¿Cuál será el futuro del partido político FMLN?
¿Qué será, será?, cantaba Doris Day
en una película de Hitchcock en la década de los cincuenta del siglo pasado,
cuando yo todavía era un niño e inocentemente correteaba por los solares de la
colonia Ferrocarril en San Salvador, ignorante que en esos pagos pululaba la
pobreza salvadoreña, más cadavérica que las momias de Guanajuato. Hoy, en los
comienzos del siglo XXI no quiero alardear ni presumir de haberme convertido en
“El hombre que sabe mucho” de Alfredo, pero sí, con los conocimientos mínimos y
necesarios para saber que cuando hablamos del futuro nos estamos refiriendo también
al pasado y al presente. La canción, dicho sea de paso, angelical e infantil
como la Day misma, me sigue gustando, pues me recuerda mi niñez salvatrucha y
la lucha de los pobres por la vida.
¿Cuál será el futuro del partido político FMLN?, se preguntan críticamente muchos
ciudadanos a la luz de las próximas elecciones legislativas y municipales en El
Salvador. Algunos, frotándose las manos esperan el sepelio del partido. Otros,
preocupados, pesimistas, escépticos y defraudados apagaron ya la luz y saldaron
cuentas con el partido, y más de uno, eso espero, anhelando el rebote del
frente.
Pienso que no hay que temer a pronosticar lo que pasará con el partido FMLN
en el futuro inmediato ni tampoco es necesario preguntárselo a ningún oráculo, pues seguro que el presagio
no será un tiro que saldrá por la culata, ya que todo indica que el FMLN es hoy
por hoy, otro partido político más en el teatro electoral salvadoreño, con el
agravante de encontrarse en caída libre y
más preocupado en sobrevivir que en dar un Do de pecho protagónico en el
anfiteatro político electorero salvadoreño. Más bien se trata de una plegaria
en La mayor desesperación. A pesar de eso, soy de la opinión que el FMLN
sobrevivirá este terremoto político.
La pregunta: ¿Qué significa ser de izquierdas?, siempre aparece o reaparece
en determinados momentos de la lucha político-social, sobre todo cuando los
ciudadanos perciben que los partidos políticos que supuestamente deberían
defender los intereses de la mayoría civil pierden la brújula político-ideológica.
Independientemente que el origen de “izquierdas “y “derechas” sea tan viejo
como la revolución francesa y que, además, esa definición no tuvo nada que ver
con el pensamiento político-ideológico de las fuerzas que actuaron en esos
momentos históricos en la asamblea legislativa gala, hay que reconocer que la división
entre “izquierdas” y “derechas” simplifica una realidad política compleja y
puede servir de faro orientador.
Según la cosmovisión materialista e histórica conocida como marxismo, las
sociedades modernas y contemporáneas se caracterizan desde el punto de vista
político-económico por la dicotomía: Tener o no tener. Es decir, una parte minoritaria
de la sociedad tiene el poder, cuasi absoluto, y el control de los bienes materiales y del estado,
mientras que la mayoría solamente cuenta con su fuerza de trabajo, ya sea como
esclavo, siervo o trabajador. De tal manera que la línea divisoria del hombre
en sociedad está definida por la contradicción Capital–Trabajo.
Desde esta perspectiva, todas las fuerzas que actúan en un espacio
político-económico concreto se pueden considerar como vectores políticos que
actúan, interactúan y operan en el marco de la lucha política por el poder en
esa sociedad. En tanto vectores, estas fuerzas tienen una magnitud determinada,
una dirección y un sentido.
En términos marxistas, una fuerza política se considera de “izquierdas”
cuando su sentido está dirigido en la dirección del trabajo. Es decir, que la
acumulación de fuerzas en el plano está en función de fortalecer al trabajador,
que es en definitiva el que genera la riqueza o capital.
En el caso concreto del FMLN, pienso que dejó de serlo hace ya mucho
tiempo. Concretamente desde su
reconversión en partido político. Sin
duda alguna, el pensamiento o la cosmovisión que se tenga acerca de todo lo que
el hombre produce y reproduce en sociedad es importante para entender
holísticamente los fenómenos político-económicos y socioculturales que suceden
en el mundo, y seguramente es una gran ayuda. Pero no es una condición sine qua
non para defender los intereses y los derechos de las grandes mayorías.
Ya lo dijo Carlos Marx en la primavera de 1845: “Los filósofos no han hecho
más que interpretar el mundo de diversos modos, pero de lo que se trata es de
transformarlo." (Die Philosophen haben die Welt nur verschieden interpretiert
(cursivas en el original), es kommt drauf an, sie zu verändern).
No se trata, pues, desde la perspectiva de Carlos Marx, de tener simplemente
un pensamiento libertador, emancipador, humanista, revolucionario del hombre en
sociedad, sino de transformar la sociedad. Es decir, crear la condiciones
materiales y subjetivas, pequeñas y grandes, que hagan posible que el hombre
pueda vivir en condiciones de paz y justicia socioeconómica.
Esto quiere decir, en otras palabras, que ser “de izquierdas” no lo define
el pensamiento en sí, sino la puesta en práctica del pensamiento emancipador.
La práctica es siempre la constatación de la teoría y, en este sentido, el
partido político FMLN, desde su fundación dejó de ser, para mí, en la práctica,
un partido de “izquierdas”. El FMLN partido se convirtió en una camioneta del
servicio público urbano y rural en la cual el motorista pone el intermitente a
la izquierda, cuando el giro es hacia la derecha.
Ahora bien, el pensamiento marxista del FMLN guerrillero todavía está
presente de manera latente, adormecida, somnolienta u obnubilada en el partido
político FMLN. Es decir, que sería un error presumir que debido a que el chofer
de la camioneta tenía problemas en confundir la derecha con la izquierda, todos
los pasajeros padecían de la misma “desorientación” política.
Probablemente el FMLN del futuro no será el mismo partido político que
conocemos, pues la biología de la vida se encargará de poner fin al pasado
guerrillero, mientras que el partido político actual tendrá que readecuar el
azimut político.
En cualquier caso, la discriminación desde el punto de vista
político-económico e ideológico entre “izquierdas” y “derechas” será siempre la
misma: De lo que se trata es de transformar la realidad en función del
trabajador y no de sustentar y consolidar el estado político-económico vigente.
Es decir, la combinación dialéctica e inteligente entre lo histórico
necesario (transformación de la sociedad) y lo concreto posible (las reformas
necesarias e indispensables en el marco de las relaciones de producción
existentes). Si el FMLN es consecuente en
el futuro con esta línea política de acumulación de fuerzas en pro del trabajo entonces
será de “izquierdas”, de lo contrario, seguirá siendo un partido de “derechas”
con un pasado guerrillero y revolucionario, así como el PRI mexicano.
De una u otra forma, el futuro del FMLN, es decir las cuatro siglas, está
asegurado. Hay FMLN para rato.
Efectivamente el fmln tendrá que hacer sus cambios estructurales y de pensamiento. La crisis actual lo exige, es necesario una nueva reingeniería para después del próximo 28 de Febrero. Los cambios actuales apenas salvarán al partido del descalabro al que sus antiguos dirigentes lo llevaron. El fmln como partido o instrumento a favor de las grandes mayorías populares debe dar muestras siempre de estar junto ellas. La arrogancia e ignorancia de algunos dirigentes le hicieron mucho daño a El Salvador, ofendieron y confundiendo a mucha gente, de tal manera que hoy gran parte de ellos por despecho o por cualquier otra cosa han decidido votar por un grupo de pequeños burgueses o burgueses que en nada o muy poco los representarán. El 28 de Febrero servirá para que los verdaderos líderes populares, se replanteen e impulsen nuevas formas de lucha, para realizar los cambios que favorezcan a la familia salvadoreña y al país.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con tu análisis.
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