Conditio sine QAnon
Quiero hacer una aclaración importante antes de entrar en los detalles de
mi primera experiencia con el movimiento “Querdenker”, surgido en
Alemania a raíz de la pandemia del corona virus. El pensamiento divergente,
transversal o lateral siempre ha existido en la sociedad y ciertamente, en todos
los ámbitos y esferas. No voy a nombrar
aquí a personalidades famosas, quienes con su pensamiento “divergente” o “diferente”
al estatus quo han contribuido al desarrollo del arte, la ciencia y la cultura,
pues la lista es copiosa. Dejo constancia de este modo, que estoy consciente, del
carácter positivo, progresista e innovador que puede tener el pensamiento
divergente.
Lo que presencié tiene muy poco que ver o casi nada con el verdadero
pensamiento divergente o transversal. Los “Querdenker” ahí reunidos o los
que se ven en los medios de comunicación brillaron o brillan por la ausencia
total de credibilidad.
Hablar de manifestación sería una hipérbole, en realidad se trató de un
encuentro “familiar”, el cual, además, no estaba autorizado por la
municipalidad. Aunque se había anunciado la participación de alrededor de 10
mil personas, al final fue una centena de legionarios. No está además aclarar,
que el supuesto “Querdenker Management Central” radicado en la ciudad de
Stuttgart (Jardín de las yeguas) había declarado un “cese de acciones” para los
días de navidad. No obstante, los
“cruzados” o “atravesados” se dedicaron esa noche prenavideña a tirar “mierda”
con ventilador, sin importarles que los pocos transeúntes que circulaban por el
lugar pasaban de largo, sin prestarles mayor atención, más bien evitando la
cercanía. No quedó instancia municipal, estatal, federal, continental y mundial
que no resultara embadurnada con las heces lanzadas por los “cruzados” de las
dos eses neonazis. Con este “hostigamiento” quedó demostrado el carácter
anárquico y espontáneo de este fenómeno social.
Contemplando la masa amorfa y anónima coreando sus consignas y gritando a
todo gaznate un abanico de reclamos que iban desde acusar al gobierno federal
de imponer la “dictadura corona” hasta culpar a Bill Gates de financiar el
diseño del corona virus en Wuhan y al mismo tiempo, la fabricación del antídoto
contra la COVID-19, así como la implantación de un microchip en el cerebro vía
vacuna, para tenernos mansos como unos borregos. ¿Quién puede creer esta sarta
de mentiras? Hay que ser muy tarado o ser una res para creer tanta sandez,
pensé.
Me pregunté entonces sí los buscapleitos realmente creían en las tonterías que
estaban gritando o si simplemente se trataba de una provocación. Era un insulto
al sentido común y a la inteligencia acusar al gobierno federal de dictadura. Cuando
es evidente que las políticas anti pandémicas tomadas por el gobierno federal
central y los gobiernos estatales han sido correctas y efectivas, más allá de
los errores cometidos. A todas luces,
ninguno de los que vociferaban con vehemencia la consigna panfletaria de “No
queremos dictadura corona”, no tenía ni la más remota idea del modus
operandi de una verdadera dictadura con todas las de la ley…dictatorial.
Sí Alemania fuera en realidad una dictadura, la demostración no hubiera
sido permitida y todos hubieran sido arrestados expeditos y seguro que a más de
algún “cruzado” se le hubieran atravesado unos peditos de puro susto. Tras una golpiza de dictadura al mejor estilo Pinochet
o Franco hasta el SARS CO V2 lo hubieran metido en un sar(s)cófago.
¿Qué requisitos hay que llenar o tener para sentirse en la acción callejera
un militante “atravesado”? ¿Cuál es el canon de QAnon?
Desconozco el reglamento de acción y pensamiento de los “atravesados”, pero
viéndolos actuar, no cabe la menor duda que se trata de una secta cuasi
religiosa. Pienso, que son tres las conditio sine QA non para entrar ipso
facto a formar parte de la legión de los cruzados del siglo XXI, es decir,
poder actuar y comportarse como todo un “caballero cruzado QAnon”: Primero, tener
los cables cruzados de manera irreparable. Segundo, presentar credenciales que atestigüen
la ausencia plena de materia gris en el neocórtex y, tercero, la garantía del buen
funcionamiento del cerebro reptiliano.
Ahora bien, estimado lector, está dentro de las posibilidades que usted me
tilde de exagerado e injurioso, pero la verdad es que me es extremadamente
difícil, creer que alguien esté convencido que la élite del poder mundial
quiera prolongar su vida, la de ellos, bebiendo en “rituales satánicos “sangre
de niños raptados.
Discúlpenme, pero eso es un insulto a la inteligencia.
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