Dago Gutiérrez afila la daga política o la importancia de fortalecer el movimiento social Nuevas Ideas
En la medida que la campaña electoral en
El Salvador se aproxima a la recta final en la carrera por la presidencia de la
república en febrero 2019, la lucha político-ideológica que está desarrollando Nuevas
Ideas, vía Dagoberto Gutiérrez, se vuelve cada vez más depurada, transparente, filosófica
y, sobre todo, muy filuda.
La cuadriculación del terreno político es
de suma importancia, sobre todo de cara al electorado con orientación marxista,
progresista y humanista no afiliado al FMLN, que no ha visto con buenos ojos la
candidatura de Nayib Bukele con el partido Gran Alianza por la Unidad Nacional
(GANA) y que, por tal razón, podría votar en blanco o, en el peor de los casos,
abstenerse a participar en las próximas elecciones.
Efectivamente, Bukele debería “hablar más políticamente”,
pero no lo hace, pues al parecer no es necesario, ya que, en El Salvador, como
en la mayoría de los estados con un régimen presidencial, el voto personalizado
tiende a prevalecer más en la mente del electorado no militante, que los
contenidos políticos partidarios. Es decir, se vota más bien por el físico que
por el color de la bandera. Esto quiere
decir, que, en la fórmula general del voto popular, la variable que tiene mayor
peso es la valoración o sobrevaloración que se tenga sobre un candidato,
mientras que la evaluación que se tenga del partido político juega un papel
secundario y en algunos casos, no tiene ninguna importancia. En este sentido, bienvenido sea el hecho de
marcar las distancias entre el movimiento social Nuevas Ideas, en tanto “sujeto
político”, y, Nayib Bukele en su papel de “instrumento político” del
pueblo.
Exigirle a Nayib que haga más “política” y
no “mercadotecnia electoral”, no es pedirle al candidato de GANA más retórica
ni más galimatías ni más “espectáculo mediático electoral”, sino simplemente
que asuma el papel de “sujeto político “en el sentido aristotélico, y que
defina, de una vez por todas, cuál es su pensamiento político estratégico y
cuál es “su programa” para resolver el intríngulis socioeconómico de la
sociedad salvadoreña. Sería exigirle más compromiso político con las mayorías
populares, lo cual significaría, definir sin recovecos, cuáles serían las
medidas a corto, mediano y largo plazo que su hipotético gobierno acometería
para garantizar el equilibrio que debería de existir entre la distribución del
poder del estado y la satisfacción de las necesidades mínimas materiales y subjetivas
del pueblo trabajador en la sociedad salvadoreña.
Nuevas Ideas, en tanto movimiento social,
es un vector resultante, nacido a partir de la suma de varias fuerzas políticas
individuales y/o colectivas e ideológicamente heterogéneas. Nuevas Ideas, como la gran mayoría de
movimientos sociales surgidos en las últimas tres décadas a nivel mundial, nace
como respuesta o reacción frente a la incapacidad política de los partidos
tradicionales de derecha, izquierda y pseudoizquierda de resolver concretamente
los problemas sociales y económicos de los sectores populares.
En la coyuntura política actual todo
parece indicar que una parte importante de la población electoral estaría
dispuesta a buscar nuevos derroteros y nuevos desafíos, lo cual significaría el
fin de la hegemonía bipartidista FMLN-ARENA, entendidos estos partidos políticos
como instrumentos administradores del poder del estado capitalista. El nuevo
gobierno también sería un simple “administrador” del estado, sin el poder
político necesario para llevar a cabo las reformas económicas, políticas y
sociales que la sociedad salvadoreña necesita con tanta urgencia.
Las transformaciones o reformas “democrático-burguesas”
necesarias para garantizar un mínimo de bienestar social en el país, es algo
que ningún gobierno puede lograrlo en el transcurso de una, dos, tres o más legislaciones,
sobre todo tomando en cuenta que el poder fáctico en El Salvador, es decir la
oligarquía –en sus tres versiones: cafetalera,
industrial y financiera–, hará hasta lo imposible para impedir cambios sustanciales
en el statu quo salvadoreño.
A pesar de toda la inseguridad que depara
el futuro y con el riesgo de encontrarnos atrapados en el tiempo como en la
película “El día de la Marmota” (Groundhog Day), pienso que vale la pena
fortalecer el movimiento social Nueva Ideas, que hoy por hoy, se está
perfilando como una alternativa al FMLN real y concreta.
Aunque todavía está por verse qué tan
nuevas son las ideas de Nuevas Ideas, lo importante es que en esta coyuntura electoral
el pueblo tiene la posibilidad de poner fin a una etapa de la lucha de clases
en El Salvador que se ha caracterizado por la enajenación político-ideológica y
la obnubilación de la conciencia de clase para sí de una parte de la izquierda
salvadoreña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario