El éxito de Bukele obligará al FMLN al recule estratégico
Atribuirle el mérito absoluto al joven y engominado presidente salvadoreño,
Nayib Bukele, el apabullante triunfo de su partido, Nuevas Ideas (NI) en las
recién pasadas elecciones legislativas y municipales, sería una
exageración. Sin duda alguna, él, o
propiamente hablando, la imagen que de él se proyecta ha jugado un papel
importante. Nayib Bukele y sus asesores profesionales en mercadotecnia han
sabido comercializar de manera inteligente la marca política registrada: Bukele
No obstante, gran parte de esa victoria se debe a los errores garrafales,
tácticos y estratégicos, cometidos, desde mi punto de vista, por sus rivales
políticos más importantes en los últimos años, el FMLN y ARENA, ya sea en
conjunto o por separado. Los fallos del partido ARENA me tienen sin cuidado, y,
por lo tanto, no malgastaré ni tinta ni tiempo en analizarlos. Empero los
cometidos por el FMLN, desde su fundación como partido hasta la fecha, sí
merecen mi atención e interés histórico y político-ideológico.
Sobradas razones he tenido y las sigo teniendo para criticar a la máxima
dirección del FMLN, también conocida como la “cúpula”. Es decir, la estructura
partidaria, encargada de definir el rumbo estratégico político-ideológico del
partido, independientemente de cuál sea la tendencia política que en su momento
se imponga. En la nomenclatura clásica de los partidos marxistas-leninistas del
siglo pasado ese organismo fue conocido como el buró político. Ahora bien, esto
no significa que el FMLN partido sea un ente político marxista-leninista a la
buena usanza de la internacional comunista. Empero, el diseño del organigrama
es una copia fiel de una clásica organización vertical marxista-leninista. ¿Cuál
es entonces la diferencia entre un partido marxista y el FMLN? Pues, lisa y llanamente en el Quehacer
programático, es decir, la agenda política.
Mi crítica hacia la dirigencia o cúpula del partido FMLN no significa
hostilidad o rechazo hacia su militancia, pues estoy consciente que dentro de
las filas de la organización hay muchos hombres y mujeres que se incorporaron a
la lucha siendo muy jóvenes, con el único propósito de hacer de El Salvador un
paisito más justo en todos los sentidos. Gente humilde y trabajadora, en su
gran mayoría campesinos, quienes incluso después de la firma de los acuerdos de
paz y la posterior disolución de sus respectivas organizaciones
político-militares, continuaron creyendo que los objetivos revolucionarios que
dieron origen a la guerra se lograrían a través del voto popular.
El “pecado” original de una parte de la comandancia guerrillera fue haber
comido de la tentadora fruta del árbol prohibido oligárquico. A partir de ahí,
la metamorfosis político-ideológica del FMLN y el tiempo se encargarían de ir
dando forma y contenido al programa político electorero del partido. El FMLN
como expresión endémica centroamericana de la política paliativa
marxista-parlamentaria en Latinoamérica enfocó su accionar político estratégico en la
lucha por la administración del poder del estado capitalista neoliberal.
Una vez tomada la decisión estratégica de participar en la fórmula 1 del proceso democrático
parlamentario avalado por el sistema y después de haber perdido tres elecciones
presidenciales desde los acuerdos de paz, el partido decidió llevar en el año
2009 a un candidato ideológicamente inocuo y no contaminado con el virus de la
guerrilla.
El FMLN ganó las elecciones y logró por primera vez en la historia política
de El Salvador que un partido político de izquierdas administrara los poderes
del estado capitalista. Este periodo presidencial que bien podríamos de catalogarlo
de funesto, puesto que Mauricio Funes Cartagena y su compañera de vida Ana
Mitchell G. Sigüenza, no tuvieron ninguna vergüenza en llenarse los bolsillos
con plata ajena. A partir de allí, la imagen del FMLN fue perdiendo brillo. Pero a pesar de todo, el partido logró ganar
nuevamente las elecciones presidenciales en el año 2014. Pero tampoco Salvador
Sánchez Cerén, el excomandante guerrillero Leonel de las FPL-FM logró revertir
la nube negra de corrupción y nepotismo heredada de Funes. Creo que a partir de
esa experiencia el descontento y desconfianza fue aumentando exponencialmente
hasta transformarse en incredulidad, decepción, frustración y hartazgo político
en la militancia y en la ciudadanía en general. El partido FMLN fue perdiendo aceleradamente fuerza,
sustancia y credibilidad en el pueblo salvadoreño.
No crea el lector que niego la participación en los procesos electorales. Por
el contrario, soy de la opinión que las fuerzas de izquierda están en la
obligación de utilizar todos los espacios políticos constitucionales para
ejercer desde el parlamento o asamblea legislativa la adecuada presión para que
las demandas populares sean escuchadas y cumplidas. No obstante, la
participación en los procesos electorales no debe convertirse en un fin en sí
mismo. Precisamente eso es lo que hizo el FMLN. Este error de carácter estratégico
también ha contribuido a la victoria electoral de Bukele.
El éxito de Bukele obligará al FMLN al recule estratégico sino quiere
desaparecer del mapa político, es decir, como fuerza política representativa. Sí
el partido no vuelve a sus raíces populares no tendrá ninguna chance de reivindicar
su papel histórico.
Por lo demás, pienso que la figura de Bukele como político está demasiado inflada.
A tal punto, que un biógrafo salvatrucho –comenta un periodista en El País–ha elevado
hiperbólicamente la figura de Bukele a dimensiones político-históricas galácticas.
Pienso que Nayib todavía no ha “mamao” mucho, políticamente hablando,
para que se le compare con Mao, o bien, todavía no se sabe que tan fiel es él
con sus ideas como lo fue Fidel. Por
mucho que el biógrafo en cuestión quiera enriquecer la biografía política de
Nayib Bukele con jalea real, creo que el pueblo salvadoreño se dará cuenta más
temprano que tarde que le estaban endulzando el atol shuco.
En todo caso, ahora que Bukele tiene ya el control de los tres poderes
estatales en el país veremos sí es capaz de hacer la revolución social, en frio
o en caliente, en el poco tiempo que le queda.
Yo, mientras tanto, esperaré sentado a que ocurra el milagro…del arcángel ¿Nayib
o Nakir?
Creo que por ahora hay que felicitar a los votantes, a Bukele y su equipo por resultados del 28F. Los partidos adversarios lo hubiesen hecho ya; así también ofrecerle su apoyo en todo lo que favorezca a la población. Es hora de aceptar el veredicto, al cual todos se comprometieron respetar. El soberano habló y es hora de ponerse a trabajar. Si Nayib es un súper hombre o pobre diablo, pronto quedará demostrado, por hoy lo importante es salvar al país del despeñadero al que malos políticos y empresarios lo han llevado.
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