimenea. Todo es perfecto, casi celestial…

Suiza sería el país de las maravillas del cuento televisivo nipón si no fuera porque la cruda realidad no es película de ficción.

La xenofobia no es un fenómeno nuevo, ni mucho menos pasado de moda en algunos países de la Europa occidental. A la vanguardia, racista y neofascista, marchan las huestes españolas, alemanas, francesas, italianas y suizas.

Suiza por su aparente candor y neutralidad no cuadra en este esquema oscuro y retrogrado; y aunque la prensa nacional e internacional han abordado en varias ocasiones el tema, el racismo y la xenofobia continúa expandiéndose a la vista de todos. A pesar de las advertencias y amonestaciones del Comité de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra.

A raíz de los sucesos del 11 de septiembre del 2001 se ha ido licuando un cóctel explosivo, mezcla de racismo, xenofobia e islamofobia a nivel mundial, y en especial en los Estados Unidos y Europa.

Conocido es que a finales del año 2009 el pueblo suizo, en un referendo popular, votó a favor de la Iniciativa Contra Alminares, es decir por la no construcción futura de minaretes en todo el territorio. Solamente una minoría reducida en cuatro cantones votó en contra de la iniciativa.

El resultado del plebiscito fue contundente y por ende alarmante. No solamente la mayoría de los ciudadanos, sino también la mayoría de los cantones de la confederación helvética apoyaron la iniciativa organizada por los ultraconservadores, islamófobos y xenófobos suizos. Únicamente Basilea ciudad, Ginebra, Vaud y Neuchâtel votaron en contra.

De tal manera que al artículo 72, párrafo 3 de la Constitución federal Suiza le ha sido agregada la siguiente frase: “La construcción de alminares está prohibida”.

¡Y en un santiamén nos remontamos nuevamente a la época de Ricardo Corazón de León en pleno siglo XXI!

La intolerancia de ciertos estratos sociales, permeables a las ideologías ultraconservadoras y nacionalistas, frente a las costumbres religiosas y patrones de comportamiento foráneos, diferentes a los conocidos y aceptados, hace del proceso de integración y la convivencia inter cultural una barrera difícil de vencer.

Todo lo que rodea y distingue al Islamismo es rechazado ipso facto por muchos sectores de la sociedad europea. La prohibición de Minaretes en Suiza, junto con la veda de prendas de vestir típicas de la mujer musulmana en Francia y España da muestra de ello.

¿Por qué el repudio y estupefacción social contra el hijab y niqab**? ¿Por qué no sorprende a nadie que los escoceses lleven faldas? ¿Por qué es común y corriente ver a una geisha en kimono? ¿Quién se indigna contra un monje capuchino?

Muchas han sido las campañas, algunas veladas y otras muy directas, contra los extranjeros en los últimos años y especialmente contra la comunidad musulmana en Suiza. En el año 2007 a raíz de las elecciones parlamentarias el partido de coalición ultraconservador (SVP-UDC) para su campaña electoral, en lugar de utilizar las cabritas del amigo de Heidi, recurrió a tres ovejas, blancas y puras como la nieve del Pico Ela, que posando sobre una bandera suiza, le propinaban feroz coz en el trasero a una cuarta oveja, negra como la piel de un africano u oscura como la tez de la mayoría de los extranjeros no nacidos en la Europa Central.

El agitador e instigador de dicha campaña xenófoba fue precisamente Christoph Blocher, Presidente de la Unión Democrática del Centro, también conocida como Partido Popular. ! Una verdadera cabriolada racista!

En el mundo cristiano occidental, el islamismo, como minoría religiosa despierta sentimientos encontrados y provoca inverosímiles comportamientos conductuales en las masas populares, incluso en personalidades conspicuas, letradas y con créditos académicos en todas las ramas de las ciencias humanísticas y naturales.

El tratamiento de los temas religiosos es, por su propia naturaleza divina, enormemente complejo y delicado. Se debe obrar con mucha filigrana y tacto para no lacerar tradiciones culturales. Ante todo se requiere un conocimiento, al menos a grandes rasgos, de la idiosincrasia y de los libros sagrados de las minorías en cuestión. De lo contrario lo que se cosecharán serán tormentas y dificultades. Y cuando la posibilidad del diálogo ecuménico se cierra entonces se abren las puertas al lenguaje de los chafarotes.

En este mundo actual, globalizado y multicultural, se hace cada vez más necesaria una política de respeto, amplia, tolerante e integrativa, no la política de patadas e insultos de cabros grandes como Christoph Blocher en Suiza, Jean- Marie Le Pen en Francia o Josep Anglada i Rius en España (Cataluña).

Roberto Herrera 28.07.2010

*:Minarete o Alminar:Torre de las mezquitas, por lo común elevada y poco gruesa, desde cuya altura convoca el almuédano a los mahometanos en las horas de oración.
**:Hijab:Velo islámico que cubre el cabello. Niqab: Prenda de vestir islámica que cubre todo el cuerpo.

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